“Vamos a Matar Mexicanos” Frase de  Exmilitares Extranjeros hoy Narcos

Los Dados de Dios

 

NIDIA MARIN

Y ahora resulta que los desechos de las milicias de países latinoamericanos son arropados en México por… los narcotraficantes.

Ciertamente no es novedad alguna, aunque hace años (¿o todavía?) serían los uniformados mexicanos, tanto del Ejército como en su momento de la Policía Federal, los que nutrieron las filas de Cárteles como Los Zetas, 

Hoy, se tiene la certeza de que varios países surten con delincuentes uniformados a los diversos carteles que hay en la República Mexicana y conforman grupos de choque especializados, sobre todo en contra de las fuerzas mexicanas en su contra, tanto de la policía, el ejército y la marina.

Y si bien desde el siglo XX muchos desertores del ejercito mexicano nutrieron las filas de los carteles del antepasado (Los Zetas, Del Milenio, La -antigua- Familia Michoacana, los Beltrán Leyva, Los Negros, La Mano con Ojos, Carteles de Guadalajara y de Colima e Independiente de Acapulco, entre otros) en el XXI son los tránsfugas de las fuerzas armadas latinoamericanas los que llegan a México para formar parte de los grupos delincuenciales.

Como escribiera Mauricio Manuel Nava Hernández, en la revista El Colegio de San Luís, en su trabajo “Las fuerzas armadas y el crimen organizado en la democracia mexicana”:

“Ciertamente desde hace años desertores de los ejércitos, guatemalteco (kaibiles), colombianos, venezolanos, hondureños, salvadoreños, así como ex guerrilleros de varios países latinoamericanos se incorporaron a las filas de los cárteles mexicanos de las drogas, muchos de los cuales han sido abatidos por las fuerzas armadas y los agentes de seguridad de nuestro país”.

Explica: 

“Así pues, en un principio únicamente una pequeña parte de las instituciones de seguridad estaban corrompidas por el narcotráfico –principalmente policías federales– para asegurar el tráfico de las drogas por el país; sin embargo, a medida que el fenómeno fue evolucionando y adquiriendo nuevas necesidades, la corrupción comenzó a permear a los cuerpos policiacos en general y a las instituciones encargadas de la impartición de justicia, lo que las corrompió y les aseguró a los grupos delictivos impunidad en sus actos”.

Además…

“La expansión del narcotráfico condujo a la intromisión de los militares en nuevos ámbitos trascendentales para la democracia, en un momento en el que se creía que la consolidación democrática en México se podía lograr. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario a la consolidación democrática anhelada, ya que el narcotráfico y el deterioro institucional han imposibilitado el pleno ejercicio de las libertades básicas en una democracia, como la libertad de expresión y de libre acceso a la información, a lo que se puede sumar la ineficiencia del sistema de impartición de justicia y la consecuente impunidad de los actos criminales que debilitan el estado de derecho”.

LAS BATALLAS

ACTUALES

Actualmente, tanto las fuerzas armadas mexicanas como las de seguridad que encabeza Omar García Harfuch están dando la batalla en contra de los narcos, sean mexicanos o extranjeros y prueba de ello son los hechos recientemente ocurridos en Huizontla, Michoacán (municipio de Chinicuila, en plena Tierra Caliente), un poblado náhuatl donde se llevó a cabo un operativo contra el Cártel Jalisco Nueva Generación, sitio en el cual también fueron abatidos y detenidos varios exmilitares colombianos, además de que hirieron a tres elementos de la Marina.

Ya no hay brazos cruzados y abandono de la ley. Sin embargo, aún falta mucho, ya que como advirtiera Human Rigth Watch sobre la situación de los Derechos Humanos en México:

“La violencia extrema, incluyendo homicidios y desapariciones, sigue siendo un problema central en México. Se observa una alta tasa de impunidad, con una gran cantidad de delitos, incluyendo homicidios, que no son investigados o no resultan en condenas. El crimen organizado juega un papel importante en la violencia, y muchos homicidios están relacionados con esta actividad”.

Además:

“Las fiscalías no investigan de manera eficaz la mayoría de los delitos, incluyendo homicidios, desapariciones y abusos por parte de agentes del Estado. 

“El sistema de justicia penal presenta graves deficiencias, incluyendo la falta de recursos, personal capacitado y la falta de colaboración entre autoridades federales y estatales. 

“La militarización de la seguridad pública, la politización de la justicia y el debilitamiento de las garantías del debido proceso no ayudan a reducir la violencia criminal”. 

También precisa:

La presidenta Claudia Sheinbaum debe priorizar la protección de los derechos humanos y abordar la crisis de violencia e impunidad. 

Es necesario fortalecer el sistema de justicia penal, mejorando la investigación de delitos, combatiendo la corrupción y garantizando el acceso a la justicia para las víctimas. 

Se debe garantizar la transparencia y rendición de cuentas de las autoridades estatales y federales en la investigación de delitos y violaciones de derechos humanos. 

Es importante fortalecer la protección de los derechos de las personas desaparecidas y facilitar la búsqueda y repatriación de los restos humanos. 

Se debe evitar la militarización de la seguridad pública y fortalecer las garantías del debido proceso”.

Y mientras va una parte de la canción “Corazón de Perico”, que cantan “Los Razos”:

Vivo entre los malandrines, diario poniéndole al polvo, / Para que no me platiquen, yo he conocido de todo, / Nací, crecí en este bisne, asi es mi vida y ni modo,

“Ante una tumba muy triste, de niño hice un juramento, / Logré vengar a mi padre, de lo que no me arrepiento, / Desde entonces me la paso, con el polvo mato el tiempo,

“Yo solo quiero pedirles, que si el corazón me falla, / Pónganme uno de perico, pero píntenme una raya, / Por mis venas un popote para que se alegre mi alma”.

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