Revocación de Mandato sin Debate

*Podemos Ratificar o Rectificar al Titular del Poder Ejecutivo Federal

*Pero se nos Niega Acceso a la Transparencia y Rendición de Cuentas

*Se Avizora Poco Afluencia a las Urnas, Pregunta mal Hecha y Manipulada

*“Eterna Campañocracia”: Refuerzo a su Partido en su Proyecto Transexenal

*Será una Vacuna una en Contra de la Democracia Participativa

Por Ezequiel Gaytán

El pasado 14 de septiembre fue publicada la Ley de Revocación de Mandato con lo cual sucederán, al menos, cuatro consecuencias más allá de un proceso aburrido y predecible del mismo. La primera es que la ley no tiene contemplado un debate acerca de la ofrecido por el gobierno en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 y los resultados. Léase, ni el Instituto Nacional Electoral (INE), ni el poder Legislativo convocarán a expertos, legisladores y conocedores de la agenda pública nacional a debatir sobre el Plan, sus logros y estancamientos, por lo que los mexicanos careceremos de elementos objetivos de evaluación.

Es una desventura que en México no tengamos un Gabinete Espejo integrado por legisladores de oposición y que posean la misma información que los titulares de las secretarías de Estado y debatan acerca del rumbo asumido por la Administración pública. Si esos debates ocurrieran, los ciudadanos tendríamos una idea más completa acerca de la marcha del país. Pero sucede que lo que tenemos es la presencia de los titulares de las dependencias cuando acuden durante los meses de septiembre y octubre al Congreso de la Unión con motivo de la glosa del informe de gobierno, sin embargo, van a jugar a un frontoneo con preguntas sembradas por sus aliados y evasivas planteadas por los partidos políticos de oposición.

Ahora resulta que se nos dice que tenemos la oportunidad de ratificar o rectificar al titular del poder Ejecutivo federal, pero se nos niega el valor del acceso a la transparencia y rendición de cuentas en foros, seminarios y debates divulgados masivamente por los medios de comunicación, por lo que no habrá confrontación de posturas que nos orienten acerca del rumbo del país. En todo caso, si algo deseamos saber nos corresponde investigarlo individualmente.

La segunda consecuencia es que habrá una vez más poca afluencia de ciudadanos a las casillas, pues se trata de una pregunta ilógica. Digo que es ilógica por que se nos interroga aludiendo a la “confianza” en el presidente de la República. Lo cual es un contrasentido a los motivos por los cuales elegimos a uno de entre varios candidatos. Es decir, nosotros votamos por aquel que consideramos capaz y pueda resolver nuestros problemas, demandas y necesidades sociales, pero nunca se me hubiese ocurrido que sufragamos por motivos de confianza, pues ya que sabemos que los políticos no son de fiar. La pregunta alude que “se le revoque el mandato por pérdida de la confianza”, más yo considero que el artículo 19, fracción V debió aludir a “que se le revoque el mandato por omisiones, incumplimientos y falta de resultados comprometidos en el Plan Nacional de Desarrollo”. Lo cual es consecuente con la lógica por la cual elegimos y votamos. Léase, resultados y no palabras.

La tercera consecuencia es que el presidente se va a legitimar en eso que la voz popular ya denomina la “eterna campañocracia” y va a reforzar a su partido político en su proyecto transexenal. Lo cual es una salida anticipada a la contienda electoral y, por lo mismo, volveremos a ver otra ruptura de equidad en la vida democrática nacional.

La cuarta consecuencia es que será, aunque no sea la intención, una vacuna en contra de la democracia participativa formal con el riesgo de que se acreciente la apatía política y se le vea como gastos inútiles y estériles. Ello es uno de los grandes peligros para la democracia. Las modificaciones que sufrió en esta administración el artículo 35 constitucional y sus dos leyes reglamentarias, la Ley Federal de Consulta Popular y la de Revocación de Mandato fueron redactadas con intenciones de hacerlas inconclusas y algo abigarradas a fin de fortalecer el proyecto político del actual gobierno, pero no con la sinceridad que demanda la democracia participativa.

Que falta de tacto de los legisladores por no organizar mesas de debate y evaluación acerca de lo planeado y lo alcanzado en lo que va de la actual gestión. Es cierto que el artículo 32 de la ley de revocación faculta al INE a fin de que se difunda la revocación, pero no la organización de foros de evaluación y de resultados. Peor aún, ante la falta de un Gabinete Espejo que funja como contrapeso legislativo brillará por su ausencia y el sentido de la revocación parecerá la escenografía de la feria de las vanidades.

Estoy convencido que la ciudadanía aún tiene mucho por hacer en la vida democrática participativa. Entre algunos de los asuntos pendientes que aún tenemos es exigir a nuestros representantes del poder Legislativo que estudien sistemas políticos comparados y, en su caso, si vamos a adoptar figuras como la revocación de mandato o proceso de destitución (“impeachment” en inglés) como se le denomina en los Estado Unidos, por lo menos que lo hagan bien.

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