Y en “Febrero Loco”, Inicia Otro Capricho Presidencial: la Revocación

NIDIA MARIN

Y enero cerró el día 31 ensangrentado por el crimen de otro periodista: Roberto Toledo. Fue asesinado a balazos en Zitácuaro, Michoacán. La exigencia de respeto a la ley prevalece. Nuestras condolencias a su familia

Mientras tanto, sin dinero adicional, porque le fue negado, y tan sólo con la tercera parte del presupuesto el Instituto Nacional Electoral inicia hoy las reuniones del consejo general y del área técnica. 

Ninguna novedad. Ya estamos en “febrero loco” y en espera de las tolvaneras políticas (si es que han cesado en algún momento) que, como es natural, están tocando todos aquellos aspectos donde el gobierno federal ha llevado a cabo políticas abusivas y mal hechas y ha dejado a la deriva la gran problemática mexicana de la actualidad (además del virus) la criminalidad.

La Revocación de Mandato permanecerá sacando chispas, lo que no ocurrió en Venezuela (país del que Morena está copiando lo que más puede y aquella nación está en la crisis más grave de su historia) durante el mandato Hugo Chávez, específicamente en 1999 tras aprobarse, la puso marcha tras ser aprobada en una asamblea constituyente.

Aquello sucedió (de acuerdo a especialista Gargarella), después de que “la combinación de crisis económicas y movimientos de protesta popular en la región había generado serias consecuencias. En Venezuela, implicó la destitución en manos del Congreso del presidente Carlos Andrés Pérez en 1993, como resultado de un proceso por corrupción.” Sí después de aquella vergonzosa salida del gobierno del gran amigo de Luís Echeverría Álvarez, seis años después arribó la revocación de mandato.   

Hoy, México copia decisiones de otros tiempos y sería el quinto país en contemplar la revocación a nivel nacional de la misma manera que en América Latina, en lo nacional lo contemplan Panamá, Ecuador, Venezuela y Bolivia.

A excepción de Panamá las otras naciones pueden aplicar este recurso para revocar al presidente, así como a quienes ocupen los cargos electos de diputados y senadores.

Evidentemente, la tolvanera está presente en México por todas las razones, sobre todo las económicas y las políticas que emanan desde el zócalo, aunque el nuevo capricho del mandatario actual se lleve entre las patas al presidencialismo, del cual hay quienes señalan el impacto de este mecanismo sobre el sistema político en el que se inserta.

Señalan: “La permanencia a largo plazo de un presidente que no conserva el sustento popular y/o legislativo y que, a raíz de ello, tiene graves dificultades para gobernar, pondría al régimen al borde de la ruptura institucional y democrática, por ejemplo, a través de un golpe de Estado”. No, aun no miren hacia Palacio Nacional, pero falta menos.

Como fuere, si les creemos a los estudiosos que, con este tipo de revocación de mandato, “el voto del ciudadano deja de ser, en parte, un cheque en blanco, pues quien es elegido está sometido al escrutinio público y debe rendir cuentas a sus electores a riesgo de ser revocado”. 

Agregan: “El cargo ya no pertenece, entonces, tan enteramente al elegido, sino que estaría supervisado en su ejercicio por el pueblo, debiendo ser desempeñado en correspondencia con sus valores, necesidades y prioridades”. 

El asunto es si en estos 1,333 días (cabalístico el número) que le faltan al mandato del tabasqueño, la mayoría de mexicanos en edad de votar aguantará la serie de crisis, necedades y locuras que emanan desde Palacio Nacional. 

El asunto es que, si no hubiera sido tan manipulado y vergonzoso el proceso de recabar votos para efectuarla, la revocación a lo mejor sería el instrumento idóneo, como dice Abal Medina, para resolver por vías institucionales más directas, la salida del presidente, evitando una crisis de gobernabilidad y, en caso extremo, del régimen presidencial o de la democracia misma.

En fin, que como su nombre lo indica para el mero mero, estamos en “febrero loco”.

 

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