Arzobispo pide para que gobernantes actúen con prudencia y justicia

En el marco de las fiestas patrias, Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México invitó a los fieles católicos elevar una súplica por todos los que gobernantes del mundo, para que tomen decisiones con prudencia y en beneficio de sus habitantes.

“Oremos por los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder los destinos de los pueblos, pidamos el don de la prudencia y espíritu de justicia para que hagan el bien”, dijo al presidir la homilía dominical en la Basílica de Guadalupe.

En su discurso litúrgico, el prelado invitó a los creyentes mexicanos a analizar el camino que han tomado en su vida, si se han dedicado a hacer el bien o por el contrario, se han “descarriado y alejado del camino correcto”.

“Pensemos si en lo que hemos hecho en nuestro existir, si vamos de su mano y elegimos el camino de la bondad, del amor, de la esperanza, si con su ayuda afrontamos cualquier adversidad o si nos hemos alejado y hemos caído en las adicciones, en el vandalismo o indigencia plena, si es nuestro caso, acerquémonos a él, porque nos ayudará a regresar a una vida sana”, resaltó.

El cardenal Carlos Aguiar Retes llamó a los mexicanos a defender a la familia puesto que valores como la gratitud y el respeto se desarrollan al interior de ésta.

“Hombres y mujeres aprendemos a decir gracias, casi siempre, en nuestra familia. Desde pequeños, nuestros padres y mayores nos enseñan a agradecer por los favores recibidos tanto a conocidos como a extraños. Igualmente aprendemos la importancia de respetar a los demás, de compartir con los hermanos y los amigos, a respetar los bienes de los otros, a evitar la mentira y dar afecto”.

El prelado reconoció que también en la familia se aprende a sentir el orgullo de ser mexicanos, sobre el amor y la sexualidad.

“Es dentro del seno familiar que aprendemos a respetar a quienes son distintos a nosotros, a acompañar y proteger a los ancianos, a ayudar a los que más lo necesitan. También en ella nos guiaron para conocer y amar a Dios, por eso debemos ensalzarla porque es la principal formadora de valores, de civilidad y fe”.

Es por ello que invitó a la sociedad a defender a la familia y a las instituciones a apoyarla como la célula social más fundamental, sobre todo en su tarea educativa, lo cual implica no sólo reconocer su importancia, sino también proteger su autonomía.