Dios Quiera que los Niños no se Contagien

Por Nidia Marín

Faltan solamente 12 días para que los niños regresen a clases por orden del Presidente López Obrador, quien en el pecado llevará la penitencia, porque no se puede ser tan insensible ante las consecuencias de tal decisión en un país como el nuestro donde la vacunación dista mucho de ser la que debiera haberse realizado ocho meses después de que principió la aplicación (a finales de diciembre de 2020).

Los cálculos de los expertos señalan que México necesitará 250 millones de dosis para inmunizar a toda la población. Hasta ahora se han aplicado aproximadamente 75 millones. Por lo tanto, los riesgos que estarán corriendo los menores en unos cuantos días serán elevados.

Nuestro país pues, está entre la espada y la pared. Por un lado, los graves problemas mentales que están adquiriendo los niños encerrados en casa y por el otro, el Covid que los está esperando en algunos centros escolares.

Sí, porque el inevitable encierro pudo haber afectado ya, y seguirlo haciendo, la salud mental de los pequeños, su capacidad de aprendizaje, el manejo de las frustraciones y la comunicación, lo cual con el tiempo tendría solución, pero el contagio por Covid puede llegar a ser mortal.

Tan es así que, actualmente, son varios los hospitales infantiles de la República Mexicana saturados con niños que se contagiaron. Y eso que aun no se realiza la reapertura escolar presencial. Datos de los especialistas señalan que en México se han contagiado de Covid, 60,028 menores de cero a 17 años, hasta el diez de agosto, más los que se hayan acumulado en estos siete días.

Los niños mexicanos, como los millones de menores alrededor del mundo perdieron un año escolar completo debido a los confinamientos por causa del Covid-19, de los cuales el 60%, dice la Organización Panamericana de la Salud, pertenecen a América Latina y el Caribe.

No en todo el país, pero en el lejano estado de Chiapas ya hicieron pruebas al respecto. El Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), las Secretarías de Educación Pública y de Protección Civil en aquella entidad trabajaron conjuntamente en el diseño de “Protocolos de Retorno Seguro a Clases en Chiapas” para los diferentes niveles educativos.

Dichos protocolos, aseguran, recuperaron la opinión y experiencias del personal docente, comunidad de padres y madres de familia, funcionariado y especialistas para reducir el riesgo de contagio ante el regreso presencial a clases, en las actividades en las escuelas y en el traslado a sus hogares de docentes, alumnas/os y cuerpo administrativo.

Y en esas están por aquellas lejanas tierras, donde también se desarrolló una Guía para el Diagnóstico de Riesgo en Centros Educativos del Estado de Chiapas por Covid-19, la cual considera siete estrategias en áreas clave que permitan reducir la propagación del virus y generar resiliencia. Estas son:

  1. Proteger la salud de los docentes;
  2. Propiciar un entorno seguro de trabajo;
  3. Modificar hábitos de conducta;
  4. Brindar apoyo pisicoemocional;
  5. Mejorar el funcionamiento institucional;
  6. Contar con protocolos para identificar personas contagiadas por Covid-19 y
  7. Promover la participación de los padres, madres y tutores.

Para el PNUD, dice, contribuir a un regreso seguro a clases presenciales es una prioridad, pues además de reforzar la resiliencia psicológica en las y los alumnos, se fortalece la resiliencia institucional y estructural del sector.

Esta estrategia del PNUD con el gobierno de Chiapas, enmarcada en el proyecto “Reducción del impacto económico del Covid-19 y fomento a la recuperación temprana resiliente en comunidades de México”, permite avanzar con aportaciones técnicas, en el fortalecimiento de las capacidades de las y los docentes, además de brindarles materiales y herramientas de apoyo.

Muy bien por Chiapas, pero este trabajo no se ha realizado en todo el país y mucho menos en la Ciudad de México.

Por ello, ante la inminencia de iniciar las clases presenciales en nuestro país, a los padres se les recomienda para realizar sin dificultades una transición a la escuela, escuchar a los niños, ayudarles a prepararse, mantener la calma, ayudarles a relajarse y a sentir confianza, intentar que las despedidas sean positivas, avisar cuando se vaya a ir y recordar que volverá a recogerle.

Pero, sobre todo, los padres o los abuelos deberán rogarle a Dios que los niños y niñas no se contagien. Sí, en el nombre sea de Dios.

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