La Perenne Corrupción en México

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Cuando se escriben las presentes líneas (13.10.22) la portada en internet del diario El Sol de México publica distintas noticias en el país cuyo denominador común es un abanico de prácticas y temas donde la corrupción se ha hecho presente. Por ejemplo, el diario de la OEM abre con la noticia acerca de que desde la refinería de Dos Bocas en Tabasco, los implicados en el huachicol exportan petróleo hasta Arabia Saudita; la noticia agrega que se han identificado individuos de la Guardia Nacional, la FGR y de otras dependencias inmiscuidas en el susodicho negocio ilegal. Yo diría que, además, si así es el caso, debería examinarse a la coordinación de la Marina Mercante, por acción u omisión, porque un enorme tanquero de petróleo no es invisible para las autoridades de la capitanía del puerto respectivo, como tampoco para las autoridades que revisan los papeles aduanales. Este episodio me recuerda, que hace un par de décadas, fue informado el hallazgo cerca del kilómetro 21, que es la segunda aduana de la carretera Nuevo Laredo-Monterrey, de un elefante abandonado en su respectiva jaula, con los sellos de la sanidad estadounidense, ¡¡¡pero nadie lo vio pasar el puente internacional!!!    

El mismo diario de circulación capitalina informaba que talamontes cortan alrededor de 300 árboles diariamente en las cordilleras que rodean a la Ciudad de México. ¡¡Vaya descubrimiento!! Estimado lector, si usted vive o maneja hacia el sur y occidente del Valle de México, y tiene la fortuna de disfrutar de un día claro, se habrá dado cuenta que los claros del Cerro del Ajusco, de la Magdalena Contreras, del Desierto de los Leones se han hecho cada vez más grandes y que el horizonte muestra un perfil de algunos árboles raquíticos. Aquellos ecologistas y pobladores de ciertos pueblos que sufren la tala no controlada de sus bosques, saben que los talamontes son muy violentos; diversos asesinatos se han sucedido y durante décadas los cortadores de árboles han sido cobijados por el manto corrupto de las autoridades respectivas que no ven nada, como el caso del elefante. Peor, mucha de la madera que se corta ilegalmente se dirige a los miles de polines utilizados por la industria de la construcción; como madera aglomerada para la elaboración de ciertos tipos de muebles y durante años y años, los otrora empleados de las delegaciones en el Distrito Federal, ahora alcaldías, vendían a determinados particulares trozos de madera de los árboles talados en las colonias de la demarcación Benito Juárez y de la Cuauhtémoc principalmente, que son nichos para quien se quiere hacer rápidamente millonario: léase entre otros asuntos, el cartel inmobiliario existente en la blanquiazul alcaldía. Sorprende que haya sido hasta hace unos cuantos meses que las autoridades de la Ciudad de México se percataron del negociazo que ha sido construir decenas o centenares de nuevos edificios en las colonias Narvarte, Portales, y qué decir del complejo Mitikah que muy escondido -para el público en general- tenía el proyecto, ahora realidad, de otro centro comercial y la perspectiva de construir otras torres donde todavía sigue existiendo Plaza Coyoacán. Ya en estos días el complejo Mitikah saturó las vialidades y uno puede analizar, como ejemplo, el modelo de la corrupción urbana por sus múltiples construcciones, en las diversas cuadras y alrededor del pueblo de Xoco que están delimitadas por las avenidas Popocatépetl, Cuauhtémoc, Río Churubusco y Avenida Universidad… hasta les dieron el permiso oficial para poner una sucursal de un hospital muy conocido, en medio de la cuadra donde están ubicadas muchas agencias de venta de automóviles.

¿Qué tema, qué problemática, qué personajes de la política y de la farándula, que instituciones y empresarios no los ha tocado la corrupción? Prácticamente a ninguno, y en este tema yo no meto la mano al fuego ni por el presidente en turno, ni por los que lo han antecedido. El lema de “la solución somos todos” del lopezportillismo acabó en la corrupción somos todos, y de esta etapa histórica el estudioso del devenir mexicano puede voltear al inicio del siglo XX o al final de la centuria y las prácticas son las mismas. En el libro ahora tan mencionado acerca del jefe del pago en efectivo, la gritería en los medios vociferó: los favores, la lealtad, las comisiones en dinero contante y sonante han sido las herramientas en la 4T para obtener puestos en el sector público ¿Pues dónde vivían los sorprendidos criticones? Ya sé que me responderían: el presidente López Obrador ha reiterado que él es honesto y no se permite la corrupción en su gobierno. Pero yo soy historiador y me acuerdo, siendo Jefe de Gobierno del DF se opuso y obstaculizó el trabajo de la unidad de fiscalización presupuestaria en torno a los trabajos del Segundo Piso, amén del ventaneo propinado al profesor Bejarano. Ello me evoca el accionar del general Porfirio Díaz, que durante su treinta años de gobierno fue bastante honesto -y para los estándares actuales un modelo de virtud- pero como gobernante dejó que su familia política, su entorno nuclear, los funcionarios en las tres ramas del gobierno federal, y sobre todo las autoridades a nivel estatal y municipales llevaran a cabo muchísimos actos de corrupción. Porque así funcionaba en tiempo del virrey de Croix, así lo llevó a efecto don Antonio López de Santa Anna, se acuñó el término de carranzear por don Venustiano y en el siglo XX cuando uno lee las críticas de José Vasconcelos al callismo y visita las instalaciones del archivo Calles-Torreblanca, se da uno cuenta del sentido de las críticas del “filósofo de América”, para no entrar en detalles de las prácticas de la corrupción magnificadas durante el alemanismo y un largo etcétera que llega hasta la actualidad. Creo, y tal vez me equivoque, que la frase de “la corrupción somos todos” fue acuñada en un programa televisivo de Héctor Lechuga allá por los años ochenta. Diversos analistas dicen que tal frase en el accionar cotidiano es como dispensar a todos por ser corruptos, otros critican que dicha frase supone que la corrupción está en el ADN de los mexicanos y ello no es cierto; los menos explican que para hacer las cosas en este país la transa agiliza la solución de los problemas: desde un amparo o la obtención de una concesión, hasta la dispensa presidencial dirigida a varios empresarios en torno al tema de multimillonarias cantidades de impuestos adeudados. ¿Cómo remediarlo?

En el entorno actual se antoja complicadísimo porque la guerra, y eso es, entre la múltiple oposición al gobierno de López Obrador que critica todo, lo bueno y lo evidentemente malo, y en sentido contrario, la respuesta del mismo gobierno federal, en su discurso y en sus obras públicas, resulta que todas ellas, de tirios y troyanos, son acciones eminentemente corruptas: por un lado la compra de comunicadores de uno y otro bando, o bien la prisa por terminar aeropuertos, trenes, modificar leyes, desaparecer instituciones, etcétera. Y como se relató al principio de este artículo respecto al elefante, la ceguera de las autoridades viene de atrás y en la contemporaneidad nada hicieron para que la crisis en la línea aérea AEROMAR no repitiera el mismo esquema de una corrupción rampante y malísima administración  como lo sucedido años atrás en el mismo sector aeronáutico con la INTERJET de la familia Alemán o la Mexicana de Aviación de Gastón Azcárraga, éstos últimos casos empresariales como muchas otras quiebras o venta de empresas a entidades multinacionales, dejan en entredicho el discurso de la eficiencia empresarial mexicana reproducida por instituciones como el IPADE y otras escuelas de negocios.             

 

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