Censura que no es Censura

*Los Artículos 6 y 7 de la Constitución Mexicana

*Las Críticas no Pueden ser Censuradas por el Gobierno

*Periodistas que han Irritado a los Presidentes

*Estigmatizando a Medios de la Comunicación 

Por Ezequiel Gaytán

La censura gubernamental es la intervención de la autoridad, en nombre del Estado, acerca del contenido o las formas de una obra plástica, radial, televisiva, teatral, cinematográfica o escrita, por razones ideológicas, morales, religiosas o políticas. Significa la eliminación total o parcial de las obras arriba descritas, pues desde el punto de vista del gobierno pueden ser nocivas, ofensivas, dañinas o peligrosas a sus intereses.

El problema para los gobiernos surge cuando la Constitución que protestaron cumplir y hacer cumplir les estorba si acaso está contemplada en ella la libertad de imprenta. En el caso mexicano son los artículos 6 y 7, el primero sostiene que “la manifestación de ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa”…el segundo dice a la letra “Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio”. Por supuesto que hay límites a dichas libertades, pero estas consisten en evitar el ataque a la moral social, la vida privada de las personas o los derechos de terceros. En otras palabras, las críticas a la acción de un gobierno, aunque no les parezca a las autoridades, no pueden ser censuradas.

Sin embargo, a ciertos gobernantes les llegan a irritar ciertos medios de comunicación o ciertas plumas. Existen antecedentes como el golpe a la dirección del Excélsior durante la gestión de Luis Echeverría; expresiones como las de José López Portillo cuando dijo acerca del semanario Proceso “no te pago para que me pegues” o, descalificativos como los de Vicente Fox al esgrimir en contra “el círculo rojo” de periodistas que le criticaban su administración.

La censura gubernamental, después de lo acontecido con Luis Echeverría y su desmedida fuerza contra el Excélsior, buscó nuevos derroteros. Pero con la reforma política de 1977, la prácticamente desaparición de la empresa pública Productora e Importadora de Papel. S.A. (Pipsa) durante la gestión de Carlos Salinas, el incremento cualitativo y cuantitativo de los medios escritos y el fortalecimiento de la ciudadanización, para la gestión de Ernesto Zedillo ya era prácticamente nula la censura gubernamental a los periódicos, revistas y programas de radio.

Posteriormente, con el advenimiento de las tecnologías de la información y la comunicación, así como con las redes sociales, la censura gubernamental, yo suponía, casi había desaparecido. Pero me equivoqué.

La censura gubernamental se niega a morir y ha encontrado nuevos derroteros por los cuales actuar. Algunos de sus métodos consisten en hacerle ver a los dueños de los medios que tal o cual periodista se extralimita en sus críticas y a fin de mantener una buena relación entre el gobierno y el medio, se les hace ver la conveniencia, en su caso, de pagar o no pagar anuncios gubernamentales. También, se ha visto, desde las conferencias mañaneras que el presidente de la República descalifica a periódicos; el caso más reciente fue en contra del Reforma y El Universal por publicar en sus primeras planas el número de muertos en México por la pandemia. Es cierto que esa no es censura, pero si es un síntoma de estigmatizar a sendos medios.

El caso más reciente de descalificación, censura que no es censura, lo acabamos de ver con la revista Nexos. La publicación en el Diario Oficial de la Federación el 20 de agosto en contra de esa casa editorial es sintomática y es claro el propósito de intentar asfixiarla. El argumento gubernamental es sobre una factura del año 2018 en el Instituto Mexicano del Seguro Social y seguramente se trata de algo que se pudo arreglar y, en su caso, subsanar. Sobre todo, porque no estamos hablando de diversas facturas en un cumulo de organizaciones gubernamentales.

Se trata de una revista crítica y muchos personajes históricos de las izquierdas mexicanas han escrito ahí. Existe desde hace 42 años, nació durante la administración de José López Portillo y, hasta donde recuerdo, no fue objeto de censura o de estigmatizarla desde la tribuna presidencial. Yo, en lo personal, no conozco a los directivos y a sus escritores. Es más, en algunos casos no he estado de acuerdo con algunos de sus artículos. Pero es claro que más que defender a la revista, lo que estoy defendiendo es la libertad de prensa. Le excusa gubernamental es pueril y claramente se trata de un amague en contra de otros medios, revistas y periódicos más jóvenes y sin el palmarés ya logrado por Nexos.

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