Vestidos de Astronautas Engañando al Virus

Por Nidia Marín

El 2020 va a quedar inscrito en la historia como el año que vivimos dentro de una burbuja. Así como David Vetter, aquel pequeño con Síndrome de Inmunodeficiencia Combinada Severa, hubo de ser colocado adentro de una burbuja de plástico, lo cual originó en 1976 una película denominada “El Niño de la Burbuja”, hoy millones de personas en México y en el mundo, hasta cierto punto sabemos lo que sintió aquel niñito.

Hoy, como si fuera una película de ciencia ficción, similar a Gravity, Apolo XIII, Misión Rescate o Interestelar, en las calles de la ciudad de México es posible observar a cientos de personas adentro de burbujas plastificadas. Y hay de todo tipo, desde aquellos hombres y mujeres que adquirieron las máscaras de plástico con su respectivo cubrebocas y quienes a falta de recursos económicos cortaron un garrafón de agua electropura y colocaron su cabeza adentro.

Parece un mundo nuevo, donde las personas comunes han tenido que emular a los astronautas. La Nasa había dicho sobre los trajes espaciales que era mucho más que un conjunto de prendas que los astronautas usan en los paseos en el espacio. Es como una nave espacial para una persona porque está totalmente equipado. Se les llama “extravehicular” porque se utiliza fuera del vehículo o de la nave espacial. El traje lo protege de los peligros al circular por el espacio, los resguarda de las diferentes temperaturas, que en el caso de la órbita de la tierra puede llegar a menos 250 grados fahrenheit. Además, contienen oxígeno y agua.

Claro, los que hoy usan en México son más rupestres, pero funcionan para lo que se les requiere: evitar ser contagiados por el enloquecido Covid-19 que está desatado en la Ciudad de México y en la mayoría de la República.

Y no tiene para cuando acabar, por más que las autoridades digan lo contrario, para curiosamente curarse en salud.

Muchos, como yo, teníamos la esperanza que la temporada de lluvias lavara del Covid-19 a las ciudades. Sí, porque hay estudios sobre el virus de la influenza que han demostrado que su transmisión en el aire es sensible a las condiciones climatológicas.

Dicen los científicos que otro estudio reciente sobre la relación entre el clima y la transferencia del virus de la influenza sugiere que la transmisión aumenta en presencia de aire frio y baja humedad.

Sin embargo, investigaciones del Servicio Meteorológico Nacional señalan que al igual que en 2019 el estiaje en este 2020 se prolongará hasta el mes de agosto con el ingreso de la canícula.

También se teme que se reduzca la precipitación pluvial tal y como sucedió el año pasado. En fin, que no será de mucha ayuda, pero eso sí, continuarán los incendios.

Explican los científicos que se deberá prevenir y combatir eficazmente los incendios forestales y reducir las quemas agrícolas. Se sabe que en México el 98% de los incendios son causados por las personas.

En caso de presentarse muy altos niveles de contaminación atmosférica, consideran, se deberán aplicar todas las medidas definidas en los programas de contingencia ambiental atmosférica, con excepción de aquellas que actúen en contra de la sana distancia física entre las personas.

La evidencia científica indica que episodios como el que estamos viviendo, en este caso con virus, pero que pueden ser también con microorganismos o con diversas especies (recordar por ejemplo la proliferación reciente de sargazo en el Caribe), los eventos hidrometeorológicos extremos o la dispersión masiva de contaminantes tóxicos, seguirán sucediendo en el futuro y existen las condiciones para que sean cada vez más graves.

Ellos también precisan que ante problemas ambientales y sanitarios que no respetan fronteras, es imperativo apoyar y difundir la ciencia en nuestro país, así como fortalecer la organización social informada y solidaria.

Dicen los científicos de varias instituciones del país que se deben reforzar las acciones nacionales en el marco de los grandes acuerdos internacionales para el ambiente, el clima, la biodiversidad, el desarrollo con justicia y respeto a los derechos humanos y de otras especies, porque es la mejor forma de aumentar nuestras defensas colectivas frente a la incertidumbre global.

Y nos advierten a quienes habitamos este valle de lágrimas, el Valle de México que, aunque no se han llevado a cabo estudios epidemiológicos sobre el efecto de las situaciones de alta contaminación atmosférica en esta pandemia producida por el SARS-CoV-2, existen algunas investigaciones al respecto sobre virus de la misma familia. Tal es el caso de un estudio realizado en China en donde se encontró que las personas que vivían en ciudades con altos niveles de contaminación, tenían hasta un 84 % de mayor probabilidad de morir por infección por SARS en comparación con las que vivían en ciudades menos contaminadas.

Así que ya sabe a que atenerse, a lo que dicen los científicos o… a la serie de insultos y loqueras que salen de Palacio Nacional.

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