Nadie se Mueve, en Movimiento

Artículo Invitado

*La Intentona por Descalificar Invitación de las Mujeres

*La Estigmatización Causó una Reacción Adversa

*El Rubro Convertido en eje del Debate Nacional

*Resulta muy Extraña la Posición Presidencial

Por Alejandro Zapata Perogordo

No habíamos visto una convocatoria tan exitosa como la denominada “el nueve nadie se mueve”, algo que comenzó en un colectivo con una idea sencilla se viralizo, quizás el efecto y, seguramente, por esa razón se hizo, fue justo por el momento al ocurrir trágicos acontecimientos que cimbraron la vida nacional, provocando airadas protestas esencialmente por feminicidios cometidos frente a un Estado inerte en el tema.

La intentona por descalificar la invitación por parte del titular del Ejecutivo, lejos de lograr desmotivar al movimiento, le dio una dimensión inusitada, colocando el rubro como eje central del debate nacional.

Estigmatizarlo como proveniente de organizaciones de derecha y, por lo tanto, “fifís”, conservadoras, neoliberales y responsables de todos los males que aquejan al país, ocasiono una reacción adversa adquiriendo mayor fuerza y apoyo. El proceso concientizador sobre la realidad que enfrentan, en virtud de la discriminación que sufren constantemente las mujeres y su esfuerzo por combatirla trascendió y fue más allá de líneas de pensamiento diferentes a las del Presidente, amén de que la lucha se sustenta en derechos humanos y valores universales.

Es de lamentar la postura adoptada por López Obrador, sobre todo en un tema tan sensible, máxime que ese movimiento permite impulsar con mayor vigor la cultura de género y el respeto hacia las mujeres sin distinción alguna, que tanta falta hace en México.

En efecto, la convocatoria abre un espacio de reflexión a la vez que obliga a actuar en consecuencia. La necesidad de ir eliminando barreras sociales en aras de construir la equidad democrática como elemento indispensable para la defensa efectiva de los derechos y libertades fundamentales sin discriminación, debe ser una prioridad de cualquier gobierno.

Si realmente se pretende abonar para tener una sociedad más incluyente y diversa, resulta imprescindible abordar el tema. Por ello, resulta extraña la posición presidencial pues al pronunciarse de esa manera es evidente la intención de fragmentar, confrontar y sobre todo de discriminar al adjudicarles calificativos.

En ese sentido se acerca más la postura presidencial a eludir el tema, que por lo visto le produce molestia a grado tal que arremetió contra el movimiento, en otras palabras, el mensaje es susceptible de interpretarse sectariamente, con clara tendencia de autoritarismo.

Así las cosas, resulta complicado impulsar una cultura social de inclusión y respeto si desde las cupulas del poder se presentan conductas discriminatorias, excluyentes e intolerantes, basado en que todo aquello proveniente de quienes no piensen igual que él debe ser descalificado.

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