¿Hay Gato Escondido en el Ejercicio Para una Revocación de Mandato?

Por Margot Acosta

La sospecha está de fiesta… y el gato encerrado también.

Es una forma de disfrazar las dictaduras, opinan algunos respecto a las revocaciones de mandato establecidas en Ecuador, Bolivia, Cuba y Venezuela y hoy a punto de ser copiadas en México, aunque podría decirse que casi es un hecho, por lo menos para el actual gobierno.

Sí, porque ya que es una realidad la Ley Federal de Revocación de Mandato, enviada por Andrés Manuel López Obrador para taparle el ojo al macho, aunque la misma señale que es reglamentaria de la fracción IX del artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su artículo segundo indica que la misma es de orden público y de observancia en el ámbito federal en todo el territorio nacional.

¿Esa norma esconde insanas intenciones? Hay quienes aseguran que sí.

Sin embargo, hay que recordar que, en 2011, el gran constitucionalista Jaime Cárdenas Gracia, como integrante entonces del Partido del Trabajo, diputado Federal a la LXI Legislatura presentó una propuesta muy similar con fundamento en los artículos 6, fracción I del Reglamento de la Cámara de Diputados y 116, fracción I de la Ley Orgánica del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos.

Aquella iniciativa reformaba los artículos 40 y 41 y adicionaba la fracción XXIX-Q al 73 de la Constitución, al expedir la Ley de Revocación de Mandato.

Cárdenas Gracia señalaba: “…en resumen mediante el procedimiento de revocatoria de mandato, el electorado tiene el derecho a destituir del cargo a un funcionario público a quien él mismo eligió, antes de que concluya el período de su mandato. Es decir, el pueblo, mediante el sufragio y de manera vinculante, decide sobre la continuidad en el desempeño del cargo de un funcionario de elección popular. Se consideran causales para que el electorado solicite la revocación de mandato de un funcionario público electo las siguientes: actos de corrupción, ineficiencia, violación de derechos humanos y pérdida de legitimidad”.

No tuvo suerte, no obstante que en aquel tiempo se consideraba un buen argumento.

Hoy, hay que admitir que, aunque con otro nombre y en distintos renglones, pero existen normas en algunas partes del mundo, incluidos sitios de Estados Unidos donde se aplican cuestiones similares. Es el caso de Perú, Taiwán o de Alemania, inclusive de Gran Bretaña y de Polonia.

Pero en México hay desconfianza en una buena parte de la población sobre las intenciones presidenciales, sobre todo cuando su actuación como mandatario deja mucho qué desear y afecta a múltiples sectores de la población, en renglones tan sentidos como la vacunación y la falta de medicamentos.

Sin embargo, todo indica que contra viento y marea se llevará a cabo la revocación de mandato en una nueva fecha, el 10 de abril.

Esa fecha por cierto ha sido de mala suerte en la historia. Por ejemplo, el 10 de abril de 1864 el archiduque Maximiliano de Habsburgo fue nombrado emperador de México.

También en esa fecha, pero de 55 años después, es decir en 1919 fue asesinado Emiliano Zapata, en cuyo honor empezaron a surgir con ese nombre diversas colonias en varios estados de la República Mexicana y también en la Ciudad de México. En ésta última la colonia 10 de Abril se ubica en la alcaldía Miguel Hidalgo.

Sin embargo, hay situaciones positivas, porque un 10 de abril de 1789 nació la heroína de la Independencia de México, Leona Vicario y casi un siglo después en 1877 también nació Guillermo Rubio Navarrete, un militar que se negó a bombardear La Ciudadela durante la Decena Trágica “por razones de humanidad”. Por su trabajo llegaría a ser General de División dentro del Ejército.

En fin que para el próximo año la esperanza es que el 10 de abril no le den por su lado dictatorial a ya saben quién, personaje que gastará millones de pesos, avalado por sus corifeos, con tal de salirse con la suya.

¿Cuál es ésta? Más vale que nos equivoquemos y no sea perpetuarse en el poder.

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