Indispensable Fortalecer a la Sectur, Dependencia Clave Para el País

Itinerario Turístico

(A Don Juan Vega Reyes, hombre generoso, de gran corazón, persona
alegre, apasionado de la bohemia, extraordinario guitarrista y cantante)

Por Arturo Lino Guzmán

Fue sólo un rumor, una falsa alarma o un “bomberazo” –como le llamamos en el argot periodístico-, pero harto preocupante. Qué se pretende o pretendía, no lo sabemos bien, el caso es que circuló la “noticia”, sobre las intenciones del gobierno federal de desaparecer la Secretaría de Turismo. Nada ocurrió o al menos en la semana pasada cuando se dispersó ese chisme.

Hubo especulaciones, inmediatas reacciones de los integrantes de la comunidad turística del país, expectativas y fueron horas de stand by, porque se suponía que el 11 de enero, se daría a conocer la noticia una vez terminada la reunión del titular del Ejecutivo con su gabinete legal y ampliado, pero afortunadamente no pasó a mayores, únicamente fue una especulación que deja mucho para la reflexión.

En primer término podemos decir que si bien la Sectur tiene actualmente acotadas sus funciones por las disposiciones presidenciales de tener una administración austera, con bajo presupuesto, limitado en su estrategia de promoción, con poco margen de maniobra para encauzar la actividad y con incredulidad de parte de los integrantes del sector sobre la efectividad de las acciones de la dependencia, tiene una función importante que cumplir de establecer y llevar a cabo las políticas públicas que rigen la actividad de esta industria que contribuye con casi el 9 por ciento del PIB nacional.

Es posible –subrayo la palabra posible- que al gobierno de López Obrador, el turismo, al igual que la ciencia, la cultura, la educación y el medio ambiente le den lo mismo, le importen poco, nada o casi nada y tenga la creencia que la industria turística es sólo la construcción del Tren Maya que ha generado mucha inquietud e inconformidad, por el alto costo y lo poco viable que es para país, por la destrucción de los recursos naturales de la región y en cuánto a la efectividad de ser una atracción para la captación de visitantes y movimiento de turistas.

Desde su creación en 1929 como Comisión Mixta Pro-Turismo dependiente de la Secretaría de Gobernación que se transforma al año siguiente en Comisión Nacional de Turismo, para en 1958 convertirse en el Departamento de Turismo, que en 1974 se crea la actual Secretaría de Turismo, el organismo público ha cumplido la misión de encauzar esfuerzos para un mejor aprovechamiento de los destinos turísticos, en especial en el boom de los años 50´s y 60´s del siglo pasado cuando México inició su despegue turístico con Acapulco y Puerto Vallarta, que lo pusieron en el mapa mundial, por lo que el país encontraba una de sus vocaciones más auténticas: el turismo, porque los mexicanos nos caracterizamos por ser buenos anfitriones y eso, además de contar con innumerables sitios atractivos naturales y culturales, en especial las playas, que nos brindaba una ventaja competitiva.

Cierto es que la Sectur ha estado en el ojo del huracán, sobre todo cuando en el sexenio del panista Felipe Calderón, se habló en 2009 de la desaparición de esta secretaría a causa de un recorte presupuestal y un plan de austeridad con la finalidad de subsanar las finanzas públicas, ya que esto ahorraría 80 mil millones de pesos al eliminarse también otras dos secretarías: Reforma Agraria y la de Función Pública.

Sin embargo, como se recordará, la presión y la oposición de la comunidad turística, impidió que el sector desapareciera, pues los boquetes presupuestales que aducían en el gobierno calderonista, no se iban a subsanar con una de las dependencias fundamentales para el ingreso de divisas.

La ecuación es sencilla: no se puede suprimir un organismo vital para la economía, que aporta miles de millones de dólares al año, por el contrario, se le debe apoyar con más recursos para impulsar mayores acciones, planes y proyectos de tal manera que se generen atractivos en los destinos, potenciar la riqueza natural y patrimonial del país y ampliar las oportunidades adecuadas en los centros recreativos en favor de quienes habitan esas ciudades o comunidades.

Es difícil afirmar categóricamente que la Sectur no desaparecerá, sobre todo porque las decisiones presidenciales vemos cómo se toman, sin planes y unilateralmente –sobra recordar cómo se ha disminuido el presupuesto al turismo, la desaparición del CPTM, el recorte de recursos a los Pueblos Mágicos, el mal logrado traslado de las oficinas de la dependencia a Chetumal, que no se ha concretado, etc.-  y que dan una imagen negativa a este gobierno en materia turística. Hay que tomar en cuenta que la pandemia de Covid-19 ha afectado planes que seguramente harán que se pierda un valioso tiempo y con una difícil recuperación en este año.

Sin embargo, confiamos en que esos sustos ya no se den ni por suposición, pues conocemos el oficio que tiene Miguel Torruco como funcionario y empresario, que podrá ser un factor determinante para que el Presidente de la República no se vaya por ese camino fácil de suprimir dependencias y haga que el sector turístico vuelva por sus fueros, en especial cuando más se necesita luego de la emergencia sanitaria. Reiteramos, el turismo es una importante fuente de ingresos y requiere de apoyos para su desarrollo. Ojalá lo tenga claro el inquilino de Palacio Nacional.

 

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