Por Jesús Michel Narváez
Esperar a que el contrario haga mal su chamba y después descontarlo para quitarlo del ring, se vale en peleas de apuestas.
No en la lides políticas. Porque eso demuestra que no tiene nada que hacer frente al campeón y que solamente un golpe de suerte lo llevará a una pírrica victoria.
Valga la comparación por las palabras pronunciadas por el dirigente, que no líder, del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”
Lea usted la declaración: “Los priistas estamos listos para volver a ganar, sobre todo porque la ciudanía, ante su preocupación por los malos resultados del actual Gobierno Federal, está volteando nuevamente hacia nosotros”.
En el PRI tienen la experiencia y por doble derrota. Sus representantes hicieron pésimos gobiernos y la oposición los sacó de Los Pinos y de Palacio Nacional.
No aprendieron las lecciones y siguen sin entender que no entienden cómo acercarse a los ciudadanos.
Desde la cúpula del partido se realizó la mascarada presuntamente democrática para renovar la dirigencia nacional. Cometieron los mismos errores. Decidieron aquellos que sienten ser dueños del instituto.
Y de nueva cuenta la apuesta no es ser un partido atractivo, que convenza, que muestre tener conciencia de lo que el país necesita.
Simplemente espera que se equivoque el de enfrente para llegar al quite.
¿Conoce usted qué ofrta política tiene el PRI para las elecciones concurrentes del próximo año?
Más de lo mismo.
Durante la campaña para el relevo de la dirección, las frases huecas y de siempre, fueron utilizadas para “ganar limpiamente” la elección interna. Una farsa. Fueron los gobernadores los que llevaron la batuta y que todavía conducen la orquesta rumbo al 2021.
Y cometerán los mismos errores: impondrán candidatos a las gubernaturas, las presidencias municipales y las diputaciones locales.
La seguridad de Alito no está en presentar candidatos que convenzan y que no cuenten con historiales negros, sino que los desatinos del gobierno de López Obrador les arroje las boronas del pastel. Ni siquiera una rebanada.
Sin bancadas parlamentarias en el Senado y la Cámara de Diputados que estén unidas en un solo propósito: legislar para beneficio de la población y con gobernadores que no se dejarán doblegar en ningún momento, el dirigente del PRI no tiene respaldo ni proyecto.
Poner todos los huevos en la canasta que recoja los errores del Gobierno federal y sus estatales más las acciones de sus legisladores y sus súper delegados es una apuesta en la que el resultado no será el que espera el campechano.
De pena ajena el planteamiento.
¿Los errores de AMLO llevarán al PRI a Palacio Nacional de nueva cuenta? Sueño guajiro aunque los desaciertos se mulipliquen.
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