Luis Felipe Tovar se ríe del narco en serie El junior: El mirrey de los capos

El narcotráfico ha echado tantas raíces en México que sus líderes ya son percibidos muchas veces como héroes benefactores. Mucho se ha discutido sobre qué tanto debe seguir enalteciéndose la figura del capo en libros, series y películas. La conclusión es, casi siempre, la misma: la ficción es un reflejo de la realidad.

Pero como la censura no es el camino en ninguna sociedad que se autodenomine democrática, la única ruta que queda para derribar estereotipos desde el entretenimiento, es el humor. Si hay tantas historias que ensalzan a los criminales, ¿por qué no hacer una que se burle de ellos?

Eso es lo que piensa el actor mexicano Luis Felipe Tovar, quien interpretará a Lamberto Gutiérrez, el villano principal de El junior: El mirrey de los capos, la primera narcocomedia del país en televisión, producida por Comedia Networks, el nuevo sello de Televisa Networks.

“Esta serie que estamos grabando es la cara opuesta de los contenidos a los que estamos acostumbrados sobre el narco”, dice en entrevista el actor de 60 años, quien ya está acostumbrado a interpretar papeles antagónicos desde que comenzó su carrera a finales de los años 80.

En esta serie, que tendrá su estreno a inicios del próximo año, el público podrá reírse de las contradicciones que giran en torno a los personajes del crimen organizado, un mundo colmado de opulencia y vacíos emocionales que, en muchas ocasiones, derivan en situaciones dignas de comedia.

“Nuestros personajes no son esos líderes de corte heroico que tanto se ensalzan y se glorifican en la industria, sino personajes típicos del género cómico: torpes, fracasados y vulnerables. La idea es hacer una farsa que genere un distanciamiento entre el espectador y los criminales. Creo que es momento de dejar de glorificar al narcotráfico”, asegura el ganador de tres premios Ariel.

Con un libreto escrito por Israel Jaitovich y Juan Carlos Castellanos, El junior: El mirrey de los capos busca derribar ciertos estereotipos que se han construido alrededor del crimen organizado. Y qué mejor herramienta para lograrlo que el humor, el ingrediente perfecto para forjar una sociedad crítica e informada. No por nada el psicólogo estadounidense William James creía que “el sentido del humor es simplemente el sentido común bailando”.

“El humor permite bajar del pedestal no sólo a los narcos: a quien sea. De algún modo, queremos que la gente haga reflexiones distintas sobre un problema que ya conocemos en México desde hace muchos años”, comenta Tovar, quien ha participado en películas como Cilantro y perejil (1995), El callejón de los milagros (1995) y Todo el poder (1999).

Además de la impunidad, la corrupción y la desigualdad, el actor cree que existe otro aliciente que ha propiciado el empoderamiento de los capos de la droga: la mediatización. Y es que desde hace al menos una década, el cine, el periodismo y la televisión han explotado la imagen de los criminales hasta llevarlos a niveles inconmensurables donde la línea entre el bien y el mal se desdibuja constantemente.

“El narcotráfico es un tema con el que vivimos a diario y, siendo honestos, estamos muy alejados de una solución. ¿Debemos dejar de hacer series sobre el crimen? Es una pregunta que me han hecho desde hace 20 años. Y yo sólo puedo decir que el entretenimiento, siempre, es un reflejo de la realidad. Si viviéramos en Francia o en Suecia, seguramente hablaríamos de otros temas. Lo que queremos con esta serie es ofrecer una mirada divertida. Porque lejos de ver una delincuencia organizada, con lo que nos vamos a encontrar es con una delincuencia profundamente desorganizada. Esto no se va acabar hasta que hagan algo muy sencillo: legalizar», dice Tovar.

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