Ideología y Espacio Público

Owen Hatherley, Paisajes del comunismo, Ed. Capitán Swing, Madrid, España. 2022. 704 páginas

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, el comunismo tomó el poder en Europa del Este y rehízo las ciudades a su imagen y semejanza. Destruyendo la planificación urbana del pasado imperial, se propuso transformar la vida cotidiana de sus habitantes. 

Eso es lo que estudia Owen Hatherley, un joven crítico urbano brillante e ingenioso, en Paisajes del Comunismo, donde se narra la idea del espacio público que tuvieron las camaradas del Partido Comunista. A lo largo de 8 capítulos analizaremos el espacio público y nos familiarizaremos con tales como las magistrales (macroboulevares construidos entre 1930 y 1980), los mikrorajones (los ciclópeos complejos de vivienda), los condensadores sociales (lugares destinados a acoger la “nueva vida colectiva”, fuera de teatros o iglesias), los metros o los memoriales. La idea siempre fue la promoción de la ideología, la grandeza y visión del Partido. 

Así, Paisajes del Comunismo es un viaje de descubrimiento histórico que nos sumerge en el mundo perdido de la arquitectura socialista. Hatherley muestra cómo se ejercía el poder en estas sociedades rastreando los bruscos y repentinos zigzags del estilo arquitectónico oficial comunista: el rococó supersticioso y despótico del alto estalinismo, con sus monumentos conmemorativos patrioteros, sus palacios y sus castillos secretos para policías; la obsesión de Alemania Oriental por los paneles prefabricados de hormigón; y los sistemas de metro de Moscú y Praga, una espectacular reivindicación del espacio público que fue más allá de lo que cualquier vanguardia se atrevió a hacer. Hatherley, pues, nos propone un viaje a un mundo no tan perdido: los regímenes que los construyeron han desaparecido, pero de Varsovia a Berlín, de Moscú a la Kiev posrevolucionaria, los edificios, su legado más evidente, permanecen. 

El libro cabría describirlo como una historia íntima de la Europa comunista contada a través de sus edificios, pero es también una importante reflexión sobre el poder y lo que este hace en las ciudades, en sus calles y sus paisajes.  Sobre todo, es un revelador viaje de descubrimiento que nos sumerge en la vorágine de aquello que fue y estuvo destinado al control del mundo. Hatherley se pregunta qué es lo que puede recuperarse de las ruinas del comunismo, si es que hay algo que pueda servir de base a nuestras ideas contemporáneas sobre la vida urbana. De esta forma, el análisis pone sobre la mesa, mezclando lo trágico y lo cómico, cuestiones tales como:

  • La utilización del espacio público
  • La relación entre el poder, urbanismo, arquitectura y propaganda.
  • La “inocuidad” del urbanismo y la arquitectura, ya sea en los años del estalinismo o en la actualidad.
  • ¿Existen otros modelos posibles de ciudad?
  •  Las infinitas e interminables instrumentalizaciones y reescrituras de la historia 

 

Estamos sí, ante un libro “de Historia”, pero libro que habla del presente y de un debate al que no parece prestarse demasiada atención: cuánto tiene de ideología la forma en la que aprovechamos el espacio en una ciudad.

 

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