Covid-19: Responsable de la Gran Caída del Turismo Religioso

Reportaje

Por Susana Vega López

Un nuevo golpe para el turismo religioso fue la cancelación de las tradicionales mañanitas a la Virgen de Guadalupe a causa de “la nueva normalidad” de este 2020. Del 10 al 14 de diciembre se cerraron las puertas de la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, así como las vías de acceso y sistema de transporte colectivo, Metro, para evitar la llegada de peregrinos. Además, se observó la presencia de la Guardia Nacional.

No obstante el llamado para que no acudieran a este santuario, millones de creyentes llegaron antes y después de que se cerraran las puertas no sin antes pasar por cámaras térmicas que la alcaldía Gustavo A. Madero instaló sobre el llamado Puente Papal para medir la temperatura de quienes ingresaron al recinto. El uso de gel antibacterial y cubrebocas fue obligatorio.

En este lugar se encuentra la antigua Basílica de Guadalupe –ahora Templo Expiatorio a Cristo Rey con aforo para 56 personas- y la nueva Basílica de la Ciudad de México -que oficialmente se llama Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, con capacidad para 500 personas-, así como un monumento en honor al Papa Juan Pablo II ubicado en la explanada que pesa casi 5 toneladas y mide tres metros de altura.

Ahora que todo se maneja con restricciones, con horarios, con reglas que tratan de evitar el contagio de la enfermedad que azota a la humanidad entera, este recinto católico no estuvo exento a la nueva realidad y los casi 10 millones de fieles a la Virgen de Guadalupe que se dan cita en los días próximos al 12 de diciembre se quedaron con las ganas de visitarla. A cambio, el Papa Francisco ofreció indulgencias a quienes hicieron caso al llamado de celebrar desde sus casas.

Y es que todo ha cambiado. Desde hace tiempo los feligreses se deben sujetar a horarios, a hacer filas, a acatar órdenes para ingresar a la misa que se ofrece en este santuario lleno de historia, de leyenda, de fe, de creencias, de contradicciones.

Los registros señalan que, al año, recibía la visita de más de 20 millones de personas. Turistas, estudiantes, fieles y curiosos que llegan a la Basílica se asombran al ser testigos de lo que allí sucede, de lo que se vive, de la forma en que acuden las personas a “pagar sus mandas”.

La imagen de la Virgen de Guadalupe es venerada por millones de personas y es un poderoso imán para atraer turismo religioso de todos los rincones de la República Mexicana, aunque también del extranjero.

No es ocioso decir que de estos 20 millones de visitantes se estima que unas tres cuartas partes sean turistas que llegan a este lugar que, dicen, era paso cotidiano de indígenas; una ruta obligada para sus creencias, al igual que existen muchos caminos a otros templos religiosos en el mundo. Tal es el caso de la Basílica de San Pedro, en El Vaticano; el Santuario de la Virgen de Lourdes, en Francia; el Santuario de Fátima, en Portugal; o el Camino de Santiago que culmina en España y que son visitados por fieles y turistas curiosos.

La primera imagen de “La Morenita” se estampó en el ayate (una tela que usaban los indígenas para la cosecha de sus productos) de Juan Diego, un chichimeca que solía caminar por el Cerro del Tepeyac. Lo curioso es que los ayates no eran tan grandes y el de la Virgen de Guadalupe mide 1.72 metros de largo por 1.03 de ancho.

Se dice que en 1531 se apareció en cinco ocasiones (cuatro a Juan Diego y una  a su tío Juan Bernardino) para pedir, en calidad de la Madre de Dios, un lugar donde se le rindiera culto. Y como su última aparición fue el 12 de diciembre cuando Juan Diego, a petición de la Virgen de Guadalupe, llevó flores del Tepeyac al Palacio del Obispado, es esa fecha que se celebra su día.

Es preciso decir que los prestadores de servicios turísticos son quienes se benefician con la llegada de turistas pero en esta ocasión, de acuerdo con la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio y Servicios Turísticos (Concanaco), se dejarían de percibir 11 mil millones de pesos, lo que representa una gran caída para el turismo religioso en el país con la cancelación de casi tres mil peregrinaciones.

En todo México existen santuarios, templos, iglesias y grandes monumentos en honor a esta Virgen que fue pintada por vez primera, dicen, por el indígena náhuatl Marcos Cipac de Aquino, según apunta Margarita Zires en su libro “Los Mitos de la Virgen de Guadalupe”.

Las consabidas peregrinaciones a recintos guadalupanos de todo el país fueron canceladas, tal como sucedió en el Pueblo Mágico Xicotepec, en el cerro del Tabacal, Puebla, donde se encuentra la estatua de la Virgen de Guadalupe más grande del mundo –mide 20 metros de altura-, una obra del maestro Miguel Vargas Martínez que se ha vuelto ícono de este lugar.

Ahora, los que saben, realizan video conferencias sobre el desarrollo del turismo religioso a nivel mundial para reactivar este segmento, como sucedió en días pasados en el Congreso Internacional de la Orden del Camino de Santiago que tuvo su sede en España y en el que participaron, especialistas de varios países como República Dominicana, El Salvador, Nicaragua y México, en donde se analizó el desarrollo de este segmento.

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