El Pasado los Condena

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Hoy viernes trece de enero, día nefasto para el imaginario angloestadounidense, los diarios de circulación nacional informan acerca de la alianza partidista “Va por México” integrada por PAN, PRI, PRD en el sentido de presentar candidaturas comunes para la presidencia de la república y una rebatinga futura por lo que se refiere a los puestos de elección popular en gubernaturas, diputaciones federales y locales, senadurías y el complejo andamiaje a nivel municipal.

El otro sentido de la susodicha alianza partidista es, porque no pueden solos y en lo individual por lo que representa cada partido, continuar con la oposición que desde  agosto de 2018 han llevado a cabo contra el presidente López Obrador, respecto a la totalidad de sus acciones de gobierno, unas eminentemente positivas como otras pifias que no pueden esconderse. Hasta el día de hoy la dirigencia de “Va por México” ha sido un corifeo de constantes críticas, fundadas las menos y vitriólicas la inmensa mayoría, pero lo que ha brillado por su ausencia es el planteamiento preciso, viable e incluyente de un programa de nación. Hay que repetirlo y subrayarlo, para desgracia de México, el presidente denuesta en las mañaneras y la oposición insulta en la casi totalidad de los noticiarios a lo largo de todo el día –qué decir de los muy vistos noticieros nocturnos que veladamente y no tanto construyen todos los días una opinión pública contraria al gobierno mexicano, dejando aparte lo que unos y otros embarran en las redes sociales.   

Pero como buen liberal que fui y social-demócrata que soy, mi interés es el sentir y el accionar del pueblo mexicano, que por igual comprende los segmentos más acaudalados que los conglomerados humanos desposeídos de las comodidades que ha brindado la civilización occidental en los últimos ochenta años. Para el caso que nos ocupa, la alianza “Va por México” tiene dos piedras que como enorme lastre le restan credibilidad: la ausencia de un mea culpa pronunciado por el PRI y lo que hicieron o dejaron de hacer los tres gobiernos de la alternancia (2000-2018); porque fueron dichas acciones u omisiones las que paulatinamente fueron empoderando al movimiento de AMLO y las que fueron tomadas en cuenta por el pueblo mexicano a la hora de la votación hace cuatro años y medio.

Los sucesos del pasado condenan a la alianza “Va por México” y que la alianza tenga como meta el bienestar del pueblo mexicano, que es el acuerdo esencial de todo pacto social. Pero los pueblos se equivocan, porque no son deidades, son diversos y en el mundo contemporáneo de la desinformación y el fanatismo, acometen acciones que resultan en precioso material para investigaciones doctorales como el mosaico humano, de estratos sociales distintos y de creencias religiosas/posturas políticas que constituyeron las hordas que asaltaron la sede de los tres poderes de gobierno en la ciudad capital de Brasilia. Los fanáticos, que no le conceden ningún atributo al opositor, tienen la única verdad en la mano y se les ha podido historiar en la modernidad occidental, desde las guerras de religión de los siglos XVI y XVII, el fascismo de los 1930s, hasta la Revolución cultural en la China de Mao o la ideología de los talibanes en Afganistán en los últimos treinta años. Los cuatro ejemplos son extremos porque han costado millones de víctimas y muchas guerras, pero también ha habido fanatismos “light”. Para la circunstancia mexicana, los doce años que van de 1988 al 2000 el integrismo alrededor de las bondades del libre comercio y la doctorcitis, donde un director del CONACYT no era ni licenciado -para que no se asombren del reprobable caso Yasmin-, produjo una legión de seguidores del neoliberalismo -categoría del pensamiento político nada desdeñable- de funcionarios públicos que encabezados respectivamente por los presidentes Salinas y Zedillo impusieron un programa de nación. El talón de Aquiles de dicho programa es que enriqueció a muy pocos, produjo una crisis económica que hoy todavía se sigue pagando su deuda y no modernizó al país. El priismo dentro de “Va por México” y como ya lo dije al inicio de este texto, le debe a los mexicanos una explicación del daño perpetrado a la nación; y respecto a los gobiernos panistas que disfrutaron y abusaron del poder durante doce años, su pecado indeleble es que copiaron las formas de actuación de los gobiernos emanados del PRI. También ellos le deben una explicación al pueblo, si es que se dignan hacerlo. Si unos y otros no lo hacen, y no plantean más allá de las descalificaciones un realista programa de gobierno que ayude al pueblo, la 4T puede dormir con bastante tranquilidad.  

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