
*Consultar la lista de Candidatos a Juzgadores
en la Página, Cuestión de Expertos.
*Al Partido en el Poder le Conviene que Voten
Los Menos; Obtiene Mayor Control
*Apatía Social Legitima el Régimen Autocrático;
Hacia Donde nos Conduce Morena
POR EZEQUIEL GAYTÁN
No debiera ser un dilema votar en una sociedad democrática, pero es un problema que hoy viven las naciones democráticas, ya que el abstencionismo tiende a incrementarse. La responsabilidad es tripartita, los partidos políticos y sus candidatos que han perdido credibilidad, en buena medida por mentirosos, los gobernantes que incumplen sus promesas de campaña y la sociedad que prefiere desentenderse que exigir a sus gobernantes y a los partidos políticos. De ahí que ya no hay compromiso político y ético por sufragar. Recordemos que uno de los elementos cruciales de la vida democrática es la libertad de decir estoy o no estoy de acuerdo y en la desilusión de no estar de acuerdo lo que se manifiesta es la indiferencia.
El abstencionismo es objeto de estudio en las universidades, en los partidos políticos y en organizaciones de la sociedad civil, pues su incremento es preocupante y acaba por deslegitimar los procesos democráticos y consecuentemente a los representantes populares. Sabemos que existen cuatro tipos de mayoría: la simple en la cual gana quien obtenga el mayor número de sufragios sin importar si la cifra es inferior al cincuenta por ciento del padrón electoral; está la mayoría absoluta que se refiere a que el triunfo de un candidato es cuando obtiene el cincuenta más uno de los votos registrados en el padrón. Cabe destacar que usualmente dicha mayoría aplica en las naciones en las cuales el sufragio es obligatorio. Le sigue la mayoría relativa, a la cual encontramos en los casos en que hay tres o más partidos políticos contendientes y de ahí que se le otorga el triunfo a quien obtenga el mayor número de votos, aunque la suma de sufragios de las oposiciones sea superior a la cifra obtenida por el ganador. Finalmente está la mayoría calificada que exige, por ejemplo, las dos terceras partes de número absoluto del padrón.
En la mayoría de los países democráticos triunfa el candidato que obtenga el mayor número de sufragios efectivamente emitidos. Léase, la mayoría simple. Lo cual significa que el abstencionismo no es considerado políticamente como una manifestación social de rechazo a los candidatos o de molestia debido al desaseo de las formas de actuación de los partidos o de inconformidad ante la mediocre gestión de un gobierno.
El flagelo del abstencionismo debe ser motivo de preocupación de un gobierno y de los partidos políticos, pues ese escepticismo social es un síntoma serio del debilitamiento de la vida democrática. Pero tristemente existen estudios que concluyen que a los partidos políticos en el poder les conviene la indiferencia social. La consideran benigna, peor aún concluyen que se trata de una afirmación ficta a su favor y de ahí que en su arrogancia y miopía no les importa analizar las causas del silencio social. Es más, soterradamente la promueven.
Hoy los ciudadanos estamos frente a lo que califico como uno de los peores simulacros electorales: elegir a los integrantes del poder judicial. Se trata de una trampa disfrazada de democrática. El propósito es imponernos un presidencialismo abyecto que carezca de contrapesos y desde ahí fortalecer el régimen totalitario de un partido de Estado. Consecuentemente el gobierno de la república gasta millones de pesos en propaganda y desde ahí intenta legitimar al nuevo régimen autocrático. Nos piden que consultemos la lista de candidatos, pero navegar por esa página es una cuestión de expertos.
Honestamente me atrevo a decir, sin bases estadísticas ni encuestas, que la mayoría no sabemos cómo y por quién votar. Por lo que pronostico un alto abstencionismo. Después Morena nos impondrá a sus juzgadores y alegóricamente a las tres Moiras de la mitología griega. Léase, las hermanas que controlaban el hilo de la vida y existencia de los seres humanos. Ojalá no se conviertan en las hermanas fatídicas de la tragedia de Macbeth.
Abstenerse no es lo ideal. Es contrario al espíritu democrático y a la vida institucional. Empero los mexicanos nos dirigimos a la terrible apatía social y con ella a aceptar pasivamente un futuro régimen autocrático legitimado y legalizado. La presidenta Sheinbaum y su mentor son quienes desean que confundamos democracia con procesos electorales. La trampa ya está tendida y no es que lea el futuro o me crea adivino. Simplemente la historia ya demostró que un gobierno sin división de poderes engendra una élite gobernante también llamada nomenclatura u oligarquía. Me queda claro que el primer domingo de junio ganarán Morena y el abstencionismo. Espero que en las elecciones intermedias de 2027 recuperemos en la Cámara de Diputados el pluripartidismo y hagamos retroceder al partido de Estado. Que quede claro, abstenerse no es la mejor forma de protestar.