
*La Desinversión Noruega, un Avance
de lo que Harán los Inversores
*Culpar al Pasado, Negar el Fracaso y
Defender el Sexenio, Otro Error
*Números de las Calificadoras Revelan
la Pérdida de Capacidad de Pago
*En 2028 Pemex Generaba Seguridad;
Desde 2019, la Caída Crediticia
*La Deuda Soberana de México Está en
Riego por Impagos de la Patrolera
JOEL ARMENDÁRIZ
El retiro de la inversión del Fondo Global de Pensiones del Gobierno de Noruega, de Pemex por un valor de 40 millones de dólares, es la punta del Iceberg que podría obligar a la petrolera a declararse en quiebra real, no técnica que ya lo está, corto tiempo. Y se aventura que diversos inversionistas podrían seguir el ejemplo del FGP a causa de insuficientes garantías.
Los expertos en finanzas aventuran que dos elementos juegan abiertamente en la crisis de la que fue empresa orgullo de México por cinco décadas: 1.- El retraso en la exploración que frena la extracción del crudo y, 2.- El baile de precios a que está sometido permanentemente el petróleo.
Otros suman el elevado costo de extracción, por el excesivo número de trabajadores y una red de corrupción atribuida en primer término a los líderes sindicales, nacional y seccionales y, enseguida, a la propia dirección de la empresa en donde se ha enraizado desde hace lustros y en la presuntamente participan los directivos y los proveedores.
En los últimos 45 años solamente cuatro personajes con poder, político, económico y sindical, fueron acusados, procesados y sentenciados.
El primero, Jorge Díaz Serano, ya exdirector de Pemex, quien fue acusado de adquirir dos buque-tanque para transportar gas a sobre precio cuyo daño patrimonial para la empresa rebasó los 5 millones de pesos. El segundo, Joaquín Galicia “La Quina”, a 31 días de haber tomado posesión Carlos Salinas de Gortari, fue aprehendido en Tampico, la guarida de toda su vida. Junto con él, cayó el secretario general del Sindicato, Salvador Barragán Camacho y otros dirigentes; 30 años después, Emilio Lozoya fue denunciado y aprehendido por la Interpol en Málaga, España, acusado de corrupción, lavado de dinero, tráfico de influencias y crimen organizado.
El penúltimo dirigente sindical, Carlos Romero Deschamps, quien estuvo al frente de los trabajadores por 26 años y 4 meses, fue obligado a renunciar en 2019 bajo la amenaza de denunciarlo y encarcelarlo.
Son los “notables”.
Hay, sin embargo, infinidad de personajes, más locales que federales, que forman y forman la red de corrupción que, aunque oficialmente se ha combatido, prevalece entre directores, subdirectores y otros empleados de alto rango en la petrolera con proveedores y dirigentes sindicales.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López, las denuncias por corrupción se incrementaron, el huachicol debilitó las finanzas de Pemex y frenó el sueño de que México fuera autosuficiente en hidrocarburos.
El proyecto de la Refinería Olmeca triplicó sus costos de construcción y equipamiento. A siete años del inicio del inicio de la obra, es momento en que no alcanza la meta programada de refinar 340 mil barriles de crudo cada día.
Paralelamente a la edificación de la Olmeca, se informó la “rehabilitación” de las 6 refinerías en operación ubicadas en otras tantas entidades, en Guanajuato la de Salamanca «Ingeniero Antonio M. Amor: en Veracruz la de Minatitlán «General Lázaro Cárdenas»; en Tamaulipas, en Ciudad Madero la llamada «Francisco I. Madero»; en Nuevo León, en Cadereyta la «Ingeniero Héctor R. Lara Sosa»; en Oaxaca, en Salina Cruz la «Ingeniero Antonio Dovalí Jaime» y en Hidalgo: la de Tula «Miguel Hidalgo». En 2022, Pemex, con dinero fiscal, adquirió las acciones de Deer Park, de la que poseía el 49 por ciento del valor y liquidó 600 millones de dólares.
Con rehabilitación y la comprada en Texas, no se alcanzó la autosuficiencia en hidrocarburos. De acuerdo con datos oficiales, modernizar las 6 refinerías representó un costo de 62 mil millones de pesos, casi tres veces más de el gasto en la Olmeca y cinco más del valor pagado por Deer Park.
LA CFISIS ESTALLÓ EN LA
4TA. TRANSFORMACIÓN
Durante décadas, Pemex aportó a la economía nacional miles de millones de dólares. En el gobierno de Miguel de la Madrid arrancó la despetrolización presupuestaria que, con su antecesor, José López Portillo alcanzó su máximo nivel al con el Ixtoc, que se incendió y generó contaminación que aún se halla en el Atlántico y la fortuna lo llevó a descubrir Cantarel, el yacimiento que después de 40 años arroja algunos barriles de crudo.
A pesar del exceso de petróleo localizado y su extracción, en el mandato de López Portillo se generó un dilema inimaginable: el gobierno no tenía dinero y el titular de Hacienda, Jesús Silva Herzog lo definió como un “problema de caja” lo que orillo en su último año, empeñar la factura petrolera.
En esos tiempos y con Díaz Serrano al frente de Pemex, el crudo mexicano se vendía en el mercado spot en donde se negociaban mejores precios a los fijados por la OPEP, organismo al que nunca quiso ingresar México. Hasta hoy, solamente es observador.
Con el paso de los años, la petrolera se debilitó y con el regreso del PRI a la Presidencia de la República, se tomó la decisión de convertir a las empresas del Estado en Empresas Productivas. Pemex y la CFE abrieron sus puertas a la inversión extranjera a través de las conocidas licitaciones como “Rondas”, que permitieron la llegada de empresas italianas, inglesas y estadounidenses.
La aportación de los nuevos socios de Pemex llegó a suministrar el 35% del crudo extraído. Las Rondas entregaron campos en proceso de agotamiento y, sin embargo, se logró la extracción. La operación completamente exitosa fue la realizada en el Atlántico, muy cercana a la conocida “Dona”, un yacimiento marino a profundidades y que México no explotó por falta de tecnología, mientras Estados Unido insertaba el popote y extrae desde hace años, lo que considera su “parte”. Cuba, el otro país con derecho a la extracción jamás ha intentado siquiera ubicar la zona que le pertenece.
Al cierre de 2018, Pemex extraía un millón 800 mil barriles, lejanos los números de 3.3 millones entre 1982 y 19991 y, de acuerdo con datos oficiales, en 2019 la cifra se elevó a un millón 850 mil barriles.
Desde entonces, el declive sigue y en la actualidad la producción es apenas de un millón 533 mil barriles.
El expresidente Andrés Manuel López reiteró que México será autosuficiente en gasolinas y diésel. Con base en sus proyecciones: La Refinería Dos Bocas podría generar 340 mil barriles diarios, de los cuales 260 mil sería combustible. Un millón 200 mil vendrán de las seis refinerías que están en rehabilitación. El resto llegaría de la refinería Deer Park.
Presumiblemente con la rehabilitación de las 6 refinerías, su producción pasó de 35 a 65 por ciento y la meta es llegar a 80. Sin embargo, las cifras no cuadran cuando los informes de Pemex revelan producción total ligeramente arriba del 1.5 millones de barriles.
LA PREOCUPANTE
CRISI FINANCIERA
Petróleos Mexicanos es la petrolera más endeudada del mundo. Hay diversas cifras y las más coincidentes son las de las influyentes calificadoras globales que la estiman en 107 mil millones de dólares. La empresa admite 97 mil, con lo cual la habría reducido en casi 10 mil millones.
El triunfalismo gubernamental lo llevó a cancelar contratos con los privados, bajo el argumento de que se aceptaba que todas ganaran lo suficiente, pero se rechazaba el “robo por el influyentismo” existente.
De acuerdo con un extenso análisis del Instituyo Mexicano para la Competencia, estima que el Gobierno federal ha apoyado a Pemex con un total de 1.73 billones de pesos desde 2019: 1.23 billones por apoyos directos –aportaciones de capital, estímulos fiscales y otras ayudas– que se contabilizan en sus estados financieros y 500 mmdp por recursos que, al cierre de 2023, la propia petrolera calcula que ha dejado de pagar al Estado como consecuencia de la reducción progresiva de la tasa del derecho por la utilidad compartida (DUC): pasó de 65% en 2019 a 40% en 2022 (para 2024 se redujo a 30%).
En 2024, las calificadoras “basura” los bonos de Pemex al rebasar su capacidad de pago y sus activos no garantizan la devolución del dinero invertido por empresas y personas de diversas nacionalidades.
En 2018 Moody’s de México afirmó las calificaciones en escala nacional y global de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Aa3.mx/Baa3, y cambió la perspectiva a estable, tras la acción similar que tomó la víspera sobre la nota del gobierno de México.
La agencia evaluadora refirió que la acción respecto de la calificación de emisor del gobierno de México refleja una disminución de los riesgos para el crecimiento por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), gracias a que los miembros del tratado han mantenido un compromiso sólido, a pesar del arduo proceso de negociación.
En ese mismo año, la agencia calificadora Standard and Poor’s (S&P), posterior a su revisión anual de Petróleos Mexicanos (Pemex), confirmó la calificación global en BBB+, así como su perspectiva estable, y modificó su perfil crediticio individual de bb a bb-.
Por su parte, también Fitch Ratings ratificó las calificaciones crediticias de Petróleos Mexicanos (Pemex), las cuales reflejan los altos incentivos del gobierno mexicano para respaldar a la compañía, dadas las consecuencias que se derivarían de cualquier dificultad financiera en la empresa.
De esta manera, mantuvo las calificaciones de incumplimiento de emisor (IDR) a largo plazo y en moneda local y extranjera de Pemex y las calificaciones nacionales a largo plazo en ‘AAA (mex)’; además, Fitch revisó la Perspectiva de la Calificación de los IDR internacionales de PEMEX a Negativo desde Estable.
El 12 de diciembre de 2024, Fitch Ratings mantuvo la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos, la empresa estatal conocida como Pemex, en moneda extranjera y local en grado B+ con perspectiva estable, un nivel altamente especulativo que el sector financiero denomina como bono basura.
“Las calificaciones de Pemex están cuatro niveles por debajo del soberano, lo que refleja la opinión de Fitch de que Pemex sigue siendo financieramente vulnerable y su historial ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) perjudica aún más su capacidad para recaudar capital”.
Por su parte, en 2024 la calificadora Moody’s bajó de ‘golpe’ dos escalones la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) al pasar de B1 a B3 con perspectiva negativa, derivado al deterioro de su calidad crediticia.
“La baja a B3 incorpora el deterioro de la calidad crediticia intrínseca de PEMEX, así como la revisión del supuesto de Moody’s con respecto al apoyo que recibe la compañía del gobierno, el cual pasó a alto desde muy alto”, explicó la calificadora en una alerta.
Standard and Poor’s, analiza: La relación de México con el gigante petrolero de propiedad federal Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá siendo un desafío fiscal para la próxima administración presidencial del país.
Síntesis: Entre 2018 y 2024, Pemex se convirtió en una amenaza para las finanzas públicas y la deuda soberana de México.
DEL ’25 AL ’30,
INCERTIDUMBRE
La lucha librada para que Pemex deje de ser una carga fiscal, no termina de ser afinada.
La producción se reduce, la refinación se queda corta para las necesidades de consumo y los regalos por miles de millones de barriles a Cuba, el huachicol, la carencia de recursos para mejorar la tecnología, la invencible corrupción empresa-sindicato-proveedores y el cierre de la llave petrolera a la inversión privada, no auguran el futuro prometido.
La autosuficiencia en hidrocarburos ha sido, es y será la utopía de Tomás Moro jamás se hará realidad.