Un Tecolote en el Camino, Entre Manglares y Pantanos Veracruzanos

*Es la Costa Esmeralda, Sitio de Aguas no Contaminadas

*Ya Entre la Arena, Platanitos Fritos con Queso y Crema

*También Vainilla… de Papantla por Supuesto, una Delicia Mexicana

*Bello Paisaje al Llegar a la Bocana Donde el mar se Mezcla con el Río

*Entre Garzas, Pelícanos, Pericos, Aguilillas, Gaviotas y… el Pájaro Chohuí 

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

TECOLUTLA, Ver.- Tecolutla, lugar donde abundan los tecolotes, es una población costera localizada al norte de Veracruz. Su playa es la más cercana a la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Estado de México. En su enorme río, del mismo nombre, abundan los manglares, unos árboles que viven en los pantanos, que es toda una experiencia conocerlos mediante un paseo en lancha.

Al viajar en carro o en cualquier otro transporte, se aprecian diferentes panoramas: vas del concreto al verde de los campos; de casas y edificios, a montes y cerros donde los árboles cambian, así como las aves, el ganado, las plantaciones. El clima se va tornando de fresco a bastante cálido.

Si viajas de la Ciudad de México deberás pasar por una parte de Puebla y Tulancingo, Hidalgo, donde puedes aprovechar para comer un delicioso Guajolote; una gran torta pues al pan le ponen una picadita o tortilla con salsa, queso y lechuga; a la telera le untan frijoles y le agregan trozos de carne ya sea de pollo, bisteck de cerdo o chorizo, la adornan con lechuga; se le pone salsa de habanero o de chile verde al gusto y se sirve partida a la mitad.

Luego de la pandemia, Tecolutla se repone; el turista llega ávido de caminar libremente, sin restricciones, por la arena. Vendedores de alimentos, bebidas, artículos para la playa, juguetes como los avioncitos o tipo drones vuelan por los aires y los niños piden uno para sentir cómo se elevan.

Carritos con bicicleta son jalados con fuerza por la arena. Llevan piñas coladas, fresadas, cocos, toritos (una bebida clásica de Veracruz), refrescos preparados con limón, sal y chilito. Más allá ofrecen tostadas de pescado, surimi, pulpo, camarón, y jaiba; también ostiones en su concha, además de tamales de camarón y zacahuil. Por las mañanas los triciclos venden café y pan.

No faltan los platanitos fritos con queso Philadelphia, crema, leche condensada, mermelada; las empanadas de arroz con leche, crema pastelera, cajeta; galletas de maíz y pan de dulce.

También se pueden comer mojarras, filetes de pescado y camarones preparados en distinta forma: a la diabla, al ajillo, al mojo de ajo, al coco, empanizados y más en los restaurantes de playa.

En las mañanas, el sol se asoma por el mar. Al caminar por la playa se llega a la bocana, donde se unen el río Tecolutla con el mar. El agua se siente tibia; el viento sopla ligeramente y con más fuerza hacia el atardecer.

A lo largo de la playa también te ofrecen vainilla “de la buena”, no es sabor artificial. Dicen que es la de Papantla, lugar donde abunda esta orquídea a la que extraen este sabor natural que, por cierto, tiene denominación de origen. Cabe señalar que la Declaratoria de Protección a la Denominación de Origen de la Vainilla de Papantla -que por cierto se produce en 39 municipios de Veracruz y Puebla-, fue publicada en 2009 en el Diario Oficial de la Federación.

La Secretaría de Economía informa que su denominación ampara al fruto maduro beneficiado de la orquídea Vanilla planifolia Andrews, así como las subespecies Vainilla Fina o Mansa con subtipos como Verde, Amarilla, Cazones, Zozocolco, Riva Palacio y Valenzuela. En tanto que la Vainilla Rayada, Tarro o Acamaya; Vainilla Oreja de Burro y Vainilla Mestiza es la vainilla en vaina que se produce en los estados de Puebla y Chiapas.

Tecolutla, también llamada costa esmeralda, es una de las playas más limpias porque sus aguas no son contaminadas. Ningún drenaje se aprecia y explican los oriundos que las casas cuentan con fosas sépticas.

Si bien hay hoteles a lo largo de su costa, ninguno es de gran cadena. Casas y cabañas se alquilan por noche, semana o por mes para el disfrute de vacaciones.

A la orilla del río Tecolutla se ofrecen varios recorridos ecoturísticos a bordo de lanchas. Son recorridos privados de una a diez personas (la capitanía del puerto no admite más). El recorrido más corto y económico es para conocer el refugio de aves migrantes; le siguen en precio y duración: “El esterito de la mojarra”, “Estero rincón pirata”. “Manglar del silencio” y “Cruz de los esteros”, con costos de 400 a mil 800 pesos.

En el recorrido pudimos observar manglares de diferente tipo. Llegamos a la zona del silencio donde, efectivamente, no se escuchaba nada, ni el correr del río, los sonidos de las aves o cualquier otro animal. La paz en pleno. La reflexión al momento.

Aquí abunda el mangle rojo, botoncillo, negro, blanco y rastrero, propio de las zonas tropicales. Llama la atención que las raíces del mangle crecen de arriba hacia abajo. Resulta que los manglares son un filtro biológico por lo que mejora la calidad del agua.

Además, nos untamos lodo del pantano a manera de mascarilla en cara, brazos y cuerpo en general. Lo dejamos secar y al cabo de unos minutos, la piel quedó espectacular.

En esta zona vimos garzas, pelícanos, pericos, aguilillas, gaviotas y al pájaro chohuí aunque nos dicen que son el hábitat de otras especies de flora y fauna.

Los habitantes también ofrecen experiencias en cuatrimotos, aunque, definitivamente, lo que no te debes perder es el recorrido en lancha y la oportunidad de soltar tortuguitas pues es un lugar donde llegan a desovar.

 

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