Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Expertos juristas y lingüistas, han definido con claridad una frase que no deja siquiera a la imaginación alguna errada interpretación. Se trata de el que hace la ley, hace la trampa. ¿Qué significa em términos constitucionales y legales: al elaborar la ley, el legislador ha dejado un resquicio, una reserva, que siendo conocida solo por él, le permite sortearla, evitarla, en su propio beneficio. Por fortuna, en los países inconfundiblemente democráticos, esto no ocurre.
En México sí pasa.
Cuando se aprobó la Ley de Revocación de Mandato los senadores que presentaron la iniciativa y los que conformaron las comisiones para aprobarla, violaron la Constitución al modificar el contenido de la pregunta y añadir … o que siga en la Presidencia hasta terminar su mandato?
Inexplicablemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación no corrigió el entuerto y dejó pasar el texto.
La pregunta que aparecerá en la papeleta para votar el SÍ o el NO está amañada.
Léala con calma y reflexione:
¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?
Hipótesis 1.- Si la respuesta es NO tiene que examinarse hacia cual de las dos partes de la pregunta se aplica la negativa. Por el contrario, si se cruza por el SÍ, a que parte de la pregunta corresponde.
En ambos casos, la confusión es mayúscula.
Marcar el NO implicará dos respuestas: ¿No a la revocación o no a la permanencia?
Cruzar el SÍ, también es ambivalente. ¿Es afirmativo para la revocación o para la permanencia?
Mientras todos nos enfrascábamos por el respeto al texto constitucional y argumentábamos que una Ley reglamentaria no suple el texto constitucional salvo que se reforme con anterioridad, en el Senado y la Cámara de Diputados aprobaban la norma y la publicaba el Ejecutivo el 15 de septiembre. Seguíamos de cerca el problema presupuestal que registraba el INE y la negativa de la Secretaría de Hacienda de otorgar recursos para el evento.
Luego, todo se centró en si los partidos políticos podían participar en la promoción del ejercicio, creado para los ciudadanos y a quienes se lo arrebató el poder político. Los dimes y diretes abundaron. Las órdenes del INE también. Las impugnaciones ante el TEPJF siguieron el mismo camino. Ninguno de los impedidos legalmente para promover la Revocación de Mandato obedeció. Al contario, arreciaron las violaciones y todo se convirtió en retar a las autoridades electorales.
Los diputados hicieron el hallazgo del sexenio: modificar la Ley de Propaganda Política, interpretarla dijeron, con lo cual se autorizó que todos los funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno pueden promover la revocación de mandato.
Ya no le dimos importancia a la pregunta sobre todo porque la Corte la aprobó y rechazó la controversia constitucional presentada por la Alianza Va por México, bajo el bizarro argumento de que quienes aprobaron la LRV fue la mayoría. La minoría, en ese y otros momentos, no fue escuchada.
¿Y la pregunta?
Se quedó como la aprobó el Poder Legislativo, aunque es violatoria de la Constitución.
Al final de la jornada el problema estará en manos del INE y más tarde del TEPJF. ¿Cómo contarán los votos con el sí y con el no?
Un asunto nada menor que a todos nos pasó de noche hasta que la gente que acuda a las urnas tenga que preguntar en la mesa receptora: sí pongo no, que significa y que si pongo sí.
Este galimatías tendrá
que resolverlo las desdeñadas autoridades electorales.
Par el Presidente de la República queda la opción de exigir a qué corresponde el sí a qué el no.
Dr todas formas ganará y no se irá.
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