Por Jesús Michel Narváez
Si bien el presidente López Obrador se siente orgulloso de encabezar un gobierno en el que se respeta la figura de asilo, los elementos de análisis refutan su posición y, por supuesto la del canciller Marcelo Ebrard, diseñador en el “salvamento” de la vida de Evo Morales.
Me llega un correo –identificado plenamente pero cuyo emisor pide el anonimato- en que 6 puntos derriban los argumentos de AMLO y MEC. Lea usted y después emita su opinión. El mensaje dice:
1) Evo Morales NO sufrió un GOLPE DE ESTADO, él cometió un fraude electoral (al estilo Bartlett se le cayó el sistema por 25 horas), el pueblo no se tragó la mentira de su “triunfo” y se rebeló, pero los militares decidieron NO reprimir al pueblo.
2) Entonces, al quedarse sin medios para reprimir, Evo RENUNCIÓ.
3) Nadie EXILIÓ a Evo Morales, él decidió irse de Bolivia.
4) Todavía ni siquiera se han presentado cargos contra él ya sea por fraude electoral o por delitos de corrupción.
5) Así es que NO SE LE PUEDE LLAMAR REFUGIADO puesto que NO EXISTE una persecución política ni judicial contra él.
6) Y si las investigaciones por fraude electoral y delitos de corrupción contra él, encuentran fundamentos para una acusación de algún fiscal, entonces NO será un REFUGIADO sino un PRÓFUGO DE LA JUSTICIA BOLIVIANA.
¿Ya lo entendieron o saco naranjitas y manzanitas para explicarles con más calma y despacito?
Irrefutables los argumentos. Sin embargo, en México ya se le declaró “huésped distinguido”, se le otorgaron las facilidades para que ofreciera una conferencia de presa –convocada por la Cancillería con apoyo de la coordinación de comunicación social de la Presidencia de la República- y se le autorizó, en uso de las libertades que “se viven en México” a acusar a la OEA de ser “patiño” de Estados Unidos.
Quien me envía el correo electrónico no está equivocado y la invocación del artículo 11 constitucional no se apega a los hechos.
A diferencia de lo que opina el vocero de la UNAM, Néstor Martínez, el texto es apegado a derecho y no tiene nada de discriminatorio por el color de piel, el origen étnico o la profesión que antes de ser presidente y siéndolo desarrollaba Evo Morales: cultivador de hoja de coca.
Son ya varias las publicaciones en diversos países del mundo que hablan del “autogolpe” de Morales ante una situación generada por él buscando mantenerse en el poder violando la constitución y el resultado de la consulta que lo derrotó hace tres meses.
Convertirlo en víctima por su renuncia y por el supuesto golpe de Estado que lo obligó a renunciar, no parece ser buen augurio para las relaciones México-Estados Unidos. Aunque lo niegue Ebrard: la relación está más que tensa. Y Donald Trump no se quedará cruzado de brazos ante lo que es evidente según el texto que le reproduje.
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