Racismo y clasismo…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Para los congresistas del oficialismo, la postura de las oposiciones por criticar la débil postura de México frente a las redadas ordenadas por Washington, es racismo.

Los reclamos de los que fueron echados del poder, aquí sí por decisión -equivocada o no- de los ciudadanos, merecieron que Dolores Padierna los cuestionará por “hacerse eco de las políticas racistas y xenófobas” y por si fuera poco acusó a la derecha mexicana de actuar “como si aún gobernaran desde el basurero de la historia”.

La defensa abierta, el cierre de filas alrededor de la postura presidencial, a la que Ricardo Mejía Berdeja definió por el “temple y categoría diplomática y, en tratándose de competir a quién le salen mejor las flores, el coahuilense que cobró durante cinco años como subsecretario de Seguridad Pública Federal, abonó su maceta: Ha sido (la presidenta) permanentemente enfática en una postura pacífica, responsable y apegada a los derechos humanos.

Es la óptica del oficialismo. Nada nuevo en materia política.

Sin embargo, encasillar a las oposiciones en el vocablo racistas y xenófobos, no califica.

Omitir el clasismo con el que se gobierna desde diciembre de 2018 y se mantiene en junio 12 de 2025, es un despropósito.

Probablemente los utilizadores de los vocablos ignoran la similitud, casi sinónimos, entre racismo y clasismo.

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) que mantiene el monopolio del idioma español, define las dos palabras: 

El racismo es la discriminación de grupos humanos raciales distintos a los grupos predominantes de un país o región.

El clasismo es el prejuicio y discriminación basados en la pertenencia o no a determinadas clases sociales.

¿Quién calificó a los mexicanos de aspiracionistas, fifís, ricos cuyo dios es el dinero y pirruris?

Eso es el clasismo y, si se adereza con el racismo, los gobiernos de la cuatroté los practican a plenitud y, cuando se les pisa el callo, gimen y utilizan las palabras con singular ignorancia.

Es probable que muchos de ellos y ellas, “educadas” por la vida, aunque algunas y algunos posean títulos universitarios que los acreditan como economistas, licenciados y todólogos, hayan participado en la creación de la “nueva escuela mexicana”.

Los congresistas y los empleados del oficialismo no entienden que con su actuar provocan mayor desunión que solamente beneficia a los intereses de los poderosos que terminarán por propinarles una sopa de su mismo atole con el dedo.

La relación con Estados Unidos se encuentra en el peor de los momentos y si en el Congreso se incrementa el intento de desaparecer a las oposiciones mediante descalificaciones, que no se quejen en 2027.

La política es el arte de construir caminos que conlleven al éxito; el Congreso es el espacio del diálogo no de la imposición. La Presidencia de la República es el ente que debe entender que gobierna para todos los habitantes del país y no para un “selecto grupo” etiquetado como “pueblo bueno”.

El pueblo malo se convirtió en una clase social definida por el obradorismo y secundado por el claudismo y si eso no es clasismo, entonces que la ciencia y la lingüística lo expliquen.

¡Ya basta de adjetivos calificativos!

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

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