El Presidente y la Administración Pública

* Toda la Teoría y Práctica de la Política y la

Administración   Pública las Conoce

*Gobernar Tiene Ciencia; es una Responsabilidad

Formativa y es una Rama del Saber

*Distinguir lo Estratégico de lo Prioritario y

Diferenciar lo Urgente de lo Necesario

EZEQUIEL GAYTÁN

El Estado se define como la sociedad políticamente organizada. La política es la conducción de la sociedad obteniendo el mejor de los resultados posibles en situaciones no elegidas. Consecuentemente, la organización política del Estado se materializa en el gobierno que, en el caso mexicano, se erige como una nación en la cual la soberanía recae en el pueblo. Además de ser una República representativa, democrática, laica y federal con tres órdenes de gobierno y tres poderes. A su vez, el gobierno materializa sus acciones institucionales mediante la Administración pública a fin de satisfacer las demandas y necesidades sociales. De ahí que ésta es la responsable de atender los asuntos del desarrollo. En otras palabras, la razón de ser de la Administración pública descansa en el esfuerzo de colaboración, coordinación y cooperación de carácter público; en la formulación, responsabilidad social y evaluación de las políticas públicas; en sus fines y, en sus relaciones políticas con los diferentes actores del sistema político mexicano. Además, es una actividad interdisciplinaria que biunívocamente complementa y se complementa del derecho, la economía, la política, la sociología, las matemáticas, la psicología, la filosofía y la gestión. Es una disciplina científica social, pues propone un campo teórico y otro aplicado. De ahí que despliega elementos de sensibilidad política y contexto socioeconómico a fin de asegurar los principios del Estado de proteger y defender a la sociedad, así como los fines de éste: mitigar la escasez y mitigar el conflicto social. Luego, entonces, la Administración pública es la responsable de materializar, con sensibilidad política, resultados, racionalizar los recursos, aplicar métodos y técnicas organizacionales, implementar políticas públicas y servir eficiente y eficazmente a la sociedad sin discriminación y procurar la justicia social.

Toda la teoría y la práctica de la política y la Administración pública arriba descritas no le son desconocidas al presidente de la República debido a que eso estudió y ostenta su título de licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública. Por todo lo anterior no logro entender porque él insiste en que gobernar no tiene ciencia. Puedo concebir que diga esa expresión como algo discursivo y con la intención de manifestar que es tan placentero su cargo que ni le cuesta trabajo, que los esfuerzos son nimios debido a lo gratificante de la responsabilidad y que en la Administración pública basta con ser honrado y leal para ser eficiente y eficaz. Empero no le creo, ni le compro ese discurso.

Gobernar tiene ciencia, porque ésta es una rama del saber construida por el conocimiento obtenido mediante la aplicación de una metodología (hipótesis, tesis, antítesis) que, mediante la observación, la verificación y, en su caso, la experimentación, nos permite explicar los principios de los hechos, sus causas, sus posibles consecuencias y su utilidad social. Es sistematización de conocimientos que nos permite alejarnos del pensamiento místico y mítico y aproximarnos a la razón y a la crítica, pues reconoce, ante todo, su posibilidad de falibilidad.

De acuerdo con lo arriba escrito, gobernar tiene ciencia y es una seria responsabilidad formativa, pues ejercer el cargo de presidente de la República exige, además de los requisitos constitucionales, conocer acerca del espíritu de las leyes; cuestiones básicas de economía, finanzas públicas y política monetaria;  comprender la importancia de la globalización y las relaciones internacionales; ser competente en historia universal y nacional y, por supuesto, saber de Administración pública, la cual es compleja, ya que implica entender acerca del funcionamiento del andamiaje institucional federal y en sus relaciones con los otros poderes y los órdenes de gobierno, sus recovecos, sus normas y cultura, sus comportamientos e intereses, la importancia de la planeación, programación, presupuestación, control y evaluación y el reto de su coordinación interinstitucional orientada a resultados.

Cuando se desconoce qué es la Administración pública, cómo opera, sus calendarios y tiempos, la importancia de su ubicuidad, la exigencia de los perfiles de los puestos, por qué y para qué ejecuta determinadas funciones y otras no, así como su razón de ser, entonces se va entendiendo que gobernar es toda una ciencia. Aún más, la complejidad administrativa, su burocratización y, en algunos casos, su corrupción obliga a un presidente a saber distinguir lo estratégico de lo prioritario y a diferenciar lo urgente de lo necesario.

Desafortunadamente el presidente López Obrador no realineó el aparato administrativo desde el principio de su gobierno. Las modificaciones administrativas y liquidación de instituciones que ha realizado y las que ejecute ya no le darán tiempo para hacer de la Administración pública una de sus plataformas de transformación.

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