Escándalo y Crisis

Yo Campesino

*Caída Económica Durará de Siete a 11 Años en Volver al Nivel de Antes

Por Miguel A. Rocha Valencia

Se entiende que el Tlatoani tabasqueño utilice a Emilio Lozoya Austin para el escándalo mediático (lo logra) para intentar desviar la atención momentánea a la tragedia nacional que vivimos los mexicanos, pero no se explica que Alejandro Gertz Manero haga el ridículo con anuncios que sabe no tienen ningún sustento jurídico dada la prescripción de los supuestos delitos.

Si se lo ordenaron y apechuga, muestra su real pequeñez profesional y humana con tal de mantenerse en el poder.

Porque como ya lo comentamos en este espacio, el caso Lozoya no tendrá consecuencias legales sino simplemente mediáticas, en momentos en que en México se registran más de 45 mil muertos y casi 500 mil contagios por la pandemia de Covid-19.

También comentamos que la Cuarta va a necesitar una batería de escándalos para dar circo e intentar distraer la atención de la gravedad de una crisis que no sólo segará vidas por enfermedad sino también por hambre, otros males, asesinatos por la violencia derivada de carencias económicas y los de la delincuencia organizada que hasta hoy ha causado cerca de 36 mil muertes.

Crisis que empobrece ya y pauperizará a millones de mexicanos que pierden su empleo, patrimonio y hasta familias dada la caída de la economía que apenas inicia y cuyos efectos durarán años.

Algunos deberán abandonar sus propiedades, liquidar bienes personales agobiados por las deudas y algunos más verán caer su calidad de vida a niveles que ni siquiera sospechan.

Porque más allá del pan (dadivas de los programas sociales) y circo (Lozoya Austin) que López dará a manos llenas, los mexicanos vamos a sufrir las consecuencias de las crisis de salud, económica y de seguridad como pocas veces en la historia.

Es ahí donde quien despacha en Palacio Nacional tendría que poner énfasis, no en la organización de un circo mediático sin consecuencias penales.

Para Gertz Manero sólo será una raya más al tigre en su desprestigio profesional, cuya vida llega a su fin, pero para el país y en especial para aquéllos que perdieron y perderán seres queridos y patrimonios, la vida se hará más dura.

No es un juego, lo que viene será para muchos una debacle que deberán superar solos. El gobierno actual sólo atenderá a su clientela con fines electorales.

El problema es que con la caída económica y la ausencia de programas de recuperación, también la administración pública federal se la verá difícil pues su recaudación fiscal caerá y en el presupuesto reflejará déficit. Obvio, no habrá inversión para obra pública y los recursos privilegiarán los programas de gobierno que serán más caros el año próximo dada la determinación de incrementar las pensiones básicas.

Los recursos financieros van a escasear. Este año, se han tapado hoyos con el fondo de contingencias presupuestales, pero esos 300 mil millones ya desaparecieron, regatearán aún más las participaciones a los estados y tampoco habrá más cobros adicionales a morosos fiscales.

Y como la informalidad aumentará, la clientela fiscal de ISR disminuirá tanto a nivel empresarial como de trabajadores. Igual con el consumo, con lo cual los IEPS e IVA, se irán para abajo, ya están cayendo.

Por eso el panorama se ve tan gris, los especialistas dicen que la caída en el consumo y crecimiento pueden tardar entre siete y 11 años para regresar a los niveles que estaban antes de López Obrador. Es decir, estamos empezando.

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