Y Tabasco se Sigue Ahogando Anualmente

A la Vuelta de la Esquina

*Una Causa: Deforestación de la Selva

*Otra más es la Extracción de Petróleo

*También el uso Ganadero e Industrial

*Y el Remate Sería la Expansión Urbana

Por Iván Ruiz Flores

En 2014 la Comisión Nacional del Agua elaboró una investigación sobre las inundaciones en Tabasco, donde pareciera que entre las principales causas de este flagelo, prácticamente anual, sobresalen “…la deforestación de selva tropical confines de uso ganadero, industrial y expansión urbana”. Pero también el aumento de fallas geológicas “aceleradas por la actividad petrolera de extracción del crudo…”

En el Estudio Para el Proyecto Hidrológico Para Proteger a la Población de Inundaciones y Aprovechar Mejor el Agua (Prohtab) se precisaba el “Visualizador del funcionamiento del sistema de ríos del estado de Tabasco”.

Se hacía notar que algunas causas de inundación eran:

“Las condiciones específicas del subsuelo que dificultan la rápida infiltración del agua, induciendo el escurrimiento superficial de la mayor parte del volumen del agua en la planicie tabasqueña. Los cambios en el uso del suelo y las condiciones morfológicas…”

Asimismo, referían la “inestabilidad geológica reflejada en la actividad tectónica y formación de sinclinales y antisinclinales; fallas geológicas que son aceleradas por la actividad petrolera de extracción del crudo y al mismo tiempo condicionan el constante cambio de cursos de los ríos de la región, la pérdida de la línea costera y los hundimientos diferenciales en el territorio”.

El trabajo fue dirigido por el doctor Fernando Jorge González Villarreal; coordinado por Juan Javier Carrillo Sosa y Gabriela Gutiérrez Aviña, con la participación de Salvador Aguirre Ramírez, Gerardo Garza, Erik Barrón Vargas y Cristina Olivier Nava.

En dicha investigación había testimonios sobre las inundaciones. Por ejemplo:

“Por la ubicación geográfica en la que se encuentra el Estado de Tabasco (máximo 30 metros sobre el nivel del mar) es propenso a inundaciones, es por eso que antes de los años 60 las inundaciones eran comunes, ya que año con año en el mes de octubre todo el territorio tabasqueño se inundaba por las fuertes lluvias y toda el agua que baja de los altos de Chiapas ya que esta se concentraba en los ríos Gríjalva y Usumacinta, que atraviesan el Estado de Tabasco, el periodo de lluvias intensas era denominado por los tabasqueños como el cordonazo de San Francisco, los pobladores ya sabían la temporada en que esto iba a suceder y se preparaban para el evento de la inundación.

“En ese entonces (decían) solo los lugares más altos y los camellones no se inundaban y era donde la gente aprovechaba para improvisar sus casa para resguardarse de las fuertes lluvias, es por eso que en cada casa se organizaban y se preparaban con tapancos para subir los productos de su cosecha, sus animales, además contaban con cayucos que los utilizaban como medio de trasportación para realizar sus actividades, como hacer compras, vender sus animales, todo era parte de su vida cotidiana y algo que la naturaleza les proporcionaba, las inundaciones en esta época eran vistas como algo natural y productivo, no como una desgracia, debido a que esto permitía la abundancia de productos, las tierras se llenaban de nutrientes para tener las mejores cosechas, las lagunas se llenaban de peces que contribuían a la alimentación de los tabasqueños. (Eduardo Anaya Sanromán, 29 años).

Otro testimonio del pasado remite a los sucesos actuales. Decía:

“Por fin la lluvia había dado una tregua, y el cielo era de un azul hermoso, salpicado de nubes blancas, con esa luz más suave que distingue al invierno en el trópico. Era que extraño que un cielo tan bello fuera el telón de fondo de una inundación tan catastrófica. Miles de personas llenaban la avenida cargada con lo que habían podido sacar de sus casas, ropa, mascotas, muebles pequeños. El río corría sobre el asfalto con fuerza, y en algunos puntos era necesario agarrase de cuerdas para no tropezar y ser arrastrado por el agua. Caminé en sentido contrario a la gente que huía de sus casas, recorrí los 6 kilómetros que separan la sede de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco de la colonia Indeco. La calle principal ya era parte del río, y la mayoría del resto de la colonia estaba por lo menos medio metro bajo el agua en ese momento. (Francisco Cubas, 30 años). El pánico se dejó sentir en las colonias ubicadas en las partes bajas de Villahermosa.

“Cuando el muro de contención fue rebasado y el pueblo perdió la batalla contra el rio colocando costales, todo se empezó a inundar. La creciente rompía cada vez más los bloqueos que se habían puesto y la gente corría a resguardarse a los lugares más altos. Miles de personas salieron de sus casas solo con lo que traían puesto. El Ejército estuvo rescatando a miles de habitantes con helicópteros durante dos o tres días. Se había quedado en sus casas y algunos pasaron hasta siete días aislados y sin alimentos.

“En el territorio de la parroquia, (la Isla) varias de las ermitas se habilitaron como albergues para recibir a los damnificados de la región. Muchas familias recibieron con generosidad en sus casas a otras familias. Las escuelas de todos los niveles que estaban en lugares altos también se convirtieron en albergues. (Rescatista anónimo)”.

LAS MÚLTIPLES ANEGACIONES

Otra excelente investigación denominada “Plan Hídrico Integral de Tabasco (primera parte)” elaborado por Javier Carrillo Sosa y Verónica Benítez, dice:

“A fines de octubre de 2007, varias depresiones tropicales y frentes fríos en el sureste y golfo de México generaron lluvias intensas y continuas que provocaron la peor inundación reportada en Tabasco; éstas precipitaciones cubrieron buena parte del territorio del Estado, además de inundar parte de la sierra de Chiapas.

“La población afectada fue cerca de un millón de personas, y surgieron problemas sociales, de salud, económicos y ecológicos severos, los cuales aún ahora están siendo evaluados. Los daños más serios se presentaron en la ciudad de Villahermosa, 80 % inundada por el desbordamiento de los ríos Grijalva y Carrizal, la cual quedó incomunicada además, al colapsarse las vías de comunicación (GTE, 2008). Se calcula que los daños materiales superan tres millones de dólares…”

Ellos en ese trabajo plantean ciertas soluciones. Por ejemplo:

“Puesto que las crecientes en la cuenca de Peñitas son de corta duración y la ocurrencia de dichas crecientes no es simultánea en las dos cuencas (Malpaso y Peñitas), se estimó que las descargas de Peñitas con Tr de 50 y 100 años serían de 3 700 y 4 700 m3 /s, bajo el supuesto de que se cuente con un sistema telemétrico de medición que garantice la posibilidad de cerrar temporalmente Malpaso, mientras transitan por Peñitas las avenidas extraordinarias que ocurren en su cuenca propia.

“El funcionamiento del vaso de la presa Peñitas fue determinante para establecer los gastos de diseño presentes durante el caído.

“Finalmente, se recomienda considerar un gasto medio diario total para la bifurcación de 6 500 m3 /s para un Tr de 100 años y de 5 300 m3 /s para un Tr de 50 años.”

Como se sabe desde que se construyeron la serie de presas que abarcan Chiapas y Tabasco existen desde 1989. Han pasado 31 años, seis sexenios y seis presidentes y nadie ha resuelto el problema anual en aquella región.

Abundan los trabajos en la materia, muchos elaborados por ingenieros, pero actualmente prefieren regalar el dinero a invertir en una obra cuyo fruto se verá hasta años después.

¡Es el colmo!

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