La Excepción que Confirma la Regla: El Niño del Cabello Verde

La Tiendita de los Horrores

Por Gerardo Gil Ballesteros

Hace unos días falleció un actor que durante su infancia fue uno de los child star más importantes de finales de los cuarenta y parte de los cincuenta. Se mantuvo en la industria cinematográfica toda su vida, aunque ya no con papeles estelares. Poco importaba, ya que logró trabajar con directores de importancia mundial como Wim Wenders, en París Texas en 1985, por ejemplo, en la edad adulta: Dean Stockwell es pues la excepción que confirma la regla del mal, sino que persigue a muchas estrellas infantiles.

Y es que la lista es larga, desde Jackie Coogan, la primera gran superestrella infantil del cine, quien conquistó los corazones de la audiencia con The Kid ( Chaplin, 1921), hasta Gary Coleman, aquel famosísimo niño afro estadounidense, que hizo la delicia del público ochentero en el sitcom Difrent Stokes, que se transmitió de 1978 a 1985 y en México se conoció como Blanco y Negro.

En el primer caso, Coogan fue reclutado por Chaplin cuando vio al niño en un espectáculo teatral, ya en Estados Unidos y por supuesto comprobar su enorme talento en escena. De algún modo, el comediante inglés, se sintió identificado con el muy joven histrión, que tenía no más de cinco años.

The Kid, es uno de los filmes más importantes en la filmografía de Chaplin y de hecho va mucho más allá del humor físico. Es una historia dickeniana, con elementos de Buddy film (es decir, humor de cuates o pareja). El asunto es que Coogan alcanza el estrellato, gana mucho dinero y por supuesto, su madre dilapida todo junto con el padrastro de Jackie, quien se la pasó trabajando durante toda su infancia.

Cuando Jackie llega a la juventud, le pide parte del dinero a la autora de sus días quien solo alcanzó a poner cara de asombro y decirle: ya no hay nada. Coogan, se enroló como soldado en la Segunda Guerra Mundial, no sin antes poner una senda demanda a la autora de sus días. En el juicio que, por supuesto no recuperó el dinero, trajo como consecuencia La ley Coogan, que guarda parte de lo ganado por actores que no tienen la mayoría de edad en un fideicomiso. De poco ha servido, ya que los abusos de los padres continúan.

¿Qué fue de Coogan después de esto? Bueno, como ya se mencionó, se enroló en la guerra, al regresar retomó de forma modesta su carrera, hasta que le llegó el segundo papel de su vida, ya con cincuenta y tantos años: El tío Lucas de la serie Los Locos Adams.

Dice la leyenda que, en la grabación de la famosa entrada del programa de tv, Ken Weatherwax, quien interpretaba a Pericles, no alcanzaba a coordinar el chasquido de los dedos y puso de mal humor a la estrella del show, John Astin. Tenso el ambiente en el set, y con la responsabilidad de un niño de nueve años que estaba angustiado, Coogan lo apartó, lo trató con afecto y le dijo: “no pasa nada tranquilo”, así fue como salió la escena.

Coogan, murió el 1º de marzo de 1984, tenía 69 años. Pero hay otras historias menos virtuosas, como la de Gary Coleman, quien se hiciera famoso con la ya mencionada Blanco y Negro. El joven actor estuvo en el programa todas las temporadas que duró. El pequeño detalle es que no es lo mismo interpretar a Arnold, como se llamaba su personaje, a los diez años, que hacerlo en plena adolescencia. Ahí radicó parte de su tragedia, en vulnerar su autoestima.

Y es que el programa se trataba de un millonario, interpretado por Conrad Bain, quien adopta a dos niños afro estadounidense, hijos de su ama de llaves. El hombre tiene una hija adolescente, que la interpretó Dana Plato, la actriz acabó también de forma trágica, al morir de una intoxicación por drogas, en fin , el caso es que en plena era Reagan y de sutil conflicto racial, la serie fue un éxito.

Coleman sufrió el abuso económico de su madre también y llegó a declarar que ya después de los catorce años, no le gustaba sentarse en las piernas de Bain, como su personaje lo requerí, cual si fuera un niño pequeño.

Pero eso no fue todo. La producción del show aprovechó que Coleman sufría insuficiencia renal, lo cual comprometía su crecimiento, para dar la imagen de que era un niño eterno.

Nunca puso superar su rol infantil y su último trabajo fue como guardia de seguridad de un supermercado.  Murió de forma trágica, el 28 de mayo de 2010, por un traumatismo en la cabeza, luego de un pleito con su esposa, quien no tuvo cargos, ya que las investigaciones arrojaron que Coleman la quiso violentar, como ahora se dice y todo fue en defensa propia.

Pero regresemos a la excepción que confirma la regla Stockwell: a pesar de haber sido una gran estrella infantil, supo mantener su carrera con filmes, que tal vez en la edad adulta ya no protagonizaba, pero que estaban por encima muchos del blockbuster y, del mero entretenimiento comercial. Terciopelo Azul (Lynch, 1986) es otro caso. Aunque muchos lo recuerden por el holograma Al de la serie Viajeros en el Tiempo.

Total, que quizá uno de los filmes emblemáticos de Stockwell sea The boy with the Green hair, dirigida por Joseph Losey, que toca el tema de un niño llamado Peter (Stockwell), quien vive con su abuelo ya que es huérfano de guerra –el filme es de 1948- y un día amanece con el cabello verde.

La discriminación no se hace esperar, hasta que el abuelo decide rapar al niño. Peter, de doce años, se rebela ya que su condición la había usado para dar un mensaje a favor de la diferencia. En este punto, suceden dos cosas importantes relacionadas con la película: la primera ( spolier) es que Peter cuando su abuelo se disculpa por cortarle el cabello después de que entiende su misión, le dice: “no te preocupes abuelito, el cabello me va a crecer y será verde”.

Y lo segundo es que uno de los productores der la película, Howard Hughes, mandamás de RKO, quiso obligar a Stockwell de doce años, a improvisar un discurso a favor de los soldados estadounidenses y dejar de lado el contenido liberal del filme, el joven actor, le contestó al poderoso empresario: “si tú quieres que yo haga tu película, va como Losey la ha pensado”.

Dean no usó su poder de estrella infantil, para pedir privilegios, sino para que una obra tuviera la integridad liberal con la que fue creada.

Descansé en paz Dean Stockwell quien murió a los 85 años, el pasado 7 de noviembre.

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