“Crímenes de Familia”

Del Cine y las Leyes

Culpas de la Sociedad                                    

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“Crímenes de Familia”, película argentina dirigida por Sebastián Schindel, con la actuación de Cecilia Roth (Alicia Arrieta), Miguel Ángel Solá (Ignacio Arrieta), Sofía Gala Castiglione (Marcela), Benjamín Amadeo (Daniel Arrieta) y Yanina Ávila (Gladys); estrenada en la plataforma de Netflix el 20 de agosto de 2020.

Alicia e Ignacio son una pareja ya jubilada que viven en un cómodo apartamento del barrio de la Recoleta en Buenos Aires, pero su aparente tranquilidad se ve trastocada, cuando reciben una llamada del penal en que está recluído su hijo Daniel, a quien se le acusa de tratar de matar a su ex esposa Marcela.

Esta cinta es otra víctima de la pandemia del COVID19, pues el largometraje tenía programado su estreno en mayo de este año en Argentina, pero su realizador y la productora determinaron que se distribuyera en las plataformas digitales; este thriller psicológico aborda temas como la violencia de género, el debate sobre la interrupción del embarazo, la corrupción en el sistema judicial y la deshumanización dentro de las clases altas; contando con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ONU Mujeres.

EL AMOR DE MADRE CIEGA

Los Arrieta es un matrimono de clase media acomodada, que recibe la llamada telefónica de su hijo Daniel, quien ha sido detenido luego de haber intentado matar a su exesposa.

La reacción de la protagonista de la película, es la más normal y usual de toda madre, creer incondicionalmente la versión del hijo, que afirma ser víctima de su ex pareja, quien le ha tendido una trampa, todo ello derivado de las discusiones por la tenencia del pequeño nieto de los Arrieta, pero realmente ¿ha ocurrido eso?

Ignacio Arrieta estima que su vástago miente, y que va siendo hora de que reconozca todos sus yerros, así que no piensa invertir ni un peso en su defensa, mientras Alicia confía que su instinto maternal no le puede fallar, y que su hijo dice la verdad, por lo que contrata a un abogado que tiene fama de corromper a las autoridades.

UN INFANTICIDIO CUESTIONABLE

Gladys, la empleada doméstica que junto con su hijo Santi, vive en el departamento de los Arrieta, quienes prácticamente se ocupan del menor, pues hace poco más de un año que no ven a su propio nieto.

Esta carga que ha asumido el matrimonio tiene un impacto fundamental en la trama, pues Alicia le pregunta a Gladys si está embarazada de nueva cuenta, porque no admitira otro niño en casa, ya que, de ser así, la correra junto con sus hijos, la empleada niega estarlo; el reclamo motiva que Gladys decida una noche dar muerte al bebé recien nacido, pero será descubierta y denunciada.

La cinta paralelamente presenta dos procesos judiciales: uno en que el inculpado es el hijo del matrimonio, y el otro, en que la imputada es Gladys; uno con defensor partícular que cobra en dólares, el otro con defensor público; uno con testimonios parciales, mentiras y lágrimas de por medio, el otro con declaraciones honestas y sin prejuicios.

A medida que avanza la cinta, el espectador advierte que la trama apunta a la agenda de la violencia de género, pues Alicia es víctima de las mentiras de su hijo Daniel, y del abandono de su propio esposo Ignacio en esta encomienda; Marcela es víctima de su expareja Daniel; Gladys es víctima directa de la clase media que le da un trato de segunda por ser analfabeta e indirectamente del sistiema judicial, que le da un trato como si fuera una persona con toda la instrucción y educación sexual.

LA NEGACIÓN DE LA REALIDAD

Durante el juicio que se le sigue a Daniel, se escucha el testimonio de la parte acusadora, el cual es contundente; Alicia está incredula ante la declaración de “la negra”, como denomina sin eufemismos a Marcela, pero el abogado tiene un as bajo la manga, pues ha pagado para hacer desaparecer el dictamen pericial de semen que incrimina al acusado, dictamen que le entrega a la propia Alicia.

Mientras que en el otro proceso, se escuchan los testimonios del policía que llegó a la escena del crimen; del señor Ignacio que califica a la inculpada como una buena persona; de la perito en psicología que aduce que Gladys cayó en shock por la advertencia de su patrona, pero cuando Alicia declara, niega categóricamente esa amenaza.

En ambos procesos, el espectador puede observar como la protagonista niega la realidad, en el primero por incredulidad y en el segundo mientiendo; esta negación trae consecuencias fatales en los dos procesos.

Es claro que la alta sociedad suele banalizar los extravíos de los suyos, y de vivir dentro de una patética burbuja donde los demás, nunca ellos, son siempre los culpables.

La negación mantiene viva la esperanza de Alicia de que su hijo Daniel es sólo una víctima más de las circunstancias, de que aún tiene remedio, que puede comportarse con decencia y llevar su vida lejos de los problemas.

DE MUJER A MUJER

Como lo vaticina el abogado de Daniel, la ausencia del dictamen pericial en semen tiene como consecuencia un fallo favorable, y en el caso de Gladys, la sentencia es de 18 años de prisión.

Ambos fallos podrían considerarse legales, pues se fallaron conforme a las pruebas que se desahogaron en juicio, aunque estaría en duda si son justos o injustos, pero la vida suele ser así.

Alicia lleva a Santi al penal para visitar a su mamá Gladys, quien le agradece todo lo que está haciendo por el menor, y de mujer a mujer le confiesa que en alguna ocasión en que estaba sola, dejó entrar a la casa a Daniel quien, además de robarse un dinero, abuso sexualmente de ella, y que el bebé muerto era producto de esa violación.

Alicia cae en shock, pero ahora no puede negar esa realidad, así que en un gesto inpensable, y de mujer a mujer, le lleva a Marcela el dictamen pericial de semen, esperando que le sirva en la apelación.

Hay una conversión en el personaje de Alicia, de la negación que ciega a la afirmación que alumbra, de la inmoralidad que altera las reglas al crecimiento personal que redescubre valores quizá más importantes que el amor incondicional de madre; pero ¿se podrá tachar de inmoral la decisión de entregar a un hijo a la justicia?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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