El Grito en Soledad…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Nada hace más feliz que estar rodeado de gente. Entre más numerosa sea la fiesta, Andrés Manuel López está en su zona de confort.

Es seguro que dar El Grito desde el balcón central de su residencia temporal y sin que en la Plaza de la Constitución solamente se reflejen las imágenes de su equipo de seguridad y de militares cuya responsabilidad es proteger el Palacio Nacional y a su huésped, no lo hará sentirse alegre, contento, feliz, feliz, feliz.

La pandemia, dijo al confirmarse su presencia letal en México, nos cayó como anillo al dedo. No para este tipo de festejos y conmemoraciones. No son de todos los días.

Saldrá al balcón en punto de las 23 horas. Eso marca el protocolo. Vendrá la arenga… ¿qué sorpresa nos depara?… ¿a quién incluirá?… ¿acaso los pobres recibirán su viva?…

Quién sabe. Solo él conoce el breve texto que deberá leer, porque no se sabe de memoria los nombres de los héroes que nos dieron patria y el orden en que deben mencionarse. Después tremolará el lábaro patrio y jalará el cordón atado al badajo la campana de Dolores, la misma que hizo tañer Hidalgo -eso se afirma, aunque hay quienes afirman que se trata de una réplica- y hará que del bronce brote el sonido que recuerda la voz del sacerdote nacido en Pénjamo.

(Dato cultural: la campana está fundida en bronce, tiene 1.09 centímetros de diámetro, mide 1.77 metros desde la orilla de la boca hasta la parte superior del contrapeso, tiene 11 centímetros de espesor y pesa 780 kilos. En 1960, el presidente, Adolfo López Mateos, ordenó fabricar 32 copias exactas de la campana original. Los expertos dicen que no tienen el mismo sonido que la colocada en Palacio Nacional).

La de esta noche, será una más de soledad para el presidente López. Aunque, promete, que habrá “una sorpresa”.

Contagiado por la iluminación de los reflectores que todas las mañanas le alumbran para lucir joven y vigoroso -se le ve cansado, pero así es el trabajo según dice-, le pidió a las televisoras y estaciones radiofónicas enlazarse, si pueden y quieren, para que todos los mexicanos disfrutemos, me cuento entre ellos, del espectáculo que se ofrecerá.

“Invito a todo el pueblo de México, la ceremonia del grito va a ser excepcional, va a ser sorpresa. No va haber asistencia porque tenemos que cuidar todavía los contagios de la pandemia, pero va a ser un espectáculo cívico de primer orden, una gran sorpresa”.

Palabras del “señor” y por tanto hay que ponerlas en tela de duda. Porque el gusto por lo bello y espectacular no son cosas que le importen del presidente.

Lo cierto es que se ha guardado en el cajón de siete candados qué es lo que se verá en la noche de este miércoles.

Supongo, solamente hago eso, que los fuegos artificiales nublarán de humo al estallar en el aire, como cada año, una vasta zona del Centro Histórico. ¿Pero que, sorpresa nos depara?

No se sabe de que haya cena de Independencia. Y si la hay, que sería lo lógico si el presidente es huésped distinguido de Palacio Nacional, estará su familia, invitados especiales: Claudia y Adán Augusto. No acudirían Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard. Ah, eso sí, el general Luis Crescencio Sandoval y el almirante Raúl Ojeda

¿Cuál sería el menú?

Tlayudas, tamales de chipilín, tostadas de pejelagarto, chocolate de la fábrica Rocío” -carísimo, por cierto-, y probablemente cerveza artesanal.

Nada de tequila, vinos de mesa y menos importados y para recordar los tiempos idos de hace 5 décadas, aguas de Jamaica, Chía y Horchata.

¿El pozole estará presente?… ¡No hombre! Tampoco habrá Caviar de Beluga, porque eso es de los fifís, aunque no neoliberales porque se comía en los reinos hace un titipuchal de años.

En fin. Lo importante es gritar y con ganas: ¡Viva México!

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesus Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada.

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