La Paz Mundial al paso de Semana Santa Reflexiones Después de dos Canciones

 

 

ULISES CORONA*

 

Independientemente de la forma en la que queramos visualizar la cristología, y sus interpretaciones, la Semana Santa tiene una profunda carga simbólica y espiritual, no solo representa una conmemoración religiosa, sino también una oportunidad para la reflexión ética, política y social. 

 

Al concluir este tiempo litúrgico, surge la necesidad de repensar nuestra responsabilidad como individuos y como humanidad frente a uno de los mayores anhelos universales: la paz. En un mundo marcado por guerras, desigualdad y discursos de odio, el mensaje de la Pascua nos interpela a construir puentes donde hay muros, y a sembrar reconciliación donde reina la fractura. Las siguientes reflexiones abordan la paz mundial desde esta perspectiva pascual, entretejiendo lo espiritual con lo político, lo personal con lo colectivo.

-La Pascua como punto de inflexión espiritual, ético y político: La Semana Santa, culminando en la Pascua, representa no solo el triunfo de la vida sobre la muerte, sino también una invitación al perdón, la reconciliación y la esperanza. En un mundo convulso por conflictos armados, polarización política y crisis humanitarias, el mensaje pascual adquiere una relevancia urgente.

-La paz como construcción colectiva, no como utopía: La paz no se hereda, se construye diariamente desde decisiones personales, estructuras políticas y compromisos sociales, superar el odio implica diálogo, justicia social y memoria histórica: pilares que van más allá de una simple tregua.

-La geopolítica de la esperanza: entre la cruz y la resurrección: La cruz y sus simbolismos, representan el sufrimiento de los pueblos, la injusticia global, los desplazamientos forzados. La resurrección, por su parte, es símbolo de que otro mundo es posible, en el escenario internacional, la diplomacia y los organismos multilaterales deben recuperar el lenguaje de la humanidad por encima de los intereses de poder.

-El rol del individuo ante el desafío global: En un contexto marcado por la apatía y la fragmentación, cada ser humano está llamado a ser “artesano de paz”, como afirma el Papa Francisco: “La paz no se escribe solo en tratados ni se firma en mesas de negociación, se construye en el corazón de cada uno”, por lo que; la Pascua postula un cambio de mentalidad: del egoísmo a la comunión, del miedo a la confianza, de la venganza al perdón.

-Finalmente, Pascua como llamado ético a la acción global: Celebrar la resurrección no es solo un acto litúrgico, sino una declaración de principios: que la vida, la justicia y la paz tienen la última palabra, la paz mundial, a la luz de la Pascua, no es una consigna ingenua, sino un horizonte alcanzable si se asume con responsabilidad ética, histórica y espiritual.

 

Más allá de posiciones ideológico-cristianas y deidades cual modas, el darle una oportunidad a la paz (“Give Peace a Chance” J. Lennon y Y. Ono, 1969) advierte que, en lo vertiginoso de los tiempos y novedad de lo actual, sí “Los tiempos están cambiando”, (“The Times They Are A-Changin”, B. Dylan1963), por lo que considero que con estas dos históricas premisas, la reflexión es obligada antes de que nos rebase y gane el tiempo.

Académico Universitario*

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