
*De Hamlet y Dinamarca a México y
el Gobierno de la 4T
*Sheinbaum se Asume Lideresa de
su Partido Político
*Federalismo y Autonomía Municipal,
Ausentes en la Agenda
*En Democracia es Legítimo Decir no
Estoy de Acuerdo
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Seguramente son miles de artículos los que se han escrito alrededor del mundo aludiendo a la frase que dice Marcelo en la tragedia de Hamlet “algo huele a podrido en el Estado de Dinamarca”. Se trata de hacer ver que la descomposición del gobierno es una realidad y que la clase política es corrupta, deshonesta y aunque intente esconder los cadáveres, el olor queda e infesta el ambiente.
México hoy respira ese hedor a putrefacción derivado del mediocre gobierno que vivimos. La narración de que vamos bien, de que somos uno de los países más democráticos del mundo y de que se construye un segundo piso a imagen y semejanza del anterior es poco alentadora y bastante aterradora. Llevamos poco más de seis años viendo cómo desde las conferencias mañaneras se despliegan cortinas de humo a fin de marcar, por un lado, la agenda del día y, por el otro, esconder al menos el diagnóstico acerca de cuatro rubros esenciales: la inseguridad galopante; la crisis económica debido al nulo crecimiento; la lentitud en la marcha de la Administración pública y, la sombra de la nauyaca en materia de democracia.
Por supuesto que hay más problemas que son del interés de la sociedad, pero me detendré es los cuatro arriba mencionados. Es cierto que el asunto de la inseguridad pública si es parte de la agenda abierta de la presidenta Sheinbaum, pero no creo que sea por el gusto de ella que se hable con tanta frecuencia en sus conferencias mañaneras acerca del tema; es que no tiene de otra, sobre todo debido a la descarada presión del gobierno norteamericano. El crimen organizado en México está inmerso, además del trasiego de drogas, personas y huachicoleo en algunos gobiernos estatales y municipales. Lo que significa que su fuerza y poder son reales y por lo mismo desafían cínicamente al gobierno federal y al mismo tiempo son un peligro en la estabilidad de la política nacional. El Secretariado Ejecutivo de Seguridad Nacional reportó que en lo que va del año, mueren asesinadas un promedio de 75 personas cada día. Las encuestas del INEGI revelan que la sensación de inseguridad crece en México y las organizaciones de la sociedad civil de padres y madres buscadores de desaparecidos han manifestado su incomodidad ante las respuestas tan lacónicas de las autoridades. No regateo el trabajo del secretario de Seguridad, García Harfuch, pues queda clara su voluntad de combatir al crimen organizado, pero son resultados hasta el momento difíciles de evaluar, ya que no existen indicadores de comparación entre lo que el gobierno destruye de fentanilo y la cantidad que produce el crimen organizado.
Ante tal situación, Sheinbaum Pardo logra y puede esconder los otros tres rubros, sobre todo debido a que los resultados obtenidos en el desempeño de su gestión hasta el momento dejan mucho que desear. La economía está en la antesala de la desaceleración y los datos más alentadores sostienen que nuestro país crecerá este año, en el mejor de los casos, en 0.05. La inflación podría alcanzar los seis puntos y aunque la inversión extranjera directa si aumenta precariamente, persiste la desconfianza, ya que el poder judicial carecerá de autonomía. Además, la robótica y la inteligencia artificial seguirán creciendo y, por lo mismo, el empleo y los salarios no mejorarán. La presidenta heredó de su mentor una deuda externa muy superior a la alcanzada por Enrique Peña Nieto. Léase, AMLO recibió de su antecesor la cantidad de diez billones de pesos y la entregó 17 y medio billones. Por si fuera poco, la producción de crudo de Pemex tuvo una caída del 11.2 por ciento durante el primer cuatrimestre de 2025. De hecho, la producción quedó por debajo de la meta de un millón 800 mil barriles diarios, pues únicamente promedió un millón 362 mil barriles diarios de enero a abril. Las remesas disminuyeron en un 12% en el mes de abril, queda claro que no todo es culpar a Trump, muchos de los problemas económicos son debido a las pifias de López Obrador y las erráticas decisiones que ha tomado Claudia Sheinbaum.
La Administración pública mexicana es hoy la alegoría de una vaca echada al pasto y rumiando sus alimentos. Imperturbable, comodina, pesada, grotesca e inconmovible. Las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública no realinearon el andamiaje burocrático, la creación de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno parece una buena ocurrencia, pero no hay una propuesta concreta de Reforma Administrativa que nos proponga un gobierno abierto. Peor aún, en la práctica, la transparencia y la rendición de cuentas tiende a la opacidad. Tampoco el fortalecimiento del federalismo y otorgamiento de mayor autonomía de gestión a los municipios está en la agenda de la actual gestión. Los trabajadores al servicio del Estado se notan desmotivados y la profesionalización del servicio público ya está olvidada. La responsabilidad gubernamental de ofrecer bienes y servicios socialmente necesarios de manera eficiente, eficaz, oportuna y con buen trato se desdibuja ante la falta de resultados. Alguien me podrá decir que el primer año de un gobierno es de aprendizaje, lo cual es cierto de alguna manera. Pero no olvidemos que la mitad del gabinete de Claudia Sheinbaum ya estuvo en el sexenio anterior. En materia de políticas públicas se observa que están reducidas a aspectos asistenciales, ajenas al impulso de la productividad y a la mejora de la autoestima social. Por ende, pareciera que lo importante es el botín y no servir.
Finalmente, el tema de que somos una de las naciones más democráticas del mundo sufrió un terrible revés el primer domingo de junio. En términos cuantitativos la expectativa del oficialismo era abarrotar las urnas y legitimar cualitativamente el fin de la división de poderes. La élite morenista sabe que es vital desdibujar al poder judicial y minimizar su autonomía. Le queda claro que la teoría de los contrapesos es contraria su proyecto piramidal de régimen autocrático. De ahí que la estrategia que más le ha funcionado es abanderar las causas sociales, hacerlas propias y luego erosionarlas, tergiversarlas y corromperlas. Quieren que la sociedad confunda democracia con procesos electorales, desorientarnos en materia de transparencia y reducirla al conformismo de las conferencias mañaneras. Dicen que no mienten, no roban y no traicionan, por eso engañan, se enriquecen ilícitamente y abandonan sus principios por un plato de lentejas y luego se auto victimizan. No en balde imprimieron acordeones con los nombres de sus candidatos. Lo cual está prohibido. por la ley. Pero eso no les importa, para ellos ganar a cualquier precio es lo fundamental.
La presidenta dice gobernar para toda la población, pero ante su fracaso electoral ya se asumió como militante de Morena. Arremedó con voz de niña caprichosa los comunicados del PAN y del PRI, explicó los resultados electorales en Durango y Veracruz, como si fuese la presidenta de Morena y arengó triunfos pírricos. En pocas palabras, Claudia Sheinbaum enlodó la investidura presidencial y se desenmascaró como presidenta de algunos mexicanos, pero no de todos. Dijo que su gobierno no es autoritario porque no reprimió la manifestación que se realizó ese domingo en contra del proceso electoral. Sólo eso nos faltaba. Vendernos la idea de que con su sabia y prudente benevolencia no reprimió esa marcha. De todos es sabido que Morena permitirá una y otra vez que sindicatos y organizaciones sociales tomen y asfixien la ciudad, pues tienen el trauma del 68 y de ahí que les encanta vanagloriarse de lo que no harán. Su comportamiento de líder estudiantil maniqueísta fue grotesco cuando asumió que la izquierda votaría en favor de los juzgadores y que la derecha se abstendría. No parece saber o no quiere entender que en la democracia es legitimo decir “no estoy de acuerdo”. Es, en otras palabras, la libertad del voto potestativo que tenemos los mexicanos, aunque no le guste. Tal vez de ahí ya empezó a barajar, a través del partido Verde, que el voto sea obligatorio en México.
Seleccioné cuatro temas de la agenda nacional que son relevantes en la composición del desarrollo nacional. Son elementos que determinan, en buena medida, la calidad de vida de la población y de la democracia. Empero, es claro que la seguridad pública, la economía, la Administración pública y la democracia ya son en México cadáveres putrefactos y de ahí concluyo que algo está podrido en México.