“Fátima”

Del Cine y las Leyes

Entre la fe y la Razón

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“Fátima”, película religiosa de 2020, dirigida por Marco Pontecorvo, con la actuación de Stephanie Gil (Lucía dos Santos), Joaquim de Almeida (padre Ferreira), Goran Visnjic (alcalde Arturo), Alejandra Howard (Jacinta Marto), Jorge Lamelas (Francisco Marto), Lucía Moniz (Maria Rosa), Marco d’Almeida (António), Joana Ribeiro (Virgen María), Sônia Braga (hermana Lucía) y Harvey Keitel (profesor Nichols).

En mayo de 1917, tres niños afirman haber visto a la Virgen María en Fátima; sus revelaciones enfurecen a las autoridades y a algunos eclesiásticos que intentan obligarlos a retractarse de su historia; la noticia se extiende y miles de peregrinos acuden al pequeño pueblo portugués con la esperanza de presenciar un milagro.

Inspirada en los hechos acontecidos en la ciudad de Fátima, Portugal durante la Primera Guerra Mundial, la película trata sobre el poder de la fe contra el incipiente comunismo de la Primera República Portuguesa; ha pasado más de un siglo de la aparición de la Virgen María, que sus revelaciones siguen inspirando a más de cinco millones de creyentes que cada año peregrinan en busca de un milagro.

AVE MARÍA

El 13 de mayo de 1917, Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco Marto, pastorean un rebaño en el campo; rezan su versión del Rosario gritando “¡Ave María!”, pero sin terminar la oración, escuchan un primer trueno y después de un segundo relámpago ven una “nube de luz” inusual que rodea un pequeño árbol en el que aparece una misteriosa señora que, hablándoles lenta y suavemente, les pide que regresen el día 13 de cada mes hasta octubre, cuando les dirá quién es y lo que quiere de ellos, e insiste que recen el Rosario por la paz mundial y el final de la guerra.

Esta es la primera aparición de quien dijo venir del cielo, y que los tres menores han identificado como la madre de Jesús; la cinta muestra la reacción de la gente cuando los pequeños revelaron su secreto; los padres de Jacinta, quien apenas tenía siete años, de inmediato le creen, pero María Rosa, madre de Lucía, no obstante de ser una ferviente creyente, se enfada con su hija y la tacha de mentirosa; algunos otros respondieron con escepticismo y otros, con ira, pero al difundirse la noticia muchos más se sintieron inmediatamente atraídos por el misterio de la Señora de la que hablaban los niños.

Arturo dos Santos, que era el alcalde del lugar, mostró su disgusto, pues la ideología de la naciente República Portuguesa era tachar de fanatismo ignorante a los creyentes y religiosos.

Es 1917, Portugal está sintiendo los efectos de una tormenta de sentimientos antirreligiosos y el derrocamiento violento de la monarquía y del gobierno en la revolución del 5 de octubre de 1910; las iglesias de Lisboa y el resto de Portugal están tapiadas; los clérigos son fotografiados y registrados como posibles delincuentes antes de ser encarcelados.

En el pueblo rural de Fátima la iglesia permanece abierta, pero la mayoría de las personas son razonablemente devotas, pues procuran no contrariar a la autoridad civil.

“ES PECADO MENTIR”

El 13 de junio se da la segunda aparición, la Señora le dice a Lucía que sus primos morirán e irán pronto al cielo, pero que ella debe permanecer un tiempo más en la Tierra; antes de desaparecer en el cielo, le promete que nunca la abandonará; María Rosa lleva a su hija Lucía ante el párroco Ferreira, quien le dice a la pequeña que podrían ser visiones del diablo; las autoridades cierran la iglesia hasta que el sacerdote convenza a los feligreses que no hay ni ocurrirán visiones.

Este suceso, aunque era de carácter local, tomó tintes de interés nacional, al grado tal que desde Lisboa le exigieron al alcalde Dos Santos pusiera orden, la misma preocupación llegó a la jerarquía de la Iglesia Católica, que el Obispo hizo la misma exigencia al padre Ferreira, quien le dice a Lucía: “Lo único que necesitas decir ahora es que te lo inventaste todo”.

El día de la cuarta aparición, 13 de agosto, el alcalde secuestra a los niños para llevárselos a Ourém, al principio los soborna, luego, los amenaza de muerte si no cambian su historia y cuentan que han mentido; como no se retractan los encierra en la cárcel para ser analizados por un psiquiatra, quien los encuentra sanos, por lo que sin evidencia para procesarlos, son liberados y los niños ven que toda la población ha estado esperándoles afuera de la administración.

EL MILAGRO DEL SOL

El 13 de octubre es la sexta y última aparición de la Señora; un gran número de personas acudieron a la Cova da Iria esperando la aparición bajo un aguacero torrencial; la Señora aparece y anuncia que la guerra (Primera Guerra Mundial) terminará pronto, que los soldados volverán a sus hogares; Lucía le recuerda que prometió que les diría quién era, a lo que responde que es la “Señora del Rosario”, pero las personas no son capaces de verla, por lo que Lucía pide un milagro para la gente.

Aquí se da El Milagro del Sol, en respuesta a la profecía hecha por los menores que la Virgen María aparecería y realizaría milagros en la fecha señalada; unas 70.000 personas presenciaron actividades solares extraordinarias, como ver al sol “danzar” o “zigzaguear”, emitir luz multicolor y colores radiantes, y girar hacia la Tierra; muchas personas entraron en pánico, pero el sol volvió a la normalidad.

Una parte significativa de la jerarquía católica dudó de la veracidad de las apariciones y pensaba que era simple superchería, por lo que muy pocos clérigos estuvieron presentes; el obispo local abrió una investigación canónica del evento en noviembre de 1917 para analizar los testimonios y comprobar que las apariciones fuesen compatibles con la teología católica; el sacerdote del pueblo, encargado de la investigación, estaba convencido de la existencia del fenómeno solar debido a los testimonios de reporteros seculares, funcionarios gubernamentales y escépticos; los sucesos fueron aceptados oficialmente como un milagro por la Iglesia católica el 13 de octubre de 1930, y permitió el culto a Nuestra Señora de Fátima.

A los menores les fueron revelados tres mensajes premonitorios y, de acuerdo al Vaticano, su contenido ya se ha cumplido; la primera profecía se vincula con la Revolución Rusa, pues desde febrero de 1917, en ese país estaban ocurriendo acontecimientos que terminaron con la Revolución de octubre y, luego, la conformación de la Unión Soviética; la segunda hablaba de nuevos tiempos bélicos una vez que terminara la Primera Guerra Mundial (finalizó en noviembre de 1918) y visualizaba la Segunda Guerra Mundial; el último secreto hacía referencia a un Papa y anticipaba el atentado que sufrió el Sumo Pontífice Juan Pablo II, precisamente un 13 de mayo, pero de 1981 cuando le dispararon en la Plaza de San Pedro.

En 1984, Juan Pablo II donó la bala que le extrajeron al santuario de Fátima y que hoy se puede ver ahí engarzada en la corona de la imagen.

La dicotomía entre razón y fe es la propuesta de la cinta ‘Fátima’, que es la primera película en recrear el tercer misterio: un Papa vestido de blanco rodeado de cadáveres, antes de que le disparen, ya que Juan Pablo II la dio a conocer en mayo del año 2000, lo que había escrito Lucía en 1944; misterio que fue revelado 83 años después.

Más allá de las profecías y de la actividad solar, el verdadero milagro es que, sin tener una cobertura en los medios de comunicación de la época, esos tres menores lograron reunir en un solo lugar no a cien mil, pero sí a setenta mil personas que cambiaron su vida para siempre.

O ¿qué opina ahora nuestro amable lector?

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