La Hipocresía de Occidente y Qatar

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS 

El día que se escriben las presentes líneas (24-11-22) los medios de difusión que llegan a México dan cuenta que diversas asociaciones ligadas al futbol, membretes tipo Greenpeace, declaraciones no oficiales de algunos gobiernos soberanos y jugadores que en sus respectivas selecciones ya están jugando en Qatar, han estado protestando por las diversas pérdidas de vidas en la construcción de los estadios y falta de libertades que, a su juicio, han caracterizado la organización del mundial de futbol qatarí y la vida cotidiana que se lleva adelante en dicho país de la península arábiga. ¡¡Pues dónde han vivido los ofendidos durante los pasados ocho años!! 

Desde que la FIFA otorgó su visto bueno a Qatar para que organizara el mundial futbolero de 2022, las críticas no se hicieron esperar: que si el país era muy pequeño, que si no tenía tradición futbolística, que si debido al islam que profesa su población era contario a los excesos -que no libertades- que cada cuatro años llevan a cabo las barras de aficionados, que si el clima era muy caliente, que si a base de millones de dólares habían comprado los votos y visto bueno de los países agremiados a la FIFA, amén de una pléyade de funcionarios ligados a la federación de futbol, etcétera. ¡¡Pues en qué mundo viven tales criticones!! Que perfectamente saben que a nivel mundial y en sus respectivos países, los comités olímpicos nacionales, las federaciones de un determinado deporte, los entrenadores de una especialidad deportiva y por encima de todos ellos, el COI, todos ellos en su conjunto -o sea el mundo deportivo- se caracterizan por sus prácticas corruptas y corruptoras, por los evidentes favoritismos hacia un determinado deportista, por los caciquismos que de muy larga duración han identificado a las organizaciones deportivas internacionales y, qué decir lo que ha privado en México. En fin, es vox populi que en el mundo deportivo -a pesar de la parafernalia, de los autoelogios y del discurso- es un ambiente donde priva la opacidad, donde llegan muchos que no deberían ser seleccionados y, en el caso concreto del futbol internacional en su edición 2022, si diversas naciones estaban opuestas a la estrategia de cooptación llevada a cabo por los funcionarios qataris, simplemente no hubieran aceptado competir, hubieran retirado a sus selecciones de futbol, hubieran tratado de convencer a sus ciudadanos de que no viajaran a dicho país: pero no lo hicieron porque su actitud ha sido hipócrita, luego de lo políticamente correcto. Ponerse un brazaletito multicolor, hincarse antes del partido, no cantar el himno nacional son mamarrachadas. Si verdaderamente quieren protestar frente a hechos consumados, los cuales han sido endosados por las respectivas federaciones de futbol: que no jueguen.  Y en sentido complementario, federaciones y jugadores saben de la nada despreciable cantidad de recursos generados a partir de la millonaria publicidad y de todo lo que se mueve alrededor de los partidos de futbol.

Sin ser realmente un aficionado del futbol, porque no veo partidos tipo Atlante contra Necaxa, aunque por afinidad laboral me pongo la camiseta de los Pumas de la UNAM y me han caído bien equipos como el Atlas y Pachuca, platicando con amigos que sí saben del deporte de las patadas, hemos llegado a la conclusión que el defecto principal de los futbolistas mexicanos es su terror a llevar a cabo tiros de media distancia frente a la arquería rival. Selecciones van y vienen, entrenadores son cambiados pero el esquema es el mismo: se llega frente a la portería contraria, un pase, dos pases, tres, cuatro, cinco pases y el equipo opuesto recupera el balón. A diferencia del futbol europeo y afortunadamente ya en otras latitudes, uno puede observar que muchos futbolistas sí se animan a tirar de media distancia y muchas de las veces se convierten en goles que definen un partido. ¡¡Quién sabe cuál será el resultado frente a Argentina!! Pero seguramente éstos últimos y desde el primer momento se irán sobre el arco de Memo Ochoa; ojalá los mexicanos no salgan a la defensiva y a tirar a gol, una y otra vez, muchas se fallarán, pero otras no.

Para concluir debemos recordar, que cuando uno hace invitaciones para comer o cenar en casa, el anfitrión pone las reglas y ello viene en el mundo occidental desde los tiempos de la Grecia clásica. Los alimentos, los vinos, las cervezas, la música, el horario, los adornos son ideados y puestos por los anfitriones; los invitados saben el perfil y las reglas de la casa. En el caso de que no me guste lo que van a ofrecer de comida y bebida, o peor, que me caiga mal uno de los anfitriones, lo lógico y civilizado es disculparme y no asistir al convivio. Lo mismo pasa con el mundial de Qatar, hay que respetar sus creencias, respetar sus formas de ver la vida, acatar sus prohibiciones… y si no me gustan, simplemente no asisto al mundial de futbol.     

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