
SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Dicen que no hay coincidencias, que se pueden fabricar accidentes, que las apariencias engañan o que los astros siderales se confabulan para que sucedan unas cosas y no otras. Lo que sí sucedió es que el buque-escuela Cuauhtémoc tuvo un accidente en la Ciudad de Nueva York; un barco de bandera china se incendió con autos eléctricos a ser vendidos en México frente a las costas de la estadounidense Alaska; unos infiltrados en las protestas de los estadounidenses de origen mexicano y migrantes latinoamericanos provocaron incendios, robos y que, con el uso de la bandera de México, el sentimiento antimexicano de muchísimos gringos se potencializara, Dándole la razón a Donald Trump y su gabinete, de que somos problemáticos e inasimilables a la cultura que define lo que para ellos es ser genuinamente americanos.
Vuelvo a recomendar a los lectores el libro de Samuel H. Hungtinton titulado ¿Quiénes somos? para entender el trasfondo ideológico de los nativistas estadounidenses, acerca de los fundamentos de toda una corriente de pensamiento que respecto a los extranjeros y en particular contra mexicanos/hispanos, ha existido desde el siglo XVIII hasta la actualidad entre políticos, líderes religiosos y en buena parte del pueblo estadounidense, más allá de los contemporáneos seguidores del trumpismo.
El pueblo americano, desde el desembarco del Mayflower hasta hoy, ha vivido y vive en un permanente sentimiento de paranoia: ellos en contra de enemigos que amenazan su existencia. Lo fueron los “pieles rojas”, las monarquías europeas, la revolución socialista, el nazismo y comunismo, el islamismo a partir de la revolución del Ayatolá Jomeini y ahora el narcotráfico, calificado como una o muchas organizaciones terroristas/criminales.
El tener un enemigo, con distintas caras pero permanente, ha sido un gran negocio para las empresas y gobiernos estadounidenses: arrebataron tierras a los aborígenes, los mexicanos perdimos más de dos millones de kilómetros cuadrados, los españoles perdieron islas con importancia geoestratégica para el afianzamiento del imperialismo estadounidense, el espectro del comunismo/socialismo/islamismo provocó toda una revolución industrial/armamentista que ha dejado miles de millones de dólares en ganancias, además de que se alimentan los conflictos en Ucrania, Gaza, Mar de China/Océano Pacífico y de la presencia del narcotráfico como un enemigo a combatir al sur de la frontera del Río Bravo.
A pesar de todo lo anterior, y en razón a la objetividad histórica debe ser señalado que en el caso de lo que sucede en México, nuestros gobiernos, nuestra decadente sociedad mexicana y el egoísmo empresarial en la república, son corresponsables de los problemas que los gringos nos endilgan.
Estimados lectores, es como si el vecino de su ordenado hogar -o percibida por usted ordenada casa- tira la basura a la entrada de su cochera, escucha todas las noches pleitos entre los hijos y padres de aquella otra familia y, para colmo, ponen música a todo volumen y no lo dejan dormir. Le aseguro que primero lo soportará, luego pondrá aislantes para ruido en las paredes colindantes y al final, ya irritado, tendrá dos opciones: lo demandará ante las autoridades respectivas o provocará un pleito a puñetazos.
Algo así ha pasado en la relación mexicano-americana, con el agravante de que la hija del vecino latoso está enamorada de uno de los hijos de la casa ordenada, le regala pastelitos a la disque mamá suegra y el padre de familia ve con cierto deseo la minifalda de la muchacha, pero en seguida recuerda la forma en que detesta a su vecino. ¿Qué hacer?, diría el denostado Vladimir I. Lenin.
México, como buen vecino, debe arreglar su propia casa. Hay que reconocer que después de las amenazas de Donaldo, la 4T tuvo que ponerse las pilas para lidiar, en lo que ella pueda, con el desastre que en el tema del narcotráfico es un problema que proviene del siglo XX y se potencializó hoy a lo largo del primer cuarto del siglo XXI. En sentido contrario debe exigirle, de buen modo pero firme, a los Estados Unidos, que no le provoque más problemas a la república y sus habitantes.
Porque el resultado seguro será más pobreza, más criminalidad, más mexicanos queriendo migrar al Norte. Hoy día, 13 de junio, no sabemos si doña Claudette conversará con Donaldo y en qué acabará ese posible encuentro. Ojalá sea en algo positivo para los dos países que la naturaleza nos ha puesto como vecinos geográficos.