El pánico es el peor enemigo

Por David Marklimo

Se vive una pandemia. Y lo que más ocasiona peligro es justamente eso, la susodicha palabra, que trae adjunto el pánico masivo y desesperado. No se toman buenas decisiones así. Es necesario ocuparse, no preocuparse. Exigir que cada persona, institución y gobierno haga su trabajo como corresponde. Por ello, nos parece importante tener algunas consideraciones:

  • El covid19 es un virus parecido genéticamente a la influenza. Tus anticuerpos pueden ganarle y eliminarlo. El problema es si tienes alguna otra enfermedad (diabetes, neumonía, obesidad) o algún vicio (el cigarillo, por ejemplo) si se puede complicar. Pero, ante todo hay que tener tranquilidad: la tasa actual de supervivencia a este virus es del 96% aproximadamente. No son datos dados a la buena de dios. Son datos de la Univeridad John Hopkins (https://gisanddata.maps.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6)
  • Es importante comprender aquello que nos dice la experiencia reciente en China, Irán y Europa: el COVID-19 se presenta en tres niveles diferentes.
  1. La forma leve, se va a quedar como un resfriado, parecido a la Influenza, una enfermedad autolimitada que va a durar de ocho a diez días, que va a curarse sola, con muy poca ayuda de medicamentos generales. Se ha comprobado que el 81% de las personas infectadas, que tienen menos de 60 años y no tienen problemas de salud, desarrolla este nivel.
  2. En un segundo peldaño, la forma severa del virus puede presentarse en personas menores a 60 años que padecen de alguna condición que le afecte su sistema de defensas, como enfermedades crónicas o mayores a los 60 años. Estos casos van a necesitar de hospitalización, oxígeno y alguna ayuda de los tratamientos que se dan.
  3. En un tercer nivel, los pacientes graves, que han representado sólo el 5% de personas infectadas en el mundo apenas, se desarrolla neumonía, cuya principal manifestación va a ser la dificultad para respirar, lo que se conoce como “sed de aire”, una sensación de que el aire no llega a los pulmones. Eso es un signo temprano de que se está iniciando una neumonía. Este cuadro se ha visto con mayor frecuencia en personas de la tercera edad de entre 70 a 80 años, personas con trastornos cardiovasculares de cualquier tipo, hipertensión arterial, arritmias, insuficiencias cardíacas y otras. Estas personas, incluso van a necesitar el manejo de cuidados intensivos y el apoyo con ventilador mecánico.
  • No hay que ser un celebrado académico de la Universidad Nacional para saber que el número de casos en México se disparará (pues hay un periodo de incubación y otro de contagio). De hecho, en la conferencia de prensa de la UNAM (https://youtu.be/5bV-3nmibYc), se presentaron diversas estimaciones para el país, considerando el tamaño de la población y el indice de la eficiencia del sistema de Salud: para abril se espera un tope de enfermos en México con un mínimo de 800 y un máximo (exagerado y “catastrófico”) de 25 mil.
  • Es natural querer protegerse, pero vaciar los estantes de las tiendas no ayuda: hay que tener entropía, la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. Si se vacían los insumos básicos (la comida, el papel de baño, los tapabocas, el gel, los jabones, los productos derivados del cloro y así) dejamos a parte importante de nuestros vecinos desprotegidos y contribuimos a que el virus se extienda más rápido. Hay que dejar espacio para aquellos que puedan necesitar las cosas. Ya los especialistas han dicho que hay que hacer para protegerse: lavarse las manos cada que se puede, alimentarse bien, estornudar tapándose con el codo y no contribuir con desinformación y paranoia.
  • Ahora bien, no es cierto que el gobierno de AMLO este parado viendo venir el desastre … aunque si es cierto que la propia actuación del Presidente deja mucho que desear. El virus tiene una etapa de incubación y otra de contagio. Ningún país del mundo canceló vuelos ni mandó a los niños a su casa en su etapa de incubación con decenas de casos importados. ¿Y por qué esperarnos? … Principalmente, el país se ha estado preparando con los protocolos de la Organización Mundial de la salud, con la infraestructura sanitaria para los hospitales federales y los de los sistemas estatales. Socialmente, parar un país tiene un costo altísimo. Si tuviéramos que parar el país por decenas de infectados de alguna enfermedad grave o catastrófica (SIDA, tuberculosis, influenza, diabetes), jamás podríamos salir de casa. Hay protocolos perfectamente diseñados que siguen los gobiernos. Los países que ya cerraron sus fronteras o pararon, fue porque llegaron al número de casos requeridos para una fase que requiere esas medidas, no lo hicieron el primer día. En ese sentido, la experiencia de 2009 siempre es un referente y dejó grandes enseñanzas:
  1. Desde el 3 de enero, cuando se informó de los primeros 44 casos de Coronavirus en China, las autoridades sanitarias de México empezaron la preparación de un plan de contingencia ante la eventual expansión de la epidemia. Eso ocasionó una inmediata revisión epidemiológica en todo el país.Ningún otro país del mundo hizo esto.
  2. Derivado de ello, se activó un protocolo de vigilancia a través de estaciones de monitoreo para la influenza, creadas a partir de la epidemia de gripe A. Son hospitales, clínicas y centros de salud donde el personal fue entrenado para detectar posibles casos de Coronavirus.
  3. La información sirve no sólo para medir el nivel de expansión del virus, sino para aislar e iniciar el tratamiento médico a los posibles infectados. A diferencia de hace 11 años ahora cada noche hay una conferencia de prensa para informar las novedades en la epidemia.

Lo que debe entenderse es que las acciones científicas están basadas en datos y en evidencia. Si no se va a hacer con rigor metodológico entonces es una simulación.… y es justamente lo que no deseamos.

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