No es la Pandemia… es en un Hospital del IMSS

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Desde los tiempos de Arturo Durazo Moreno como jefe policíaco, el Río Tula se hizo famoso.

Era el 8 de junio de 1981 cuando 12 cuerpos de “presuntos ladrones y traficantes de cocaína” fueron arrojados. Eran de nacionalidad colombiana según la crónica periodística de Marco Antonio Cervantes González, publicada en el portal Bitácora de Vuelos.

La noticia corrió como reguero de pólvora… días después de los hechos. La ejecución se atribuyó al grupo Jaguares integrado por 80 elementos. Y el nombre del Río Tula, como el del Pozo Meléndez, cercano a Taxco, cobraron fama por ser utilizados para depositar cuerpos de delincuentes que no cooperaron.

Hoy el Río Tula vuelve a ser noticia porque cobró 17 víctimas. No se trata de delincuentes. No eran traficantes y tampoco pertenecían al crimen organizado.

Estaban en el hospital del IMSS cuando el río se desbordó he inundó las instalaciones.

En videos que circulan en las redes sociales se observa cómo enfermeras y camilleros intentan sacar las camas con los pacientes. El agua alcanza unos 70 centímetros. La confusión se advierte. Fueron horas de esfuerzo para intentar salvarlos. El recuento es trágico: 17 fallecidos.

Por si alguien supone que se trata de una fake news, está el Twitter del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses y otro del presidente López cuyo breve texto dice: El imss de #Tula se requiere ayuda.

De acuerdo con la información había 56 pacientes y 106 trabajadores del Instituto y quedaron atrapados. No se tienen reportes de otros heridos, comentó Fayad.

Por lo visto, no hace falta infectarse de Covid-19, sufrir un infarto, ser diabético y tener cáncer sin tratamiento, para morir. No hace falta estar en casa o en la calle. Basta con internarse en un hospital del organismo de salud más grande de América Latina.

Sin prejuzgar, se advierte la falta de mantenimiento en los drenajes o que desde su planeación y construcción no se consideraron los riesgos de hacerlo cercano al río y menos aún se previó lo que podría suceder con un desbordamiento.

Hoy se ufanan en el IMSS de ser una institución de primera, que atiende a sus derechohabientes con “calidez y calidad”. Y, sin embargo, no murieron 17 personas por fallas de atención médica y carencia de fármacos.

No.

Fallecieron por falta de energía eléctrica y ahogados.

El escaso personal que estaba en las instalaciones tampoco estaba preparado para enfrentar una emergencia. Si se tratara de un incendio lo mismo ocurriría.

¿Quién es responsable de supervisar las instalaciones del instituto?

Porque el director, Zoé Robledo, no tiene tiempo para esas nimiedades. A él lo eligió la mano tabasqueña porque es amigo de la familia y es chiapaneco.

Su visión está puesta en 2024. No, su ambición no alcanza para sentarse en la Silla del Águila. Quiere ser como su papá: gobernador.

A diferencia del padre, no busca el cargo para abandonarlo y convertirse en embajador de México en Argentina.

Quiere los seis años.

Así que poco o nada le preocupa cómo se encuentran las instalaciones de los hospitales. Para eso hay un responsable que, por lo visto, tampoco cumple con sus funciones.

Cómo explicar que un hospital de segundo y tercer nivel no cuente con instalaciones hidráulicas y eléctricas adecuadas. No hay para dónde hacerse.

Y seguramente los culpables son los neoliberales que no quieren a los pobres. El hospital debió haber sido construido por los fifís corruptos. De todas formas, ya no son responsables. Los de ahora tienen la obligación de revisar cada uno de sus nosocomios para darles seguridad a los pacientes.

Porque 17 muertos no es cosa menor.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesus Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada.

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