En los Tiempos del Prestigio y el Orgullo de ser Mexicanos

Los Dados de Dios

*García Robles y su Brillante, Pero Efímero Paso por la SER

*Octavio Paz y su Pensamiento Sobre el Porqué del Mexicano

*Mario Molina y el Desarrollo de la Ciencia en Momentos Difíciles

Por Nidia Marín

En los tiempos en los que México tenía un gran prestigio en el exterior, era respetado y apreciado por su política, por el desarrollo científico y su literatura, ilustres mexicanos, diplomáticos, literatos y científicos, ganaron a pulso tres premios nobel y nos proporcionaron enorme orgullo..

Era otro México, contrastante con el de hoy tan maltratado y vilipendiado, desde adentro y afuera. Sí, en aquel país de grandes décadas, hubo un periodo de trece años (entre 1982 y 1995) en el cual una tercia de personajes recibió los máximos premios que se otorgan en el mundo: los Nobel. El de la Paz para Alfonso García Robles 1982, por la lucha antinuclear en Latinoamérica (Tratado de Tlatelolco); el de Literatura, para Octavio Paz en 1990 y el de Química, para Mario Molina Pasquel, en 1995.

De ellos hay excelentes y enormes recuerdos informativos.

Alfonso García Robles.

Alfonso García Robles, por ejemplo. En aquel lejano 1976 cuando era secretario de Relaciones Exteriores (un año antes de ser el representante permanente de México en el Comité de Desarme de la ONU y seis anteriores a la obtención del Nobel de la Paz) fue entrevistado por el grupo de Periodistas “Veinte Mujeres y Un Hombre”.

En esa ocasión, a pregunta expresa, el michoacano universal respondió sobre la posibilidad de entonces, de establecer relaciones diplomáticas de México con España (ya era la del rey Juan Carlos).

Respondió que el más adecuado para tocar el tema era el presidente electo José López Portillo, porque el mandatario en funciones Luís Echeverría Álvarez y el propio Jolopo habían coincidido en señalar que la amnistía general, el libre juego de partidos y el regreso con dignidad de los exiliados republicanos, serían factores decisivos en el establecimiento de relaciones diplomáticas con el gobierno español de entonces.

Y así sería. En febrero de 1977 cuando ya era titular de la cancillería Santiago Roel y el presidente del gobierno español, Adolfo Suárez México y España reanudaron las relaciones que habían estado rotas desde 1939 cuando arribó al poder Francisco Franco, quien había muerto el 20 de noviembre de 1975.

Después de que el líder comunista español Santiago Carrillo denominara “ruptura pactada” a la nueva etapa española y previo a la reanudación de relaciones diplomáticas había estado en México, Adolfo Suárez (a la postre primer presidente español tras Franco), quien estaría en México por unos días y durante una entrevista con los corresponsales extranjeros (cuya asociación presidía el apreciado George Nathanson, de la cadena CBS) dijo a esta reportera que, a su país podrían regresar los comunistas, los socialistas, los que fueren, pero no los republicanos, por lo menos con esa denominación. Y así fue.

Después don José Alfonso Eufemio Nicolás de Jesús García Robles (oriundo de Zamora, Michoacán) recibiría el Nobel compartido con la diplomática y escritora sueca Alva Reimer Myrdal. En el discurso de aceptación diría, por ejemplo:

“En efecto, cada vez que en el pasado se inventaba una nueva arma la gente decía – y. como es bien sabido, el propio Nobel así lo creía originalmente- que era tan terrible que no lIegaría a usarse. Sin embargo, se la usaba, y aunque era terrible, no hacía desaparecer la raza humana. Pero como con toda razón lo.ha hecho notar ese eminente filósofo de la historia que fue Arnold Toynbe: “Ahora estamos en posesión de algo que sí podría realmente extinguir la vida en nuestro planeta. La humanidad no se ha encontrado en una situación parecida desde fines del periodo paleolítico”.

EL SEGUNDO PREMIO NOBEL

Octavio Paz, sería otro gran mexicano en enorgullecernos, al obtener el Nobel de Literatura en 1990. A él lo entrevisté por teléfono, un año antes de que recibiera el premio Cervantes de 1986.

Sí, en 1985 fue entrevistado por esta reportera y refirió la situación política de entonces. Después de la crisis en Excelsior con Julio Scherer, por vez primera Octavio Paz aceptó una entrevista de alguien de ese diario.  Más bien fue un dictado tras las preguntas. Efectivamente las respuestas fueron dictadas, con puntos, comas, paréntesis y demás. Se publicó en la denominada “Columna del Director”, en primera plana, en la parte superior del lado izquierdo.

Antes del Nobel causaría polémica al lanzarse en contra del nuevo movimiento cardenista, por lo cual mejor recordamos algo de lo que escribió en “El Laberinto de la Soledad”:

Octavio Paz.

“En todos lados el hombre está solo. Pero la soledad del mexicano, bajo la gran noche de piedra de la Altiplanicie, poblada todavía de dioses insaciables, es diversa a la del norteamericano, extraviado en un mundo abstracto de máquinas, conciudadanos y preceptos morales. En el Valle de México el hombre se siente suspendido entre el cielo y la tierra y oscila entre poderes y fuerzas contrarias, ojos petrificados, bocas que devoran. La realidad, esto es, el mundo que nos rodea, existe por sí misma, tiene vida propia y no ha sido inventada, como en los Estados Unidos, por el hombre…”

O también:

“La historia de México es la del hombre que busca su filiación, su origen. Sucesivamente afrancesado, hispanista, indigenista, “pocho”, cruza la historia como un cometa de jade, que de vez en cuando relampaguea. En su excéntrica carrera ¿qué persigue? Va tras su catástrofe: quiere volver a ser sol, volver al centro de la vida de donde un día —¿en la Conquista o en la Independencia?— fue desprendido. Nuestra soledad tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso. Es una orfandad, una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y una ardiente búsqueda: una fuga y un regreso, tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación”.

EL TERCER PREMIO NOBEL

Mario Molina Pasquel se lo ganó a pulso. Recibiría el gran galardón en Química (junto con Paul J. Crutzen y Frank Sherwood Rowland) en 1995. No lo conocí, pero supe de su maravilloso y productivo trabajo para México y el mundo.

Quienes si analizaron su ruta y su gran trabajo fueron el físico del Cinvestav Jesús Guillermo Contreras Nuño y los entonces estudiantes de doctorado de la misma institución Daniel Jiménez Álvarez y Juan Antonio Pichardo Corpus. Ellos escribieron el trabajo “Mario Molina y la saga del ozono: ejemplo de vinculación ciencia-sociedad”.

Mario Molina Pasquel.

Hoy que los ataques a la ciencia desde  Palacio Nacional están a la orden del día, he aquí lo que estos científicos señalaron:

“Entre la saga del ozono y la carrera científica de Mario Molina, hay un par de hechos que claramente fueron fundamentales. En aras de la brevedad, los encapsulamos en tres conceptos: infraestructura, liderazgo y flexibilidad.

“Todos los actores que hemos mencionado -gobierno, industria, medios de comunicación, academia- son necesarios para el desarrollo de la ciencia, ya sea pura o aplicada y están entrelazados por los tres conceptos referidos.

“En Latinoamérica, la infraestructura, tanto física como humana de estos cuatro actores, en lo que toca a la ciencia y tecnología, puede mejorarse mucho. Es importante apoyar la creación de nuevos centros de investigación y enseñanza, incluyendo zonas geográficas donde actualmente no existen. Es importante dotarlos de equipo de punta, pero también de jóvenes brillantes y de temas interesantes estudiados con el más alto estándar científico. La industria podría aprovechar a aquellos estudiantes bien preparados que decidan dejar el mundo académico, para innovar en sus procesos y productos como respuesta a los avances científicos; así como tuvo que reaccionar la industria que usaba CFC para crear nuevas tecnologías que sustituyeran su uso.

El estudio que presentamos ejemplifica los beneficios de un liderazgo real e incluyente. Instituciones gubernamentales, académicas e industriales no interactúan armónicamente con frecuencia en Latinoamérica. Hasta donde sabemos, son pocos los científicos que trabajan en la industria para hacer ciencia, o que participan en el proceso legislativo de los gobiernos de la región. También son pocas las veces que el gobierno o la industria piden asesoría, acompañada del financiamiento y paciencia necesaria, a instancias académicas. En este sentido, Latinoamérica tiene un gran potencial de desarrollo de instancias líderes en todos los sectores”.

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