Rumores que Vandalizan

El rumor de que el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch se le había solicitado su renuncia por los hechos ocurridos el pasado viernes en donde la policía capitalina a su mando había usado fuerza innecesaria, alentó a los vándalos para que, en la marcha de ayer, cometieran tropelías y nadie se los impidió.

En funcionario fue ratificado en su cargo y sí, se anunciaron medidas para establecer protocolos de acción en este tipo de marchas, en donde so pretexto de protestar por evento criminal, porque lo fueron, el asesinato de Giovanni López a manos de policías ministeriales del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, se vandalizó una amplia zona de Reforma hasta llegar a Polanco.

Los anarcos, que ayer no se cubrieron el rostro y asaltaron una cafetería de Starbucks, saquearon dos tiendas de conveniencia Oxxo, pintarrajearon edificios históricos, amenazaron al personal de la fiscalía de la Ciudad de México y amedrentaron a los periodistas, se sintieron protegidos por la mano de la Jefa de Gobierno, que ordenó no “reprimir” ninguna expresión de protesta.}

Los violentos marchistas –no se les puede llamar de otra manera- parecen haberse convertido en los elementos disponibles al mejor postor para realizar actos de protesta que culminan con la destrucción del patrimonio histórico de México y de paso saquean hasta tiendas deportivas, como ocurrió en la de 5 de mayo, en donde se llevaron toda la mercancía. Y en efecto no hubo uniformados que impidieran los hechos.

Si los vándalos, contratados por alguien que mueve la cuna para desestabilizar políticamente a la Ciudad de México, suponen que García Harfuch se quedará con los brazos cruzados, están equivocados. Porque la aplicación de la ley no exige a encapuchados y anarcos de su aplicación.

Tiempo es que en la Capital del País se terminen las marchas de protesta con resultados destructivos.
A los violentos, todo el peso de la ley. A los manifestantes que exigen sus derechos y respetan la propiedad privada, el apoyo.

¡Basta de anarquismos disfrazados de libertad de expresión!