Seis Presidentes que en los Siglos XX y XXI  han Atosigado a México y a los Mexicanos 

 

 

*Álvaro Obregón, Violentó la Constitución al Reelegirse y Sobrevendrían las Consecuencias

*Plutarco Elías Calles: el Nacimiento y Azaroso Final del Maximato

*El Plan Sexenal y el Arribo de Lázaro Cárdenas al Poder, así Como y la Imposición de su Estirpe

*Echeverría Durante su Campaña Para Ganar la Presidencia Enseñó las Garras

*Cómo y Cuánto Mostró Salinas de Gortari su Piel y el Estallido de Tres Bombas Antes de Irse

*Zedillo Domó a los Animales Políticos de Aquel Tiempo, Llamándolos “Globalifóbicos”

*López Obrador, Primer Animal Político del Siglo XXI, ¿se irá? o Continuará Como tal Hasta la Muerte

 

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

 

Aplicando la definición aristotélica de que el hombre es un animal político y cuya acepción conlleva diversas actividades, en la cosa pública tiene un significado sine qua non: “…el hombre es, también, un animal político, que participa en la organización de la sociedad y en la resolución de sus problemas, en la aplicación de las leyes y de la justicia, y en el logro del máximo bien común, que es la felicidad de los ciudadanos”. (Fabián Coelho).

Los “animales políticos mexicanos”, los que ejercen el poder se cuentan con los dedos de la mano y sobran.

Conforme a la explicación o interpretación aristotélica, personajes de los últimos 100 años y que encuadran en la definición, estarían encabezados por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría, Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador-

En sus adentros y en ocasiones expresadas públicamente, pervive el deseo de ser “inmortales” y empoderarse para siempre, hasta que mueren.

Veamos los hechos:

Obregón, revolucionario vencedor de los caudillos, fue el segundo presidente electo al término del movimiento armado y con la Constitución de 1917 en vigor. La acción que lo coloca como “animal político” es única: violar la Constitución y reelegirse. Su colaborador y paisano, militar también, Calles, obedeció la orden de modificar el artículo 83 y colocó el candado: “por única vez”, para impedir que su jefe tomara ventaja en 1932 y buscara quedarse en el poder. Lo asesinaron antes de ver concretada una segunda etapa de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Calles, como es conocido, en su último informe en 1928, anunció el fin de la era de los caudillos y el inicio de la era de las instituciones.

Arrastraba los efectos de la guerra cristera y que a causa de ella balearan a Obregón. Sin embargo, decidió que sería el elector único para designar candidato a la Presidencia de la República. Y nació el Maximato, con escasa duración: 7 años.

De inmediato, ordenó al Congreso designar al presidente interino y la responsabilidad recayó en el tamaulipeco Emilio Portes Gil, quien gobernó por dos años y convocó a elecciones. 

Calles mando llamar al entonces embajador de México en Brasil, Pascual Ortiz Rubio, a quien siendo mandatario le dispararon e hirieron y optó por renunciar. Gobernó apenas 20 meses.

El poder de Plutarco era inconmensurable y lo demostró ordenando al Congreso designar a otro militar: Abelardo L. Rodríguez quien concluyó el mandato que, electoralmente, debía haber desempeñado Obregón.

Al inicio del Plan Sexenal, Calles impuso a Lázaro Cárdenas y pretendió mantener el poder y ordenar cómo se debía gobernar. Su identificación como animal político, no le permitió darse cuenta de que Cárdenas no era “El Nopalito” y por ello fue expulsado del país.

Cárdenas siguió la línea y mostró su capacidad de animal político sediento de poder y a lo largo de su mandato, después de haber sido gobernador de Michoacán, impuso a su hermano Damaso y, años después, a su hijo Cuauhtémoc y éste, más tarde a su hijo Lázaro Cárdenas Batel.

Cuatro generaciones al frente del gobierno de Michoacán. 

Su poder terminó al arribo del civilismo y en un enfrentamiento con el presidente Miguel Alemán, en el que exigió mejores condiciones para los trabajadores de Pemex, la respuesta fue negativa.

Un día después, se presentó en Palacio Nacional luciendo su traje militar y en el kepi y las charreteras lucían las 3 estrellas que acreditaban su grado militar: general de división.

Se hizo acompañar por jefes de regiones militares y, ante la presión, Alemán respondió que su petición sería atendida. Lo citó para la mañana siguiente.

En la reunión, le dijo que no cedería a sus peticiones porque “conté a los jefes militares y tengo más que usted, general”. 

En 24 horas, Miguel Alemán había designado a poco más de una docena de militares leales y con ello terminó el ejercicio político de Cárdenas. El animal político estaba herido de muerte.

A ECHEVERRÍA, EL

PODER LO EMBRIAGÓ

Surgido de la burocracia y con el cargo de oficial mayor de la Secretaría de Marina sin ser marino, Luis Echeverría siempre actuó a la sombra de los poderosos presidentes con los que colaboró.

Una carrera que no lo convertía en animal político hasta que fue designado candidato presidencial.

La historia de su vida política es corta. En 1946 inició su carrera como secretario particular del presidente del PRI, Rodolfo Sánchez Taboada. En diciembre de 1958, fue nombrado subsecretario en Gobernación por Adolfo López Mateos; en noviembre de 1963, accedió como secretario de Gobernación tras la renuncia de Gustavo Díaz Ordaz, quien sustituiría a Adolfo López Mateos y con ello ascendió a titular de Gobernación, cargo en el que fue ratificado por Díaz Ordaz.

A Echeverría lo responsabilizan directamente por la masacre de Tlatelolco. Durante su campaña para ganar la Presidencia de la República enseñó las garras del animal político.

De acuerdo con el relato de Antonio Vidal, en la Universidad Nicolaita de Morelia, Luis Echeverría Álvarez vivió uno de los episodios más intensos en su ruta hacia la presidencia de la república.

Después de escuchar los airados reclamos de estudiantes, no sabía cómo dirigirse a los reunidos en la plaza.

Según su propio testimonio, a lo lejos vio unas fotografías de Fidel Castro y del Che Guevara, y eso motivó su exordio: “Aquí, donde estudió el padre de la patria, Miguel Hidalgo, aquí en la tierra de Morelos, el Siervo de la Nación, aquí en la tierra de Melchor Ocampo, el gran ideólogo de la Reforma, aquí en la tierra de Lázaro Cárdenas… no hay que pedir héroes prestados”.

De pronto, un muchacho arengó “¡un minuto de silencio por los muertos de Tlatelolco!” y Echeverría respondió: “Un minuto de silencio por los estudiantes y los militares muertos en Tlatelolco”.

El ejército reaccionó de inmediato. El presidente Gustavo Díaz Ordaz recibió una enérgica queja del General Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, según la información publicada por Vidal.

En su relato precisaba que horas más tarde, a Echeverría le notificaron (presuntamente Fernando Gutiérrez Barrios), que debía acuartelarse “porque a lo mejor hay cambio de candidato”. Superó esa crisis, pero vino otra.

“Meses después, Echeverría marcó distancia de Díaz Ordaz quien en un arrebato le dijo a Emilio Martínez Manatou, presidente del PRI: “¿Qué dice tu pinche candidato? Anda diciendo que va a haber cambio. Está desatado, habla de todo, insiste que habrá cambios. Anda diciendo que va a haber cambio. Está desatado, habla de todo, insiste que habrá cambios, pero no dice hacia dónde, no sabe con qué va a sustituir el sistema. Se va a la chingada. Vamos a enfermar a este cabrón y se va a enfermar de deveras”.

Remata el relato: 

“No lo enfermaron, pero tuvo un sexenio de pesadillas, eso sí, muchas provocadas por el mismo LEA”.

Ganó la Presidencia y desde su llegada a Los Pinos, mostró que el poder lo tenía él. En algún momento se habló de cómo se operaban las finanzas públicas que, al inicio de su mandato, conducía Hugo B. Margáin. Una respuesta del ejercicio político: “las finanzas se manejan desde Palacio Nacional”. Nunca aclaró si por estar la Secretaría de Hacienda en el ala norte de la sede del Poder Ejecutivo.

Enfrentó al poder económico. Rompió toda relación con Díaz Ordaz y lo condenó al ostracismo. Quienes no compartían sus ideas, eran separados de sus cargos. En su mandato, desapareció poderes en cinco entidades, modificó la Constitución para reducir la edad exigida para ser gobernador y todo por respaldar a Carlos Armando Biebrich, con el fin de convertirlo en mandatario de Sonora. 

El más joven de los gobernadores del país se equivocó cuando se preparaba la sucesión de Echeverría. En almacenes del gobierno, se depositó la propaganda para la campaña de Mario Moya Palencia. El pecado tuvo penitencia.

Se armó un “enfrentamiento” entre campesinos y policías estatales en donde murieron dos labriegos. Suficiente motivo para declarar la desaparición de poderes y derribar al gobernador. Otoniel Miranda, en Hidalgo, quien fue el último mandatario al que se le desaparecieron los poderes. Ocurrió en 1975.

Echeverría chocó con los medios de comunicación, especialmente con EL Heraldo, El Sol de México y Novedades, en cuyos rotativos se daba relevancia a los eventos sociales y en su segundo informe de gobierno prácticamente solicitó su desaparición. Más tarde, logró que los cooperativistas de Excélsior depusieran a Julio Scherer García, a quien no logró convencer de sus virtudes gubernamentales. Antes del cierre de su gobierno, confiscó la Cadena García Valseca por adeudos con Nacional Financiera y Pipsa.

Aunque estaba consciente de que su mandato terminaba el 30 de noviembre de 1976 y que el sucesor, su amigo de juventudes, José López Portillo, entendería quien lo hizo presidente.

Sin embargo, como en el caso de Cárdenas y debido a un desplegado publicado en El Universal y ordenado por Francisco Galindo Ochoa, se reprodujo la frase del emperador romano Julio César: El corto texto preguntaba: “¿También tu Luis?”

Una frase que quitó la fiereza del animal político que quiso ser secretario general de la ONU.

SALINAS DE GORTARI,

Y EL DESPERTAR

Pasaron 12 años antes de que surgiera el último animal político del siglo XX.

En una elección cuestionada y calificada como “el gran fraude”, Carlos Salinas de Gortari se convirtió en el poseedor sexenal de la Silla del Águila.

Cambios drásticos. Eventos impensables. Asesinatos que iban de desconocidos hasta un jerarca de la Iglesia. Apertura comercial y globalización. Enfrentamiento con la clase política y el surgimiento de un asistencialismo que culminó con la creación del municipio del Valle de Chalco.

Carlos Salinas de Gortari mostró la piel de animal político el mismo día que fue enterado de su victoria electoral. Le dijo a su progenitor: “Lo logramos, papá, lo logramos”.

Cuando se acercaba el final y rompiendo con la amistad personal que mantuvo con Manuel Camacho Solís, definió al sucesor: Luis Donaldo Colosio Murrieta, cuya nominación provocó una crisis política en el gobierno y en el PRI.

“No se hagan bolas, el candidato es Luis Donaldo”, expresó ante la posibilidad de que Camacho hiciera uso de sus seguidores y lograra el propósito.

En el año 1994, último de su mandato, le estallaron tres bombas que habría derribado al más fortalecido presidente: La declaración de guerra del EZLN, el asesinato de Colosio y de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu.

Camacho fue designado comisionado para la paz en Chiapas y, junto con Ernesto Zedillo y Fernando Ortiz Arana, se convirtió el aspirante a ser candidato suplente.

No le alcanzó la cuerda. El queretano se equivocó cuando en el velatorio de Colosio fue destapado por priístas. Zedillo, quien fuera jefe de la campaña de Luis Donaldo, calló. Salinas lo eligió. Y después del triunfo, cortó el lazo político.

“La economía esta sostenida con alfileres” y ello provocó la irritación del antecesor.

El poder, la furia de Salinas, afloraron. 

Y se declaró en “huelga de hambre” por 24 horas antes de partir a Dublín, en donde se exilió.

Zedillo mató al animal político y, sin embargo, el poder de Salinas se mantuvo y lo operó desde el extranjero. Incluso, el expresidente López Obrador lo llamó el innombrable y jefe de la mafia del poder.

El animal político fue domando por el más representativo del neoliberalismo e inventor de la palabra “globalifóbicos”.

ANDRÉS MANUEL

¿SE RETIRARÁ?

El primer animal político del Siglo XXI demostró su capacidad de resistencia y logró dividir al país, enfrentar y prácticamente destruir el poder de la iniciativa privada y con su movimiento social, alcanzó el poder en 2018 y lo ejerció como nunca antes lo hizo un presidente de México.

Sometió al Poder Legislativo, está en proceso la destrucción del Judicial; acabó con la oposición centrista y de derecha; trató y casi lo logró imponer el cambio de régimen, cooptó a millones de ciudadanos mediante sus programas sociales y aplastó a sus adversarios.

Los medios de comunicación y los periodistas, fueron objeto de persecuciones, descalificaciones, acusaciones y sus propietarios obligados a despedir a decenas de analistas que cuestionaron su forma personal de gobernar.

Concentró el poder de los poderes, impuso la agenda política, económica y social. Realizó el mayor despilfarro en la historia con obras que no tienen regreso de capital y culminó su mandato con un triunfo apabullante, que le otorga a la primera mujer presidenta de México, la fuerza y capacidad de seguir con el proyecto político del tabasqueño.

Al término de su mandato asegura que se jubilará y no volverá a la política bajo ningún término.

Con el slogan: no mentir, no engañar y no robar”, Andrés Manuel López Obrador cobijó acciones contradictorias porque, ejerció el poder a plenitud.

El animal político no se va. El animal político, muere.

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