Una Mirada al Zócalo y su Polémica Transformación en Plena Pandemia

Reportaje

Por Susana Vega López

Diseños inspirados en tejidos oaxaqueños con líneas o franjas rojas, naranjas, amarillas, verdes, azules y negras que se entrelazan para formar cuadros, rectángulos, triángulos y grecas se plasmaron en el piso de las calles del Zócalo de la Ciudad de México adornadas con mobiliario urbano como las grandes y redondas bancas, macetones y sombrillas que dan vida al llamado Zócalo peatonal.

Para dar colorido al piso se utilizó pintura con grafeno, un material consistente y ligero que se mezcla con cal para reducir el impacto ambiental, sin riesgo de corrosión y soportar los caprichos de la intemperie como el sol, la lluvia o el polvo, además de dejar una huella de carbono más ligera al utilizarse poca pintura para cubrir grandes superficies. Un invento verde que pronto será utilizado por muchos.

En el proyecto se invirtieron 7.5 millones de pesos con los que, además, se instalaron 28 bancas redondas y triangulares, 68 bancos, tres mesas con sombrillas, 106 jardineras para decorar, además de cuatro racks para bicicletas.

Al caminar por la zona, resalta la reconfiguración vial y el balizamiento (líneas reflectantes que advierten sobre algún posible riesgo, o sobre el sentido de circulación, el paso peatonal y el carril de bicicletas; no confundir con luminarias) para hacer del lugar un sitio espectacular que alegra a la vista.

Propios y extraños no escapan de tomarse fotografías o selfies en parte de los casi tres mil metros cuadrados intervenidos pues el colorido del piso da como resultado una foto única donde las personas se ven inmersas en un cuadro cubista por sus figuras geométricas que caracterizan al tejido oaxaqueño.

Hoy por hoy las calles Pino Suárez y Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Antiguo Palacio de Ayuntamiento y el Edificio de Gobierno, así como la esquina de 16 de Septiembre y 5 de Febrero (frente al Hotel de la Ciudad de México), en pleno Zócalo, lucen divertidas, alegres y no tristes, serias o aburridas como las muchas cuadras de color gris por las que la gente camina cotidianamente hacia algún destino preciso.

No obstante, el proyecto ha sido duramente criticado por algunos que consideran que esos dineros deberían ser utilizados en la compra de medicamentos para el cáncer o más camas para atender a los enfermos por Covid-19.

Turistas caminan por esta zona donde se encontraba el Parian, palabra de origen filipino que en lengua tagala significa mercado. Y al fondo del Zócalo se yergue, airosa, la Catedral Metropolitana. Atrás, a un costado, el Templo Mayor lleno de historia, de creencias, de costumbres mexicas, donde se hacían ofrendas y se adoraban a dioses de la naturaleza como Tlaloc, (de la lluvia), Tlaltecuhtli (de la tierra), Cihuacóatl (mujer serpiente), Coatlicue (diosa de la fertilidad) o Coyolxauhqui (diosa de la luna).

Enfrente, en lo que fue la cantina El Gran Salón Seminario, así como el edificio de El Mayorazgo de Nava Chávez con su famosa hornasina (una esquina donde se ve un corazón rodeado por una corona de espinas), que todavía se conserva, ahora es una zona de excavación donde se han hecho descubrimientos recientes sobre la historia de la ciudad que han resultado en verdaderos hacinamientos arqueológicos de épocas desde la prehispánica hasta la era moderna.

Por cierto, el primer reloj público de la Ciudad de México se instaló en la calle de República de Argentina, antes llamada calle Relox. Cabe señalar que fue José Vasconcelos, en 1928, quien propuso denominar varias calles con el nombre de las naciones latinoamericanas que reconocieron al gobierno revolucionario de México. Así tenemos las calles de Venezuela, Perú, Cuba, Brasil y Colombia por citar algunas.

En días pasados, en este sitio, se encontró el monolito de un águila, supuestamente real, porque, a decir de Juan Enrique Bautista Rico, mejor conocido como Dr. Jebaric, quien salvaguarda a Kyya, el águila oficial y símbolo de México, fue una aguililla rojinegra cinta blanca, especie endémica mexicana, la que se paró en un nopal, es decir la señal que buscaban los que venían de Aztlán para fundar México Tenochtitlan.

Luego de señalar que este año se cumplen 500 años de la mal llamada Conquista española y 200 años de la Independencia, refirió que el águila es el ave que se estampa en la bandera mexicana por el simbolismo que envuelve.

Recordó que  la primera bandera que se usó tenía plasmada a la Virgen de Guadalupe y la portó el cura Miguel Hidalgo y Costilla durante el grito de Dolores; en 1821 Iturbide prefiere una bandera tricolor para el primer gobierno mexicano en donde se incluye la imagen de un águila; en el imperio de Maximiliano aparece una bandera con cuatro águilas coronadas (una en cada esquina del lábaro patrio); y en 1968, Gustavo Díaz Ordaz adopta la bandera que a la fecha lucimos los mexicanos con un águila real.

Por ser el águila un símbolo nacional, hablaremos del tema la próxima semana.

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