Ovidio se va, se va, se va…

Punto de Vista

 

 

Por Jesús Michel Narváez

 

Después el operativo de enero para aprehender a Ovidio Guzmán, jefe de “Los Chapitos”, en el que ocurrió la masacre -negada, por supuesto- y murieron 10 militares y 19 criminales, muchas hipótesis se tejieron.

La más socorrida: es para quedar bien con Estados Unidos.

Seguramente así fue. Sin embargo, durante dos meses el criminal, acusado por el Departamento de Justicia de ser el mayor proveedor de fentanilo que, según informes oficiales de Washington el consumo cobró 1207 mil vidas, los abogados de la defensa lograron obtener dos amparos, el más reciente, para impedir la extradición. La institución estadounidense ofrecía 5 millones de dólares por la captura del hijo de El Chapo Guzmán.

En el transcurso, Guzmán fue internado en el penal del Altiplano en donde ha permanecido hasta ahora.

Hace dos semanas, la Fiscalía General de la República solicitó y obtuvo de un juez de control dos órdenes de aprehensión para procesar al sinaloense por portación de armas de uso exclusivo del ejército. Delito no considerado grave y que prendió las alertas en Estados Unidos. Se presumió que era una estratagema para impedir la extradición.

De acuerdo con la información oficial, el gobierno de Estados Unidos tenía hasta el 5 de marzo como fecha límite para ratificar la solicitud de extradición. Y faltando seis días, llegó.

La petición fue enviada a la Fiscalía General de la República días antes de que venza el plazo que fijó un juez mexicano para que Estados Unidos confirmara la petición. Washington busca juzgarlo por el crimen de asociación delictiva para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana.

La solicitud, que contiene el expediente con la información y evidencias recopiladas por el Departamento de Justicia, se turnará al juez Gregorio Salazar Hernández, del Centro de Justicia Penal de Almoloya.

Dos elementos están en juego: los amparos concedidos al “Ratón” para frenar de forma indefinida su extradición. Y el vencimiento del plazo de 60 días de prisión preventiva que ordenó un juez el 6 de enero pasado.

Como es sabido, la detención sorprendió al ocurrir días antes de la visita a México del presidente estadounidense, Joe Biden, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, aunque el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, negó cualquier relación entre los dos hechos.

Por las evidencias, se colige lo contrario a lo afirmado por el huésped temporal de Palacio Nacional. 

Nadie sabe, a ciencia cierta, qué papel jugará la Fiscalía General y si en la Secretaría de Relaciones se tiene conciencia de que la extradición parece inevitable. Por supuesto, está el “papeleo burocrático” con el cual el tiempo correrá de manera inexorable y El Ratón seguirá en México.

Sin embargo, se advierte un serio problema: la reacción de Estados Unidos que no podría ser otra que exigir el cumplimiento de los acuerdos de cooperación entre ambos países y que han sido ratificados a regañadientes durante el actual gobierno.

Todas las versiones que circulan en torno a la presunta relación entre el presidente López y el grupo criminal de Sinaloa, reflejan la existencia de un “trato diferenciado” para quien la abuela es “conocida” y “respetada” por el Jefe de la Banda presidencial. Por supuesto, desde Palacio Nacional y en cualquier parte del país en donde se le formule la pregunta, el señor López niega toda relación y afirma que saludó de mano a la mamá de El Chapo porque se trata de una persona mayor y no la iba dejar con la mano extendida.

Será el sereno, pero la percepción es otra.

Y finalmente, Ovidio se va, se va, se va.

¿O se quedará para ser procesado por un delito menor?

Se aceptan apuestas.

E-mail: jesusmichelmp@htmail.com, jesusmichelnarvaez266@gmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @msionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

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