
NIDIA MARIN
Pasadas algunas semanas de la tácita denuncia de la UNICEF sobre el reclutamiento de menores mexicanos por los narcotraficantes, esta aberración continúa viento en popa ejerciéndose en la República, mientras la petición de que haya normas que castiguen estos hechos, simplemente no existe o no se aplica.
Es el ejército del narco el que recibe los beneficios del aprendizaje de los niños que ya saben del muy retribuido oficio de delinquir.
Y continuarán creciendo esos batallones infantiles al servicio de la delincuencia, porque aún no hay una norma específica que determine directamente este delito.
Evidentemente no existen cifras exactas en la materia. No se sabe con exactitud cuántos son estos “soldaditos de plomo” de la delincuencia, aunque las estimaciones mencionan que entre 35 y 460 mil menores han sido reclutados por los integrantes del crimen organizado en las últimas décadas.
Y he aquí la ironía:
En México no se enrola a menores de edad para que sean soldados en el Ejército Mexicano, pero sí se reclutan para las otras “tropas” existentes: los narcotraficantes y en general las mafias fuera de la ley.
Aquellas organizaciones dedicadas a la defensa de los niños, aseguran que, en nuestro país, anualmente el narco recluta aproximadamente 50,000 niños. Sean menos o más, ciertamente inician su “trabajo” como “halcones” para dar “pitazos” cuando se acercan los enemigos o… las autoridades.
Así van avanzando en su “aprendizaje”, hasta “graduarse” como narcos, sicarios, verdugos y los crueles mandones del grupo.
AMENAZADOS POR
LOS NARCOS
Estos muchachitos o sus padres (cuando les avisan) acceden no sólo porque les pagan, sino porque los amenazan de muerte (a ellos o a sus progenitores).
“Por eso, es fundamental tener un marco normativo robusto que permita tratar a los niños, niñas y adolescentes como víctimas cuando son reclutados por la delincuencia organizada y, en caso de que hayan cometido algún delito, juzgarlos también desde esa perspectiva. Esta doble dimensión es muy relevante, pero no está suficientemente visibilizada en México”, ha dicho Mónica González Contró, investigadora especializada en derechos humanos, derecho a la no discriminación y derechos de niñas, niños y adolescentes, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Los especialistas en esta materia consideran que, para convencer a los chavos de “trabajar” con ellos, la edad cuenta, ya que de acuerdo al REDIM empiezan a ser reclutados desde los 9 años a través de un trabajo de generación de confianza de parte de sus corruptores.
Además, en todo ello cuenta que una mayoría de esos menores provienen de grupos con una severa descomposición familiar, de gran violencia física, psicológica y sexual.
Otra labor de atracción es la seducción que utilizan los criminales para convencerlos con lujos, regalos y demás, para que se gradúen “como corre ve y dile”, “halcones” y vigías.
Y es en la adolescencia o de plano en la juventud cuando se inician en la venta y distribución de drogas.
En su trabajo “Reclutamiento de Niños, Niñas y Adolescentes Como Instrumento Delictivo del Narcotráfico en la Frontera Sur de México, Erick Cornelio Patricio, expone:
“La niñez y adolescencia mexicana a lo largo de las últimas décadas han sido invisibilizados por su condición de vulnerabilidad, pero es hasta el año 2014 con la creación de la Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes (LGNNA) que son considerados como sujetos de derecho, ya no como un simple grupo de atención particular, ahora como agentes integradores en la sociedad. La creación de la LGNNA es consecuencia directa de proteger y vulnerar a este grupo, siendo ellos lo más afectados en el combate con el narcotráfico en nuestro país. Son violentados al participar de forma consensuada o forzada a pertenecer en los grupos delictivos”.
¿Esa norma se aplica?
Se desconoce, no obstante que la Red por los Derechos de la Infancia en México ha denunciado que en siete entidades se concentra más de la mitad de la población infantil en riesgo de ser reclutada: Estado de México, Jalisco, Chiapas, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Michoacán.
Pero a esas entidades, hoy se les han unido otras más del sur de la República Mexicana, así como la propia Ciudad de México.
Triste, muy triste y, como dice la letra de la Canción “El Soldado de Plomo” que canta la banda uruguaya de rock “La Vela Puerca”:
“Como un soldado de plomo / con un negro corazón de metal / vive de las añoranzas de un pasado que lamió y ya no está.
“Va camino a la trinchera de una guerra que jamás pudo hallar /
“No le importa la manera / y en el barro está su cruel soledad”.
“Me está mirando mal / su cara no es normal/ yo no me pienso ir / voy a decirle como está”.
Foto de referencia