Los Intelectuales y el Poder Político

Las Revueltas de Silvestre

Las Revueltas de Silvestre

Por Silvestre Villegas Revueltas

Hace poco más de una semana los medios de información y “la comentocracia” reprodujeron y “discutieron sesudamente” el desplegado que un grupo de intelectuales firmaron donde señalaban los visos autoritarios que según ellos caracterizan al régimen de López Obrador. Puntualizaban que el presidente actual tiene mucho más poder que sus antecesores, equivocación o verdad a medias porque hoy AMLO está más acotado que los entonces mandatarios de Carlos Salinas de Gortari para atrás. Finalmente invitaban a la ciudadanía a votar en el 2021 por opciones políticas distintas y con ello quitarle a la coalición de MORENA la mayoría que actualmente tiene en el Poder Legislativo, especialmente preocupante en el sentir de tales intelectuales y como si dicha preponderancia cameral no hubiera sucedido en los últimos tres sexenios. Piénsese que el régimen de Peña Nieto llevó a cabo cambios esenciales en el texto constitucional para desmantelar/privatizar secciones enteras ligadas a PEMEX y respecto a la producción/comercialización de los derivados de la industria petrolera. Igual a como anteriormente las reformas salinistas en el tema agrario produjeron una transformación completa en el tema de la propiedad rural.

Respecto al poder presidencial en México vale la pena indicar que los intelectuales del desplegado son un tanto desmemoriados o de memoria sesgada, a pesar de que han elaborado libros/folletines/programas televisivos de tema histórico mexicano. Por otro lado, resaltamos que el resto y muy grande conglomerado de la intelectualidad en México podemos identificarlos como individuos ligados al grupillo que han manejado las revistas Vuelta, Nexos, Letras Libres, y que definitivamente, hay que repetirlo, definitivamente, se ligaron al poder político y éste los encumbró entre inicios de los 1980 e inicios del 2000: esencia de los gobiernos neoliberales en el mundo y Margaret Thatcher no me desmentiría. Aunque, y hay que reconocerlo, algunos de tales intelectuales no se identificaban totalmente ni les gustaba que los tildaran de neoliberales. Como toda etiqueta, es una camisa de fuerza para la variedad de tonalidades que caracteriza la actividad intelectual.

El contenido del susodicho desplegado ya lo conocía porque más de un mes atrás, una colega me envió la liga para que escuchara la participación de Enrique Krauze en un videoseminario organizado por un instituto sudamericano de análisis político. En éste Krause explicaba, bajo su óptica, el accionar del gobierno de López Obrador, el peligro que ello significa para la democracia liberal en el país e Hispanoamérica y la necesidad de quitarle la mayoría en el congreso mexicano: mismas tesis del documento publicado que da pie a estas reflexiones. Ello quiere decir que pasó bastante tiempo entre uno y otro, y que la mayoría de la señalada intelectualidad mexicana que se encuentra en El Colegio Nacional, en el Seminario de Cultura Mexicana, en la UNAM, UAM, El Colegio de México, la Academia Mexicana de Ciencias amén de otras instituciones, sus miembros plenamente universitarios y con rosarios de distinciones académicas, mexicanas e internacionales, se negaron a firmar el desplegado krausiano o fueron ignorados por dicho grupillo que siempre ha sido excluyente.

A Enrique Krauze como Aguilar Camín, y Woldenberg, diversos intelectuales latinoamericanos y algunos pseudo-españoles como el nobel Mario Vargas Llosa les gusta exhibirse como liberales, sin embargo para el contexto iberoamericano de los siglos XX y XXI y de la evolución en las doctrinas políticas continentales, el liberalismo que ellos pregonan es una postura conservadora que no debe confundirse con el ultramontanismo que en ambas orillas del Atlántico ha vivido y sobrevivido desde las gestas napoleónicas hasta el día de hoy; cuando grupúsculos y sociedades secretas confunden toda acción de beneficio popular y secularizante con la amenaza del comunismo. El estudio de las doctrinas políticas y su materialización en acciones de gobierno me han permitido señalar que el gobierno de López Obrador no es de izquierda y mucho menos comunista. Populista sí, nacionalista revolucionario también; como dijo Barak Obama, si con el sistema medicare finalmente se lleva hospitalización y salud gratuita a los estadounidenses y me acusan de populista/comunista, lo asumo con gusto, aunque no lo soy, señaló en aquél entonces el primer presidente negro de los Estados Unidos.

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