Uno Culpa al Pasado… el Otro al Presente

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Están cortados con la misma tijera, aunque los trajes muestran la diferencia en calidad de telas y costos del sastre. Uno lo tiene en Nueva York. El otro en Ecatepec. Ambos, sin embargo, siempre rehúyen sus responsabilidades y buscan a quién culpar de sus desaciertos.

Con el triunfo del Talibán en Afganistán, Estados Unidos pierde otra guerra y respeto de sus adversarios… y de sus aliados. Joe Biden cumplimentó el trabajo iniciado por su antecesor, el que no quita el dedo de que “me robaron la elección” -¿dónde habremos escuchado o leído algo igual?- y ordenó el retiro de las fuerzas militares, que estuvieron estacionadas desde 2001, luego del ataque terrorista en contra de las Torres Gemelas y el Pentágono, lo que provocó que George W. Bush declarara la “guerra mundial contra el terrorismo”.

El derrotado republicado en los comicios de noviembre pasado no celebró el Halloween -recordar que fueron el 3 de ese mes- por temor a que se le aparecieran los “monstruos de la democracia”, a los que siempre ha temido, publicó este domingo un comunicado, en papel, porque no tiene cuentas de Twitter, Facebook e Instagram, que le fueron canceladas después de su intento de golpe de Estado el 6 de enero -el regalo de reyes que se auto entregar-, en que solicita la “renuncia” de Joe Biden.

“Es hora de que Joe Biden, desacreditado, renuncie por permitir lo que sucedió en Afganistán, pero también por el vertiginoso ascenso del Covid, el desastre en la frontera, la supresión de nuestra independencia energética y la parálisis de nuestra economía.

“Debería ser fácil dado que no fue elegido legítimamente”, comentó el mayor evasor de impuestos de la Unión Americana, según el Departamento del Tesoro.

Diría el de enfrente: el comal hablándole a la olla… no tiznes… no tiznes…

Si alguien debilitó al Ejército y la Marina de Estados Unidos, fue el soberbio que habitaba la Casa Blanca y quien a los aliados en la OTAN regaño y anunció el recorte del presupuesto… Ah, eso sí, se reunió con el dictador de Corea del Nore.

Al conocerse el comunicado, que no mereció mayor espacio en las primeras planas de los influentes rotativos y de los principales noticieros de televisión norteamericanos, se recordó que fue él quien supervisó las negociaciones con los talibanes para retirar al ejército estadounidense de Afganistán. Hoy, como el que encuentra en el pasado todas las desgracias de su país, culpa a su sucesor por la debacle del ejército afgano.

Por supuesto que para el país de las barras y las estrellas la victoria del Talibán representa un fracaso fenomenal. Desde el 29 de marzo de 1973 y después de diez años de permanencia y combates, fecha en la que terminó la evacuación de los últimos 4.300 soldados norteamericanos que combatieron en Vietnam, sus fuerzas militares y sus gobiernos no habían vuelto a morder la tierra.

Quizá la decisión tomada por Biden y heredada de su antecesor, no haya sido lo mejor para los afganos. La toma de Kabul y la cobarde huida del presidente Ashraf Ghani -para evitar el baño de sangre ¿algo similar con el culiacanazo?-, deja a la población civil en manos de quienes hasta ahora han demostrado ser sanguinarios y no tentarse el corazón, aunque se trate de menores de edad o mujeres para cometer sus atropellos.

Responsables con los yihadistas, con quienes mantienen relación estrecha, de la destrucción de cuando menos 5 sitios históricos, milenarios: Palmira en Siria, Tombuctú, en Malí, y Nínive, Nimrod y Hatra en Irak, el talibán se encuentra en el Palacio de Gobierno de Kabul, pero las diferencias entre los líderes son notables y hay quienes opinan que permanecerán por escaso tiempo en el corazón político de Afganistán.

Ayer, luego de la retirada oficial, el presidente Biden habló desde la Casa Blanca y reafirmó su convicción por la decisión tomada.

“Los políticos afganos se han rendido, han huido (…). Nuestras tropas no pueden, ni deben luchar y morir en una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a pelear”, explicó en una comparecencia desde la Casa Blanca.

Un asunto que termina para Estados Unidos, no para los afganos. Miles huyen. Otros celebran. Polarización absoluta.

Los pueblos divididos jamás alcanzan la victoria plena. Se benefician los que “ganaron” y ejemplos sobran en el mundo, en el que se incluye México. Así unos culpan al presente y otros viven en el pasado.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por ABC-Radio en el 760 de AM.

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