
*Fatídicas o Parcas, Tienen la Misma
Misión Impulsar el Estado Autocrático
*En la Elección Judicial, Todo Apunta
a la Alteración en el Conteo de Votos
*El Silencio no Equivale a el que Calla
Otorga; no es Afirmación Kantiana
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Las tres Moiras eran, en la mitología griega, tres hermanas que personificaban el destino de los seres humanos. Sus nombres son Cloto, Láquesis y Átropos. La primera hilaba finamente el hilo de la vida de cada persona hasta su fallecimiento, la segunda medía la longitud del hilo con el fin de determinar la duración de la vida de nosotros los mortales y la tercera es quien cortaba el hilo y así marcaba el momento de la muerte. Dichos personajes fueron llamadas las Parcas en la mitología romana. De ahí que en el español moderno a la muerte también la llamamos con ese nombre. Son tres personajes complejos que nos recuerdan el inevitable destino de que la vida es finita.
La atracción por las Moiras se ha manifestado en las bellas artes de prácticamente todas las épocas. Consecuentemente, no en balde Shakespeare las retoma y las utiliza en La tragedia de Macbeth bajo el nombre las hermanas Fatídicas. Se trata de tres brujas que recitan injurias tales como Fair is foul and foul is fair (lo honesto es trampa y la trampa es honesta). Léase, representan el destino inexorable, la oscuridad y el caos, sobre todo, el despertar de la ambición por el poder mediante tácticas y estrategias inescrupulosas.
Traigo el tema debido a que algunos de mis amables lectores me preguntaron a qué o a quién me referí al escribir acerca de las Moiras en mi artículo anterior. La respuesta es que yo sólo pienso votar el próximo uno de junio en la boleta de los ministros de la corte. Las demás papeletas las pienso anular. Sufragaré por cinco nombres de mujeres que no sean las tres señoras que ya ejercen su cargo debido a la imposición del mentor de la presidenta. Aquí lo importante es no votar por abogadas cuyo nombre tenga a un costado un recuadro que diga PE (propuesta por el Ejecutivo) o PL (propuesta del poder legislativo). Se trata de encontrar nombres cuyo recuadro sea el de EF (estaban en funciones antes de la absurda y espuria reforma morenista). Lo importante, desde mi punto de vista, es evitar en lo posible que esas representantes de lo aciago y cuyos nombres no quiero recordar, asuman el poder.
Todo indica que será una elección adulterada. Es cierto, no tengo pruebas, pero sospecho que sabremos del relleno de urnas, de triunfos arrolladores, de “filas copiosas” y de una “jornada pacífica y ejemplar”. En otras palabras, mucho me temo que viviremos el entierro de la democracia y veremos resurgir a un muerto viviente, siniestro y dictatorial. Léase, el parto del Estado totalitario que se niega a escuchar cualquier crítica, que odia las libertades democráticas, pues las considera burguesas, que aspira a marginar a los partidos políticos, dada su intolerancia a dialogar, aunque eso se debe en gran parte a su incompetencia para argumentar. Ese día de junio veremos al aparato del Estado desplegarse a fin de acallar a quienes señalamos que esa “reforma constitucional” es contraria a la democracia. También tristemente seremos testigos de ver cómo desde el púlpito de las conferencias mañaneras se tratará con desdén al abstencionismo. Cuando un presidente se marea de poder tiende a concluir e interpretar al voto nulo como una afirmación de que la sociedad está satisfecha con su gobierno y el partido en el poder. En su simplismo repiten frases tales como “el que calla otorga” como si fuera una afirmación categórica kantiana. Olvidan que muchas veces guardar silencio es una manifestación de rebeldía y que a esa gente no se le puede quitar la palabra.
He recibido en mi teléfono celular una inmensa cantidad de invitaciones a no votar, me argumentan que no me preste al retorcido juego de Morena y no dejan de tener razones de peso. Pero a ese partido no le importan las manifestaciones aisladas y desorganizadas de la sociedad. Sus líderes saben que se impondrá la mayoría guinda y que con el mayoriteo en el Congreso de la Unión nos impondrán al gobierno autocrático.
La democracia requiere división de poderes y autonomía en cada uno de ellos. Se trata de evitar la concentración del poder en una sola persona, pues de ser el caso se corre el riego del abuso de poder. El propósito de dividir las funciones de un gobierno es el equilibrio político y la procuración justicia. De ahí que entiendo la molestia de muchas amistades y su decisión de no acudir a las urnas.
Pero no me rindo. Acudiré a votar en la papeleta de ministros y tendré cuidado de evitar los nombres de la triada de abogadas que sólo me generan desconfianza. Sé al igual que Cyrano de Bergerac que la lucha es inútil, por eso es más bella. De ahí que seguiré en la trinchera de Misión Política hasta que las Moiras corten el último hilo de vida de la democracia en México.