La Pobreza en México

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Cuando regreso de mi trabajo, casi todos los días, transito por avenida Universidad y cuando llego a la esquina que dicha vialidad hace con la calle de Parroquia, frente a la otrora  (1970s) icónica Plaza Universidad, normalmente me toca detenerme debido a la luz roja del semáforo. 

El otro día, había un poco más de tráfico y pude apreciar al dúo de organilleros que cargaban un desvencijado organillo que ya no reproduce música con alguna tonadilla sino simplemente ruidos inconexos. Un poco más adelante, en la misma esquina, ronda un joven que vestido de negro toca el violín con todo y partitura, pero, si uno se fija no sabe música porque no sale del instrumento ninguna canción reconocible.

Me dije, es la expresión viva del subdesarrollo. También en dicha esquina, como en otras a lo largo de avenida Universidad y muchas calles de la ciudad existen limpiavidrios, mimos, pocos, (afortunadamente) come fuegos y desapareció con el Covid un individuo que tenía su oficina en tal esquina el cual no tenía ni brazos ni piernas, un auténtico tronquito limpio que hablaba sobre la vida y el clima. 

Me dije, ¡¡es la colonia Del Valle, estamos en la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México!! tres locaciones dentro de la República Mexicana que, según los índices económicos de instituciones oficiales como privadas, indican que poseen algunos de los ingresos más altos en el país, y la pobreza está presente entre ellos.

Los descritos en Universidad y Parroquia, de la Ciudad de México, pudieran extenderse a muchas calles y avenidas en las ciudades y pueblos importantes de la geografía nacional.

Pero vale la pena aclarar que lo que he estado describiendo líneas arriba no es algo novedoso sino ha sido la norma, lo conocido, lo repetido hasta el cansancio a lo largo de muchos sexenios.  Dicha realidad no ha sido la del siglo XXI, sino que proviene, y yo la he visto, por lo menos desde inicio de los años de 1990. ¿Qué han hecho los gobiernos nacionales y las administraciones locales para combatir la pobreza en México? La susodicha esquina mostraría a un estudioso de la pobreza, a un antropólogo de lo que sucede en las ciudades, a un historiador del México contemporáneo, a un economista de amplio criterio -hay que buscarlos con lupa- y a un cineasta buscador de locaciones y situaciones para su siguiente documental: que las políticas desarrolladas por tricolores, azules, amarillos y guindas han sido un total fracaso. No respecto a la utópica idea de la igualdad, sino en el sentido de “disminuir la brecha entre opulencia e indigencia” como lo señaló el preclaro José María Morelos en 1813.

Tampoco me alucino, porque he consultado los reportes económicos posteriores a los años de 1946, y el México moderno durante las siguientes décadas se fue llenando de servicios que en su respectivo tiempo ya hubieran querido soñar Gómez Farías, Juárez, Díaz, Cárdenas en un noche de fruición. En la república se fueron construyendo hospitales, escuelas, carreteras y caminos, se fue electrificando la casi totalidad del país y hemos de conceder que desde las administraciones neoliberales, aumentaron aquellas compañías que instalaron en la república todo tipo de tiendas, desde lo grandes almacenes hasta tiendas de conveniencia; facilitaron que llegaran a México más armadoras de automóviles y a nivel local otorgaron permisos, a diestra y siniestra para que existieran muchos restaurantes, bares, salones de belleza, ahora tiendas que venden motocicletas y un muy largo etcétera. Todos estos servicios, y en algunos espacios geográficos, instalaciones industriales, hacen la diferencia con otros países que carecen de ellos en tales cantidades. SIN EMPARGO, Y A PESAR DE TODO LO MENCIONADO EN EL PÁRRAFO ANTERIOR, LA POBREZA ENTRE LOS MEXICANOS NO SE REDUJO.

Hace unos días la televisión japonesa llevó a cabo un documental acerca del aniversario número cincuenta del fin de la guerra entre Vietnam y los Estados Unidos. El país estaba destrozado por los bombardeos, contaminado hasta la médula por los agentes químicos que arrojaban todos los días la aviación estadounidense, en fin el país estaba en el fondo económico del mundo, y todo estaba por reconstruirse.

Décadas han pasado y aunque Vietnam no ha llegado a los niveles de Tailandia, sí ha resuelto con cabalidad los problemas en educación, salud, servicios diversos, industrialización (focalizada en ciertas áreas como la textil) al combinar, como primero lo hicieron los japoneses después de la guerra (dentro del capitalismo) y luego lo llevó a efecto en China a fines del XX: una economía mixta donde el gobierno -comunista- convive y promueve la iniciativa privada pero las directrices económicas surgen de un eficiente gobierno centralizador no democrático. El reverso de la moneda es Cuba y su ineficiente gobierno que lleva sesenta años sin haber podido lograr una mejora sustancial en los niveles económicos de los cubanos. De la industrialización mejor ni acordarse.  

Para redondear. El actual gobierno de la presidenta Sheinbaum, como cualquiera que venga a futuro, tienen como asignatura pendiente trabajar para obtener buenos números en la macroeconomía, pero también que la bonanza llegue a la economía de los hogares menudos y podamos afirmar: cada vez se ven menos pedigüeños en las esquinas de la ciudad. Si no se logra ello, seguirá siendo, a pesar de los discursos oficiales, un chocante blof que no se corresponde con la realidad, como ha sucedido en décadas pasadas.     

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