La Cámara de Diputados: Antítesis de la Política

*Decidieron ir por el Camino de la Confrontación, Colocar Obstáculos

*Abarataron el Proceso Parlamentario y Lograron lo Inevitable: la Derrota

*Tras la Sesión, los Legisladores de Morena Salieron Lastimados y sin Dignidad

*Cayeron en su Propia Trampa: Prisas y Falta de Oficio los Condujo a Otra Pifia

*Hacer Política no es Sinónimo de Aplastar a las Minorías sin Reflexión Alguna

*Por Agradar a su Correligionario de Palacio Rompieron Principios de la Ética Política 

ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

La actividad política en el país ha sufrido una serie de cambios bruscos a partir de la llegada del Presidente López Obrador, quien se ha negado a entablar dialogo con quienes considera sus adversarios, por lo tanto, ni los escucha ni los ve, si acaso voltea es para insultarlos y descalificarlos.

Esa misma conducta ha sido adoptada por los legisladores que integran la mayoría en la Cámara de Diputados, imitando al titular del Poder Ejecutivo, siguieron la ruta de la confrontación, de la amenaza e inclusive al grado de cooptar diputados de oposición con prebendas, es decir, prácticas corruptoras, para sacar adelante la reforma constitucional en materia de energía.

De antemano sabían que no obtendrían los votos suficientes para su aprobación, no obstante, decidieron seguir el camino de la confrontación, el de poner obstáculos, privilegiaron la chicana y abarataron el proceso parlamentario, para llegar al irremediable y previsto destino: la derrota.

Los diputados de Morena salieron lastimados de la sesión y sin dignidad. Así, deciden sacar de bote pronto, haciendo un desesperado intento para recobrar internamente su alicaído ánimo, la reforma a la Ley de Minería, aprovechando su condición mayoritaria que les permite su aprobación sin necesidad de la oposición.

Nuevamente caen en su propia trampa, el procedimiento legislativo derivado de las prisas, así como una falta de oficio e inexperiencia de los diputados morenistas, los condujo a realizar otra pifia ante la inobservancia de las formalidades parlamentarias, que abren la puerta a su impugnación, flaco favor le hace a su jefe.

Es dable decir que no entienden la utilidad de un Congreso, que debe ser el centro del debate político nacional, donde se privilegia el dialogo y la confrontación de las ideas, es el canal que refleja las diversas formas de pensar en la conformación social, es el camino que nutre y fortalece a partir de sus expresiones la cultura democrática del país.

Hacer política no es sinónimo de aplastar a las minorías aplicando las consignas de no ver, no escuchar y votar sin reflexión alguna lo que les ordenan, eso es retrogrado, es volver al pasado de los levanta dedos, rehuir al intercambio de ideas, al debate o a escuchar las razones de los pares, es abandonar los principios más elementales de la política.

Por supuesto, se vale disentir y hacer uso de las mayorías parlamentarias, sin embargo, el incuestionable derecho y deber de los diputados, dada la representación que ostentan, consiste en dar a conocer las razones y fundamentos de su actuar, cuya función descansa sobre la base del bien nacional, por encima de cualquier interés individual o del grupo al que pertenezcan.

Lo lamentable del asunto, no es que los morenistas apoyen a su correligionario de palacio nacional, sino que, en su afán de agradarlo, han roto los principios de la ética política, a la par de impulsar un proceso de degradación política en la Cámara de Diputados, aspecto que incide a debilitar el sistema republicano y la vida democrática del país.

 

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