En las Aguas Termales de “El Geiser”, a las Tres de la Mañana y…Viendo un Satélite

*¿Y qué Grado de Calor le gusta? Hay Tibias, Calientes, Regulares e Hirviendo

*Como Está Abierto las 24 Horas, Reciben Visitantes a la Hora que Lleguen

*A dos Horas de la CDMX Cuenta con Servicio Médico, Salvavidas y Vigilancia

*Reumas y Artritis los Principales Padecimientos por los que Muchos Acuden

*En Este Sitio de Hidalgo También hay Aventura Para Quienes Gustan de la Adrenalina

*Sí, el Canopy es Algo Emocionante, Estresante, Pero Desde Luego Inolvidable

*El Remate es una Deliciosa Mojarra Preparada por la Familia Durazno  

  

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

TECOZAUTLA, Hidalgo.- Aquí, si se te antoja, puedes meterte a las aguas termales a las tres de la mañana. Para esa hora, las estrellas tapizan el negro cielo. Allá resalta una luz cuadrada. Dicen que es un satélite. La charla de algunos rompe con el silencio que impera. Son pocos los desvelados que disfrutan estar casi solos. Nada comparado con la cantidad de bañistas que hay en el día en El Geiser, un balneario abierto las 24 horas de los 365 días.

La temperatura de las piscinas es variable; unas tibias; otras, calientes, confortables; otras más, constantemente se llenan con agua hirviendo, a 95 grados centígrados, que emana de la vena del volcán Cuautepec que se encuentra entre dos cerros.

Localizado a poco más de dos horas de la Ciudad de México, El Geiser recibe en cualquier momento a todo el que lo desee visitar, ya sea en el día o en la noche. No así otros centros vacacionales que también se encuentran en la ruta turística de los balnearios de Hidalgo que atienden a ciertos horarios. Para la seguridad de todos, cuenta con servicio médico, salvavidas y vigilancia.

La gente acude a este lugar en busca de alivio a ciertos dolores que le aquejan sobre todo de reumas y artritis, como lo comentó “La Güera” quien cada mes acude a recibir los beneficios de las aguas termales en una de las albercas de diferentes tamaños que se encuentran en este gran terreno con áreas verdes y un puente colgante panorámico.

VAPOR SPA NATURAL

Una experiencia diferente resulta recibir el vapor que sale, a capricho, de unos tubos que controlan la emisión del agua termal que emana de este respiradero volcánico. Los visitantes se colocan en un sitio donde existen pequeñas cuevas adaptadas para el caso; pueden optar por sentarse en alguna de las largas bancas o quedarse parados para sentir el vapor que, de pronto se convierte en gotitas de agua.

Y como todo respiradero, existe un tiempo que deja de hacerlo y el frío viento invade tu cuerpo en espera de que vuelva a emitir su vaho.

La gente se arremolina para sentir el vapor calientito que de repente sale con mayor intensidad y entonces las personas tratan de cubrirse con la que se encuentra al lado… algunos le corren porque no aguantan esta sensación y, ¡claro!, si parecen agujas incendiadas que penetran en el cuerpo. Los más valientes ni siquiera se cubren; otros, preferimos hacerlo con lo que halla a la mano: la toalla, una camiseta, una pashmina, lo que sea para evadir la fuerte brizna ardiendo que pasa pronto.

El más osado permanece de pie; otros, nos resguardamos en alguna de las cuevas, aunque poco o de nada sirve porque cuando viene una fuerte emanación, no te salvas de recibir esos picotazos hirviendo.

AVENTURA DESDE 

LAS ALTURAS

En cuanto a las experiencias de aventura, cuenta con un canopy que, si te atreves a hacerlo, tiene un costo de 250 pesos por persona. Y aquí vale la pena señalar que los más avezados o los atrevidos suelen contratar este servicio que te llevará a vivir emocionantes momentos y donde la adrenalina sube al máximo.

Primero, subes una tirolesa de 350, llegas, caminas por un sendero y te diriges a otra de 300 metros. Llegas, nuevamente andas por una vereda hasta topar con el puente tibetano de 130 metros que deberás cruzar; es una especie de escalera que se debe atravesar para lo cual el equilibrio es muy importante. Al llegar andas unos metros para encontrar otra tirolesa a la que deberás incursionar; ésta mide 150 metros. Andas por otro camino para arribar al puente de cuerda floja (de 50 metros) y, finalmente, te diriges a la última tirolesa, de 450 metros.

Al terminar esta vivencia, Diego, Dereck, Jesús y Fernanda platicaron: el primero, que fue muy difícil realizar la experiencia cuando se va detrás de una persona obesa que mueve todo y que hace más difícil la travesía; el segundo, que fue muy emocionante el canopy pues sin tener ninguna práctica los guías te dicen cómo deberás comportarte para disfrutar la experiencia; el tercero, que fue muy estresante pues él (por un inexplicable motivo) quedó parado a mitad de la tirolesa, colgado, viendo al vacío, a las barrancas que se encuentran en un imponente escenario semidesértico pero como ya había sido instruido, comenzó a jalarse él mismo para llegar; y la cuarta, llegó alegre, contenta, divertida, con ganas de volver a repetir el reto, la sensación de libertad, de probarse a sí misma que puede vencer sus temores. ¡Fue increíble!, afirma.  

Después de eso, nada como un buen chapuzón en las aguas termales que vuelven a la tranquilidad, a la paz, a la calma.

LOS PRECIOS

Al llegar a El Geiser, uno deberá pagar la entrada general que es de 150 pesos por persona a partir de los tres años de edad, (adultos mayores, 75) para recibir un brazalete que vence al día siguiente del ingreso por lo que si piensas estar más días, tendrás que cambiar el brazalete por el color correspondiente.

Si vas a pernoctar hay dos opciones según tus posibilidades económicas: acampar o rentar una habitación. Los que deciden acampar tal vez llevan su casa de campaña (por la cual pagan 150 pesos) o rentan una para dos, tres, cuatro o seis personas, con costos que van de los 250 a los 350 pesos más un depósito por la misma cantidad.

Hay zona de palapas, asadores, establecimientos de comida, tienda de víveres, de artesanías, restaurantes dentro y fuera de El Geizer. También se rentan sillas y mesas que deberás trasladar al lugar que te acomode.

Si prefieres una habitación, tienes varias opciones: una habitación de un sólo un cuarto con cama matrimonial y televisión, (sin baño), para dos personas (cuentan niños a partir de tres años) por 350 pesos la noche o 500 pesos para cuatro personas, con dos camas; ahora que si quieres un cuarto con baño (sin regadera) el costo sube a 400 pesos el de una cama; pero si le agregas la regadera, entonces son 450 pesos.

Pero si lo tuyo es la comodidad, entonces, para cuatro personas (dos camas), aire acondicionado, closet, tv, wc y regadera, tendrás que pagar 1,200 pesos y así, van subiendo los precios, como en el caso de las cabañas para ocho personas que constan de dos recámaras, cuatro camas, tv, estancia, cocina con estufa y refrigerador, mesa y cuatro sillas (no utensilios) 2,400.

Es preciso reconocer la limpieza del lugar: de los baños; de las regaderas; de los vestidores; de las albercas que constantemente son vaciadas y vueltas a llenar.

Lo espectacular es el trino de las aves. Al filo de las cinco de la mañana y cerca de las seis de la tarde se comienza a escuchar un gran alboroto, la algarabía de los pájaros que se encuentran en los árboles. Parece que tienen fiesta, que discuten, que se pelean, que juegan, que se divierten.

Y para consentirte, nada como un masaje o una mascarilla que te hará sentir renovado o pasar un rato en la zona de hidromasaje que se encuentra entre dos albercas con estructuras de hongos.

Si bien no hay señal de internet, la diversión y el estacionamiento son gratuitos. Ya de regreso a la ciudad, nada como pasar a Peña Colorada.

LAS MOJARRAS DE 

LOS DURAZNO

Para completar el viaje, nada como degustar una deliciosa mojarra recién pescada en la Unidad de Producción Acuícola localizada en Peña Colorada.

Una vez que saliste de El Geiser deberás atravesar un camino de terracería para llegar a esta instalación acuícola certificada (lo bueno es que se cuenta con señal que permite usar el “Google maps” para ubicarse en esta zona que parece desolada). Es un negocio familiar.

Aquí, la familia Durazno se dedica específicamente al cultivo de especies acuáticas como lo señala una lona que informa que se encuentra bajo regulación oficial y obedece a políticas de bioseguridad.

Se trata de un lugar en el que engordan a los peces que cuidan y alimentan en grandes tinas o estanques donde se encuentran estos animales acuáticos clasificados por tamaño y variedad.

Fue hace cuatro años cuando a don Macedonio Durazno se le ocurrió la idea de ofrecer mojarras para los visitantes. De sus 12 hijos, siete le siguieron el paso para atender el negocio que poco a poco ha crecido. A medida que se fue acreditando la gente comenzó a llegar de varias partes: de Querétaro (Ezequiel Montes, Cadereita, de San Juan del Río); Ciudad de México, Estado de México, Tlaxcala, Puebla y familiares que viven en los Estados Unidos, comenta Verónica, quien amablemente nos recibió.

Si la mojarra es chica, te dan dos por 150 pesos; las grandes son a 180. Se come al aire libre, en una mesa desde donde se observan los estanques, las plantas como el “asiento de suegra” y varias suculentas. De los árboles cuelgan dos columpios hechos con medias llantas que los visitantes disfrutan durante su estancia.

En verdad que el sabor es delicioso. Para calmar la sed, ¿qué tal una cerveza caguama bien helada servida en un gran jarro de barro escarchado con limón y sal? También le pueden poner clamato y chilito. ¡Salud!

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