“El Cuerpazo del Delito”

 

 

Y el Inocente Victimario

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“El Cuerpazo del Delito”, película mexicana de comedia sexual, la cual consta de tres episodios escritos por Raúl Zenteno y dirigidos por René Cardona Jr., Rafael Baledón y Sergio Véjar, respectivamente. La cinta se filmó en 1968, pero su estreno fue el 9 de julio de 1970.

Una característica común en la comedia sexual es parodiar ciertos estereotipos sociales con una mezcla de los llamados pecados capitales, que con independencia de la vigencia o no de la idea de pecado en las sociedades modernas, son siete pasiones muy arraigadas en la psique humana.

LA INSACIABLE

La primera historia está dirigida por René Cardona Jr., con la actuación de Silvia Pinal (Magda Bustamante/Enriqueta Prado), Enrique Rambal (Indalecio Prado), Tito Junco (El esposo), Polo Ortín (Encuestador del Censo), Eduardo Alcaraz (Dr. Jiménez), Alejandro Suárez (Carnicero) y José Loza (El Sacerdote).

El conformista Indalecio y Enriqueta, su amargada y embarazada esposa, acaban de mudarse a un departamento junto con sus ocho pequeños hijos; un día, él descubre desde la ventana del baño que Magda, su bella vecina, aprovecha las ausencias de su marido para recibir en su casa a muchos hombres a quienes los hace desnudarse.

En la psique de Indalecio ronda la idea de que su vecina Magda es una ninfómana, y él trata por todos los medios de entablar conversación con ella para así tener una aventura extramarital.

Él comienza a despertar una pasión de lujuria y obsesión hacia su vecina, hasta que finalmente logra estar en casa de Magda; Indalecio aprovecha la ocasión para también quitarse la ropa, pero, sin quererlo y por culpa de un malentendido, terminará sufriendo la mayor vergüenza de su vida.

La lujuria, en contraposición con las conductas sexuales consideradas normales o aceptadas socialmente, es la exacerbación, desorden o falta de control de los deseos sexuales que se manifiesta en lo que podría calificarse como conducta sexual patológica. Cabe distinguir la lujuria de la hipersexualidad, la cual es el aumento repentino o la frecuencia extrema en la libido o en la actividad sexual.

LA REBELDE

Este segundo episodio fue dirigido por Rafael Baledón; la protagonizan Mauricio Garcés (Dandy), Angélica María (Angélica), José Gálvez (P.G.), Óscar Chávez (Dedos), Roberto Gómez Bolaños (Goliat) y Ramón Valdés (Gordo).

Angélica es una joven que aún no ha podido tener novio porque su excéntrico padre, el viudo millonario P.G., quiere casarla con un millonario texano e inventa toda clase de bromas pesadas para ahuyentar a sus posibles pretendientes; ella es secuestrada por una inexperta banda liderada por “el Dandy”, pero su padre cree que es una broma de su hija y sus amigos.

Ella, a pesar de ser una joven veinteañera, se siente frustrada por no tener novio, pues todos los posibles pretendientes le rehúyen al conocer lo pesado y bromista que es el chavo ruco su padre, quien tiene una inestabilidad emocional desde el fallecimiento de su esposa.

“El Dandy” y su banda integrada por “el Dedos”, “el Goliat”, “el Gordo” y por “el Pípila” originalmente pretendían un rescate de cien mil pesos, pero ella los convence de que pidan un millón; el propio “P.G.” piensa que son unos poquiteros porque él está dispuesto a dar dos millones.

“El P.G.” demuestra una condición de soberbia frente, pues tiene un sentimiento de superioridad de sí mismo con respecto a los demás.

En ocasiones, se compara a la soberbia con el orgullo, pero este último es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que la soberbia se concreta con el deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la vanidad.

LA SEDUCTORA

El tercer episodio es dirigido por Sergio Véjar, y cuenta con la actuación de Elsa Aguirre (Chuchette), Fernando Luján (Enrique), Roberto Cañedo (Tío de Enrique), Gregorio Casal (Tarzán) y Alejandra Meyer (Lila).

María de Jesús, conocida como “Chuchette”, es una sexy estafadora y amante del tosco “Tarzán”; cuando ella va a un supermercado, conoce a Enrique, el tímido y atolondrado encargado del local y descubre que su tío es un hombre muy rico.

El personaje de Chuchette no se limita a ser una simple seductora por placer o diversión, sino que su atractivo físico lo usa para hacerse de recursos económicos, así que seduce al joven Enrique y lo convence de apostar en juegos de envite y azar hasta que ella consigue reunir una cantidad suficiente para huir del país en avión.

La avaricia es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal.

La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas, mientras que la tacañería es la condición de una persona poco dispuesta a gastar dinero, e incluso renuncia a tener comodidades básicas.

En cada una de las tres historias, el personaje central es una mujer; en el caso de la vecina Magda es cosificada por Indalecio al pensar que ella es una desenfrenada ninfómana, aunque en realidad es una fervorosa creyente; Angélica es involuntariamente cosificada por su propio padre, quien pretende casarla con un petrolero texano en vez de dejar que sea ella quien determine su propio destino; y, Chuchette también es cosificada por los hombres como un objeto sexual, aunque ella misma acepta y aprovecha esa condición para acumular riqueza.

El teatro de la Antigua Grecia en su género satírico contenía sexo de mentira; la comedia antigua más conocida motivada por el juego sexual es la Lisístrata, de Aristófanes (411 a. C.), en la que el personaje de la obra persuade a las mujeres de Grecia para que se nieguen a tener relaciones sexuales como una forma de protesta contra la guerra del Peloponeso.

Las películas del subgénero de comedia sexual de la industria cinematográfica mexicana alcanzaron su apogeo en las décadas de 1970 y 1980; aunque las películas tenían tramas sexualmente sugerentes y utilizaban numerosas insinuaciones cómicas y dobles sentidos, no eran abiertamente explícitas y nunca se consideraron pornográficas.

Además, no era raro que los personajes masculinos en estas películas fracasaran cómicamente en sus intentos de conquistar o tener relaciones sexuales con los personajes femeninos; la trama era deliberadamente exagerada y parecida a una pantomima, con el objetivo de generar risa más que excitación.

Pero ¿habrá algún amable lector que recuerde esta cinta?

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