“El 47”

Memoria de una Lucha Social

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“El 47”, película española dirigida por Marcel Barrena, protagonizada por Eduard Fernández (Manolo Vital), Clara Segura (Carmen), Zoe Bonafonte (Joana), Salva Reina (Felipín), Óscar de la Fuente (Antonio), Betsy Túrnez (Aurora), Carme Sansa (Señora Vila), Aimar Vega (Josep) y Carlos Cuevas (Pasqual); se estrenó el 6 de septiembre de 2024.

La gente que vive en el barrio de Torre Baró está harta de que el Ayuntamiento diga que el transporte público no puede llegar a la zona porque las calles son demasiado estrechas e inseguras; el conductor de autobús de Transportes Metropolitanos de Barcelona, Manolo Vital secuestra una unidad de la línea 47 para demostrar que las autoridades se equivocan.

Esta película cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal que en 1978 cambió la imagen de los suburbios de Barcelona; es una lucha social de la ola migratoria de los años sesenta, la agonía de un régimen y el anhelo de tantas cosas.

LA MIGRACIÓN 

INTERNA

A mediados de los cincuenta, en la periferia de Barcelona, se han formado y construido barrios en su mayor parte por inmigrantes extremeños y andaluces que han levantado con sus propias manos las pequeñas casas, pero no son considerados como parte de la ciudad; estos barrios están entre los cerros periféricos, pero ni siquiera tienen agua potable o electricidad, ni servicios médicos o de transporte.

La emigración extremeña en Cataluña guarda una intensa relación con las luchas sociales de los años 60, 70 y 80; Manolo Vital, al igual que muchos otros, se fue de Extremadura para buscar una vida mejor, pero lo hizo también huyendo de la represión franquista.

El propio Manolo le cuenta a su esposa Carmen, que su padre fue asesinado por los falangistas, y sus restos descansan en algunas de las miles de fosas clandestinas del lugar.

El pasado mes de marzo de 2018 se ha recuperado la fosa común de Terría, en Valencia de Alcántara, el pueblo de Manuel Vital; en la exhumación se recuperaron restos de, al menos, 48 personas, muy probablemente el padre de Manuel Vital podría encontrarse en esta fosa común.

UN TECHO 

DONDE VIVIR

Manuel Vital llegó a Torre Baró en 1947, que en ese año era un terreno despoblado y sin urbanizar, así que los emigrantes que llegaban del sur debían construir su casa, la cual debía tener un techo, pues de lo contrario la gendarmería que veía esas chozas sin techo podía derribarlas; así que ¿cómo podían hacerlo sin que fueran sancionados o que les derribaran las precarias construcciones?

La ley de urbanización de aquella época prohibía la construcción en terrenos baldíos, así fue uno propietario del lugar; pero la necesidad obligaba a la gente a tener un sitio donde vivir.

La cinta narra cómo desde un principio Manolo adquiere un compromiso social con la comunidad, es casi imposible que una familia en una sola noche construya su propia vivienda y que la techen, pero toda la comunidad puede trabajar en un noche para construir una casa y terminarla; así que, noche a noche, casa a casa, calle a calle, con ese acto molecular de desobediencia.

Así la policía no podía impedir esa proliferación clandestina de los emigrantes, pues si por la mañana la vivienda estaba techada, la autoridad no podía echarla abajo, ya que se tenía que respetarla como derecho reconocido en la antigua Constitución Española.

Aquellos que vivieron esta experiencia en Torre Baró, dicen que Manuel Vital era generoso y que nunca negó a nadie su apoyo; es probable que esas experiencias nocturnas de solidaridad y de comunidad fraguaran el carácter comunista de Vital.

LAS PRIMERAS

  LUCHAS

Han pasado poco más de veinte años, y el barrio de Torre Badó ya cuenta con electricidad y agua potable, pero el servicio es deficiente e inconstante, hay una toma de agua comunitaria que siempre falla y escasea el líquido vital.

Aunque la cinta no lo muestra, se sabe que durante años los migrantes aprovecharon los resquicios escasos que dejaba el franquismo para lograr su reivindicación vecinal, hubo muchas luchas intensas por mejorar las condiciones de vida en el barrio. 

Las crónicas de los diarios barceloneses dan testimonio de cómo del compromiso social de Manolo que participa intensamente en la lucha por mejorar las condiciones de vida en el barrio, junto con otros compañeros brega para que se arreglen las calles.

Fue organizador de la lucha por el agua que movilizó casi a la totalidad del barrio, y que tuvo su cumbre en el corte de la autopista de entrada a Barcelona por la Avenida Meridiana en el año 1972. Mujeres, hombres y niños bajaron masivamente de la montaña y tomaron la autopista pacíficamente. La policía rodeó la concentración, pero no pudo actuar sin provocar una carnicería. De esa lucha surgió el compromiso del ayuntamiento franquista para poner canalizaciones que llevaran el agua a las casas.

EL TRANSPORTE 

PÚBLICO

En la junta vecinal todo mundo se queja de que tienen que caminar dos kilómetros para poder tomar un camión y de ahí poderse trasladar al trabajo, a la escuela o al mercado, pues en Torre Badó no tienen servicios médicos, escolares ni mercado, todo es una economía rural; así que una noche Manolo y su vecino Felipin bajan hasta el ayuntamiento para hacer pintas en la fachada como manifestación de protesta por carecer del servicio de transporte público.

No solo son las quejas vecinales lo que detonó que Manolo secuestrara un autobús de la ruta 47, sino que su vecino y amigo Felipin falleciera en un incendio en su casa porque el camión de los bomberos no pudo subir al barrio para salvarlo.

Fue entonces cuando, en mayo de 1978, el sindicalista extremeño Manolo Vital se adueñó del bus de la línea 47 que llevaba y lo subió hasta Torre Baró para demostrar a la Compañía de transportes y al Ayuntamiento de Barcelona que el transporte público sí podía subir las empinadas cuestas del barrio.

Mientras realizaba este acto de rebeldía, los habitantes del barrio se fueron subiendo al autobús y lo acompañaron en el recorrido. Vital fue detenido por la policía, amenazado por sus superiores y juzgado por secuestro, pero pudo reincorporarse a su trabajo al día siguiente.

Seis meses después, la línea 47 se prolongó hasta Canyelles; al año siguiente lo hizo otra línea y en 1980 se crearon un par más. El acto de rebeldía de Manuel Vital fue un triunfo de poder popular y reivindicación vecinal.

En varias partes de México existen barrios muy similares a Torre Baró que no cuentan con los mínimos servicios comunitarios, pero ¿acaso estará esperando la autoridad el secuestro de un camión para brindar transporte público?

La mejor respuesta la tiene como siempre nuestro amable lector…

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