¿Y por qué no, una Nueva “Marcha al Mar” Para Recuperar Rutas en Manos del Narco?

A la Vuelta de la Esquina

IVÁN RUIZ FLORES

Y hoy que ya no sentimos lo duro sino lo tupido de la carestía recordamos una frase que hizo historia en el país: Cuando las tortillas suben, el gobierno baja”.

La decía “El Viejito”, don Adolfo, realista y sensato, habilidoso y amoroso con su patria. 

Hoy, como en aquellos años, convendría no sólo una sensata política económica, sino una “Marcha al Mar”, pero modificada, sin Almirante estorboso a la vista (me refiero al de más arriba en la escala nacional) y sí con el mejoramiento, no solo de 70 puertos (o más), de las comunicaciones interoceánicas y sus enlaces en el Altiplano sino, sobre todo, con una limpieza a fondo de la delincuencia organizada que tiene acaparadas todas las formas de comunicación (mar, cielo y tierra) de la República Mexicana.

Sí, aquel hombre, visto y revisado con lupa por ser mayor de edad y llegar a la Presidencia de la República luego de que en la silla se sentaran varios presidentes jóvenes, menores de 50 años, tuvo grandes logros.

 Y él a los 62 años ahí estaba en su enorme encargo, jugando dominó con sus cuates (como siempre) y aguantando la parada por las críticas y los chistes a su costa.

“No me eligieron para semental, sino para presidente, y el pueblo será testigo de que en esa tarea sirvo; lo otro no es de su incumbencia”, respondía el veracruzano.

Hoy, cuando se cumplirán en diciembre 49 años de la muerte de este mexicano, y suman 29 años de que los organismos internacionales, expertos en la materia, advirtieran que nuestro país transitaba en la ruta de convertirse en un narco estado, se constata esa indeseable realidad.

Desde entonces la DEA advertía que, de acuerdo a la recopilación de sus servicios de inteligencia sobre las rutas y formas de operar de los cárteles de la droga mexicanos, estos eran calificados “como sucesores aventajados de las organizaciones colombianas de Medellín y Cali”.

Y no se equivocaron. Actualmente ya los narcos mexicanos superaron a los exitosos delincuentes de Asia, amos y señores en el Triángulo de Oro del Sudeste Asiático.

Sí, en el Siglo XXI, con un velado apoyo gubernamental, al no actuar contra los delincuentes “porque también son seres humanos” eso esta sucediendo.

Por lo tanto, en ese dejar hacer, los narcos mexicanos han resultado más hábiles que los “pathans” afganos en la venta de opio, o que el general “Tigre Rojo”, de Bangkok, en la distribución de heroína o aquellos del Triángulo Rojo, donde sólo tronaban los chicharrones del general Khun Sa, apodado “el rey del opio”, pero mejor conocido como “Chang Chifu”, quien comandaba a 4,000 rebeldes Shan y era el mero mero del Sudeste Asiático.

Sí, la habilidad para hacer el mal se ha desarrollado en México a través de puertos, vías marítimas y submarinas, aéreas y terrestres. Nada nuevo, pero más acaparador, complicado y efectivo, como en su momento lo fueron los thugs de lengua tibetana, denominados “manangis”, quienes “utilizaban el circuito del sur asiático, llevando la heroína del Triángulo de Oro a través del aeropuerto Tribhuvan, de Katmandú o del de Dum Dum, en Calcuta o bien en Nueva Delhi, desde donde sus contactos occidentales intermedios lo trasladaban de contrabando a Londres, Vancouver, Honolulú, París o Sidney”. Esto según Carlos Facio, publicado en 1999 en TNI con el título “México: Las Rutas de la Droga y el Dogal de la Dependencia”. 

Ya en el Siglo XXI, el ingreso a México, de mariguana, cocaína, heroína, fentanilo y cristal, provenientes de Costa Rica, El Salvador, Perú, Ecuador y Colombia, se lleva a cabo en lo que hay: buques mercantes, camaroneros, atuneros, yates, veleros, lanchas rápidas, minisubmarinos en los mares Caribe, Pacífico y Atlántico. Evidentemente ingresan a los estados de Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California Sur y Baja California. Cualquier costa es ingreso.

Hoy en el país para el traslado de la droga se utilizan desde túneles (para el traslado a Estados Unidos), drones, autobuses (no hay que olvidar Ayotzinapa), vuelos en aviones y helicópteros y lo que fuere.

No hay que olvidar que el año pasado el primero de julio el Gabinete de Seguridad gubernamental aseguró que 16 grupos del narcotráfico sostenían una lucha a muerte en el país por el control de las rutas y que el 60% de los homicidios en la República Mexicana estaban vinculados con la delincuencia organizada.

En esa ocasión, oficialmente fue señalado que el Cártel del Pacífico o de Sinaloa prevalecía en siete estados del norte y noroeste de México (Coahuila, Sonora, Durango, Sinaloa, Baja California Sur, Baja California y Chihuahua).

Y sumaban ya 8 las entidades bajo el control del cartel Jalisco Nueva Generación: Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Nayarit, Colima, Estado de México, Guerrero y Veracruz. 

Mientras que el Cartel del Golfo aglutina nueve entidades: Veracruz, Zacatecas, Quintana Roo, Aguascalientes, Chiapas, San Luis Potosí, Nuevo León, Tamaulipas y Oaxaca.

Todos están en disputa unos contra otros y también con grupos locales.

De ahí que algo similar a una “Marcha al mar”, como el gran proyecto que llevó adelante el presidente Adolfo Ruiz Cortines hoy sería benéfico, ya que es evidente que el control de todas las vías de comunicación en las entidades mencionadas no la tiene el gobierno de México, sino los narcotraficantes. Sobre todo hoy con el poder que les ha dado la Presidencia de la República, misma que tiene bocabajeados a los integrantes de las Fuerzas Armadas del país.

Quizás algún día algún presidente de México recupere para los mexicanos (y no para los delincuentes) la soberanía de la nación.

 

   

 

  

 

 

 

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